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jueves, 19 de septiembre de 2013

Anemia cultural

Ilustración de Catiak




Mi vecino el vampiro está bastante desanimado. Desde hace un tiempo cada vez que salimos a pasear en las noches de verano no deja de quejarse de lo mal que está todo. Me comenta que ya no puede alimentarse como antes, que tiene que rechazar algunos platos porque o están anémicos o apenas tienen sabor. Hoy me hablaba de su cena de ayer, totalmente insípida, decía. Eligió con mucha paciencia a un estudiante de último año de literatura, esperaba conseguir hartarse de buenas lecturas, lo único que encontró fueron faltas de ortografía y muchas lagunas lingüísticas en su flujo sanguíneo. Cada día está más consumido y lo único que hace es renegar de tanta estúpida ley que extermina los sabores de toda la vida. Lo veo muy mal e intento distraerlo de sus cuitas hablando de otros temas, pero por si acaso no le digo que estoy leyendo Drácula.

miércoles, 19 de junio de 2013

Frustración

Imagen de Google



Desde hace un tiempo lo encuentro sentado en la cabecera de mi cama, mirando con autentico interés cada vez que estoy en plena vorágine sexual. Cuando me noto a punto de llegar al bendito orgasmo por mucho que cierre los ojos allí está él, contemplando fijamente y con curiosidad científica cada uno de mis gestos. He intentado hacerle entender que así no hay manera, que me está creando una intensa frustración con su presencia. Alega que ese es su trabajo, protegerme durante todas las horas del día. Me dice que se asusta mucho cuando me oye gemir con tanta intensidad y  que le preocupa que nombre tanto a Dios en esos momentos. Le he explicado que eso son palabras que se dicen sin reflexionar, pero no hay forma, sigue en sus trece, apareciendo. No sé, pero estoy empezando a pensar que me ha tocado un ángel de la guarda pervertido.

jueves, 28 de febrero de 2013

Limpiando dudas

Imagen de Google



Me llamo Juana, Juana Bon y tengo licencia para fregar. Mi trabajo no es de mucho glamour, pero desde que trajino en esta empresa reconozco que me siento más importante. Eso de trabajar en una compañía de hacer películas tiene su punto para presumir con las amigas. Delante de ellas me doy muchos aires, que si he conocido a tal actor, que si me ha dirigido la palabra, que si he estado en su camerino,  todas me miran con envidia. Pero la pura verdad es que cuando llego no hay nadie, solo mucha porquería y desorden. Lo que más me molesta es que hay  manchas de un líquido que cuesta mucho de quitar, no sé, si no supiera que esto es un sitio donde se hace cosas que no son verdad, me mosquearía, es que lo hacen tan bien, pero tan bien, que huele igual que la sangre.
Hoy ha venido la policía a interesarse por mi jefe y me han enseñado la foto de esa actriz tan guapa que dicen en la tele que ha desaparecido. Me han preguntado también si yo la he visto, les he dicho que no, que solo me dedico a lo mío que es tener bien limpio este local. He pensado si debería haberles contado lo de las manchas que he fregado estos días atrás, pero me ha parecido que mejor no. El asunto del trabajo está muy mal y aquí son puntuales a la hora de pagar.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Catalina forever

Imagen de Google



—Buenos días, pequeña,  ¿puedes abrir el bolso…?
—¿Por qué?
—Pues porque esto es una aduana, y debemos revisar todos los bolsos y maletas para que no entren en el país materiales peligrosos. ¿Quieres abrirlo?
—Creo que no, llevo mis juguetes… mi papá es el que lleva las maletas, él se lo enseña todo.
—Vamos a ver… tienes que enseñar el contenido de tu bolsa, como todos los ocupantes del avión.
—Pero es qué… no creo que sea una buena idea señor aduanero.
—¡Mira niña, ahora mismo dejas en la mesa el bolso abierto y me enseñas el interior, no podemos perder más tiempo, la gente se está impacientando!
—¡Vale! Pero tenga cuidado y no la asuste…
—¿Asustar? ¡Ahhhg qué es esto…!
—Se lo he dicho, tenga cuidado y no es esto, es esta… es mi amiga Catalina.
—¡Pero…pero niña… esto es un monstruo, es una bicha! ¡Por Dios, apártala de mí! ¿Dónde está tu padre? ¿Qué haces tú con esta alimaña?
—Mi padre está ahí deshaciendo las maletas para que las vea el señor que es como usted; y Catalina no es una bicha ni ningún monstruo, es una pitón real bebé y es mi amiga…
—¡Amiga! ¡Pero como va a ser tu amiga semejante bicharraco! ¡Niña, esto no se puede pasar, ahora traigo una caja y la metes ahí hasta que decida mi Jefe.
—Yo no voy a meter a Catalina en ninguna caja, no me voy de aquí sin ella. ¡Papiiiiiiiiiiiiii!
—¡Ely, ¿por qué chillas de esa manera?
—¡Me quiere quitar a Catalina…!
—Señor, ¿no sabe usted que no se pueden traer animales exóticos y peligrosos? ¿Usted tenía conocimiento de lo que llevaba su hija en el bolso?
—No, por supuesto que no, creía que había convencido a mi hija para liberarla en el lugar del que venimos. Pero veo que no ha sido así.
—Pues yo tengo que requisarla…
—Hombre, sea usted comprensivo, es Navidad, está muy encariñada con ella, ¿no podría hacer una excepción?, son muy amigas… Además no es peligrosa.
—Mire, yo lo siento, pero este animal no puede pasar por muy amiga que sea de su hija, las leyes son para algo… Nada de animales exóticos y peligrosos…
—Papi yo no me voy sin Cata…
—Ely, cállate por favor…
—Niña, suelta a la bicha, y déjala en la caja…
—¡Qué no, y no, y no… yo de ella no me separo, me quedo con ella…

***

Después de largas horas de discusiones y de utilizar mucha diplomacia, Catalina fue adoptada en el zoo de la ciudad. Su amiga tuvo que ceder a las leyes que les prohibían estar juntas. La visitaba siempre que tenía tiempo libre, hasta el día que tuvo que volver a cambiar de localidad. Meses después, la cuidadora de los ofidios envió una carta muy cariñosa. Comunicaba que Catalina había muerto víctima de una enfermedad desconocida para los veterinarios del lugar.
Ely siempre pensó que murió de tristeza.



martes, 13 de noviembre de 2012

¡Hasta aquí!

Imagen de Google



Primero invadieron los vertederos, después se hicieron fuertes y poco a poco se apropiaron de las casas. El día que una de ellas se acercó, con pasmosa tranquilidad, hasta su plato de sopa,  utilizándolo como si de un estrado se tratara; fue cuando tuvo claro que debía actuar. Ya era suficiente castigo aguantarlas paseándose por todas partes, pero que una cucaracha le expusiera su discurso electoral, fue lo máximo que pudo aguantar. No necesitó más motivos para salir a la calle.