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sábado, 2 de enero de 2016


Retrato de mujer dormida y luna


Man Ray - "Mujer dormida" (Solarización), 1929


Retrato de mujer dormida y luna

                                                                                                     

Con la primera luz en los postigos
te has dormido. También, afuera, en lo alto
de los techos, la luna pareciera
apagarse de a poco, adormecerse.
Qué raro privilegio el de asistir
a ese tránsito, al suave deslizarse
de la vigilia al sueño, al cotidiano
misterio que es una mujer dormida:
allí estás, tan cercana de mis ojos
que te saben; no obstante, tan extraña,
inasible, remota, inalcanzable,
en ese mundo sólo tuyo, plácida
y absorta, solitaria… Así, traslúcida,
ya la luna deriva a otro hemisferio.



P. A.

[02-I-16]

jueves, 31 de diciembre de 2015


Tu nombre
  
                                                                  
 Luminosa mañana, aquí, a la sombra
de las viejas paredes y los viejos
postigos de la casa… Los reflejos
tienen algo marino, que te nombra
―talismán matinal de mi alegría,
tu nombre, siempre vuelve, infinitud
cifrada, caracola, esa quietud
irisada del mar al mediodía
que oscila como un seno adormecido,
dorado, bajo el sol, junto a la arena
y lejos, donde el agua se hace cielo:
así, de mar, remoto, a mi desvelo
diurno llega tu nombre, tu serena
luz a la noche terca en que he vivido.


P. A.

[Villa Dolores, 30/31-XII-15]



sábado, 17 de octubre de 2015

Alejandro Nicotra


Estelas





Estelas

                                                  a Manchita


Esta piedra de cuarzo en el jardín,
sobre lecho de tierra
y alrededores verdes,
                               se parece a la luna
niña de esta mañana.
Y se parece a ti, por su blancura,
en tu noche, bajo ella.


*


La poesía, como el ángel
de Rilke, no distingue
entre vivos y muertos:
                                     así,
aún te habla, en esta noche,
tal como si estuvieras, dormitando,
cerca del fuego.
(Y dice que mi mano, en su verdad,
te acaricia.)



Alejandro Nicotra

domingo, 11 de octubre de 2015

Traduciendo a Esenin en la noche





Traduciendo a Esenin en la noche

Todo parece que conspira
En esta noche: el fuego
Que languidece en el hogar, que muere,
Y esta maldita música nostálgica;

Los recuerdos del viaje
Por las sierras con nieve, de otros viajes;
El vodka y las imágenes que vuelven
De una humosa taberna campestre de Polonia;

Y esta primera estrofa
Del poema de Esenin,
Que he traducido como en sueños, casi
Como si ahora de nuevo lo escribiera:

Me acuerdo, mi querida, yo me acuerdo
de tu pelo, de cómo relucía.
No ha sido al fin tan fácil ni feliz
dejarte, amada mía.

No ha sido fácil, no.
Y hasta los vidrios empañados
Parecen en la noche una metáfora
Del amor, de los años, de esta melancolía.


P. A.
[Villa Dolores, 11-X-15]


sábado, 10 de octubre de 2015

Poetas rusos




Poetas rusos

   (Canción ligera)


Whisky y tabaco,
Gin y tabaco,
Vodka y tabaco,
Leo y traduzco
Tarde en la noche
A mis queridos
Poetas rusos.
Es claro, entonces,
Que moriré
De un enfisema
O una cirrosis,
O de tristeza
Por el destino
De los poetas
Y por la historia
Que es un mal sueño
Que no termina
Al despertar,
Que es ese cuento
Lleno de furia
Y de gemidos
Que cuenta un loco
O algún bufón
Para que ría
Un triste Dios.

Whisky y tabaco,
Gin y tabaco,
Vodka y tabaco,
Cuando me muera
De un enfisema
O una cirrosis,
No habrá un lamento:
Me iré contento
Porque en las noches
Solas de invierno
Leí y traduje
Para deleite
De un Dios sin sueño,
De un Dios absurdo,
A mis queridos,
A mis amados
Poetas rusos.


P. A.

[De Viejas canciones rusas y otros poemas 
(Poesía 2013-2015), inédito]

sábado, 3 de octubre de 2015

Conversación nocturna

(En el aniversario del nacimiento
del poeta Serguiei Esenin)





Conversación nocturna

        con Serguiei Esenin
           (1895-1925)

Hermanito, te pienso en esta noche,
como en otras, друг мой, amigo mío,
de todas estas noches en que te hablo
y te pienso, en tu noche, aquélla, la última,
la noche en que habrás dicho “Basta ya”,
como si yo estuviera en ese cuarto
del hotel “Anglaterre”, como si yo
fuera vos, con la soga entre las manos,
con mi vida pendiente de tus manos,
con tu vida pendiente de las mías,
y te doy la razón: yo haría lo mismo
―aunque, mejor, te salvaría, hermano,
que morirse no es nuevo en esta vida,
pero siempre vivir es cosa nueva.


P. A.
[Córdoba,
03-X-2015]


jueves, 24 de septiembre de 2015

Viejas canciones rusas




Viejas canciones rusas


Si el dolor de esta noche
Fuera tan sólo mío. Tarde, escucho
Viejas canciones rusas, de la época
De la Segunda Guerra, y esa música

Resuena en el silencio de la casa
Como las notas de una marcha fúnebre
Lentísima, y desfila durante horas
Un cortejo de hombres malheridos,

De lisiados, vendados, mutilados,
Que se arrastra en la sombra y en la nieve
De regreso del frente a sus lejanos
Hogares, que tal vez ya están en ruinas.

Aquí es enero y viaja por el cielo
De la ciudad del sur la hermosa luna,
Silenciosa testigo de desgracias
Que casi es imposible imaginar;

Y en su pálida luz por la ventana
Pasa la procesión de lo que ha sido
Como un presagio de lo que vendrá,
Y en la pena del hombre solitario

Bajo la lámpara, también están
Las penurias de ayer y de mañana,
Como el reflejo, vivo y muerto, de una
Póstuma luz entre un millón de estrellas. 


P. A.
Córdoba, enero 2015 


sábado, 12 de septiembre de 2015

Notas al margen del poema
“In memoriam S. E. (1895-1925)”


Esenin en su último sueño
el 28 de diciembre de 1925


Suele decirse que la poesía no debe explicarse. A mi juicio, es cierto y no es cierto. Es cierto, me parece, que ninguna explicación puede sustituir la experiencia estética de la lectura directa del texto, cuya conmoción a menudo proviene de factores ―fónicos, musicales, connotativos, etc.― intraducibles a otras palabras que las mismas del poema (tal vez no se escribiría un verso si se pudiera decir exactamente lo mismo en prosa). No es cierto, me parece, que no se puedan iluminar sentidos de un texto poético ―presentes en el texto―que a veces a otros lectores quizá les resulten oscuros (alusiones históricas o culturales, por ejemplo, como en las notas a la “Commedia” de Dante o las que T. S. Eliot agregó como apéndice a “The Waste Land”), así como analizar diversos aspectos estilísticos que colaboran con el efecto estético del poema. El autor, también suele afirmarse, es la persona menos indicada para comentar su texto. Creo, asimismo, que es cierto y no es cierto. Es cierto que el problema de que el poeta explique su propio poema consiste en que puede interferir en su comentario lo que él quiso decir pero no dijo, amplificando o reduciendo el alcance de las palabras que están en el papel. No es cierto, sin embargo, por razones obvias: nadie mejor que él para saber qué alusiones están presentes en su poema o qué cuestiones técnicas tuvo en cuenta en su composición. En fin, valga lo precedente como introducción al motivo de estas líneas, que es referir unos pocos datos que tal vez sean necesarios para comprender los versos que escribí anoche en memoria de Serguiei Esenin. Me di cuenta ahora de que sin ellos tal vez el poema, no obstante su sencillez, que linda con el ascetismo (el léxico y las rimas del soneto son pobres, reiterados, insistentes), no se entienda del todo. Se me permita la inmodestia de explicarlos, más como experimentación crítica que por el valor que pueda concederle al texto. En primer lugar, debe saberse que en ruso el apellido del poeta lleva acento grave: se pronuncia Esènin (la métrica del primer verso no funcionaría si se lo pronunciara, como es habitual en castellano, con acento esdrújulo). Luego, todos saben, pero no sobra repetirlo, que Serguiei Esenin tuvo una vida breve pero intensa en pasión (en ambos sentidos del término), plena de dolor y de alegría, de amor y desamores, una afición excesiva al alcohol, el paso de la pobreza familiar en el campo a la celebridad como poeta y luego como esposo de la rica  y excéntrica estrella norteamericana Isadora Duncan, así como una problemática relación con la revolución bolchevique (adhirió fervorosamente a ella, pero paulatinamente fue marginado por el régimen comunista, que no veía con buenos ojos la vena campesina, religiosa, juerguista y anárquica de su poesía). Puso fin a sus días a los treinta años, en un hotel de San Petersburgo, ahorcándose. Antes de morir, como no había tinta en su habitación, se abrió las venas para escribir con su sangre en una hoja de papel los últimos versos, dedicados a un amigo poeta, Volf Ehrlich. Aquí, en fin, la traducción de esos versos y, en abrupto descenso, el poema escrito anoche en memoria del querido poeta, cuya poesía me acompaña de la mañana a la noche en estos días.

Adiós, amigo mío, adiós…

Adiós, amigo mío, adiós.
Querido mío, estás aquí, en mi pecho.
La fatal despedida
Promete, en el futuro, nuestro encuentro.

Adiós, amigo mío, adiós: sin un abrazo,
Sin palabras, sin ceño de dolor, sin tristeza―
Que no es nuevo morirse en esta vida,
Ni vivir, desde luego, es cosa nueva.

Serguiei Esenin
(1925)

*

In memoriam S. E.
(1895-1925)

Que no es nuevo morirse en esta vida,
Ni vivir, desde luego, es cosa nueva.
Serguièi Esènin


Hermano Esenin, la verdad, te entiendo:
Tu niñez, tus trabajos, tus dolores,
Tu alegría, tu alcohol, tus desamores,
Que no es nuevo vivir ―y estás muriendo―

Y no es nuevo morir ―y estás muriendo―:
Entiendo el júbilo de tus amores,
Entiendo el éxtasis de tus dolores
Irrestañables, que es morir viviendo.

Te pienso en esta noche allá en tu noche
Solitaria de hotel, después de tanta
Alegría y dolor, amor y muerte,

Y te entiendo en ese último derroche
De tinta roja: pienso hoy en tu suerte
Y es dichoso aquel nudo en mi garganta.

P. A.
Villa Dolores, 12-IX-15

In memoriam S. E. 
(1895-1925)





In memoriam S. E. 
(1895-1925)

Que no es nuevo morirse en esta vida,
Ni vivir, desde luego, es cosa nueva.
Serguièi Esènin



Hermano Esenin, la verdad, te entiendo:
Tu niñez, tus trabajos, tus dolores,
Tu alegría, tu alcohol y tus amores,
Que no es nuevo vivir ―y estás muriendo―

Y no es nuevo morir ―y estás muriendo―:
Entiendo el júbilo de tus amores,
Entiendo el éxtasis de tus dolores
Irrestañables, que es morir viviendo.

Te pienso en esta noche allá en tu noche
Solitaria de hotel, después de tanta
Alegría y dolor, amor y muerte,

Y te entiendo en ese último derroche
De tinta roja: pienso hoy en tu suerte
Y es dichoso aquel nudo en mi garganta.


P. A.

[Villa Dolores, 12-IX-15]

lunes, 31 de agosto de 2015

Carta a los amigos poetas



Carta a los amigos poetas

¿En dónde, dónde están, viejos amigos
De la vida? ¿Por qué tanto silencio?
Pensamos diferente, pareciera,
Sobre lo que es mejor para el país,

Pero esto, ¿es suficiente, mis amigos?
Estoy solo en mi casa, estoy pensando
En ustedes, y afuera pasa el tiempo
Que no vuelve, río abajo, en La Cañada,

Pasa la tarde, se oscurece el cielo,
Y las luces se encienden en las calles
Y en las ventanas, y también en lo alto
Brotan, una tras otra, las estrellas,

Como siempre, y escucho las campanas
De la iglesia vecina, como siempre
Suenan a esta hora, como si llegaran
Desde otra edad, tal vez la eternidad

Vuelta sonido, la inimaginable:
Yo en mi pequeño cuarto y mi pequeño
Instante de existencia, fumo y tomo
Café, ya saben, mis pequeños vicios

De siempre, en fin, que me acompañan
En el silencio y en la soledad
Para pensar, para sentir mejor
Y resistir al sueño y al vacío

Que llama desde el hueco en la ventana:
Y ustedes, mis amigos, ¿dónde están?
¿Qué ha cambiado en todos estos años
Que nos volvimos irreconocibles?

Hasta ayer nos unía la poesía,
Nos unían los días y las noches
En torno de una mesa, conversando
De esto y lo otro, de los hijos

Y los padres, del tiempo, del amor
Y los amores, de un amigo muerto
Y de otro vivo, del dolor y el gozo
De estar aún sobre la tierra y ver

Cómo se abren los brotes en las ramas
Y brotan en la tarde las estrellas
A la hora en que doblan las campanas,
De unos versos queridos ― de la vida,

En fin, y la poesía, nuestra vida:
¿Todo esto se ha perdido para siempre,
Todo esto ya no es más lo que solía
Ser, como entonces, como ayer, amigos?


P. A.
Córdoba, 31-VIII-15