Con ella aprendí a distinguir las lunas:
"Mira, si ves una C es que está en menguante"
Me enseñó los trucos de una buena bechamel, a hacer canelones y trufas de chocolate.
Nos regalaba un mes entero de vacaciones en la playa, allí dónde mi hija descubrió con dos añitos que la Luna también está en el mar:
"¡Mamá, mira, si es la luna de mi casa!"
Me tranquilizaba cuando mi hijo no daba señales de vida. Para él un "ahora vengo" podían suponer dos o tres días de ausencia:
"No te preocupes, no tener noticias es la mejor noticia"
Hizo mía una máxima suya:
"La vida es un bidón"
Me contaba historias antiguas de Sevilla y me bañaba con el azul de su mirada.
Era una Señora, en el más amplio y absoluto sentido de la palabra.
Pienso muchísimo en ella, y la echo de menos, muchísimo.
Varios días antes de irse para siempre, tenía un mensaje suyo en mi contestador:
"Llámame, tengo que hablar contigo. No dejes de hacerlo, llámame"
Pero no la llamé, y llevaré ese mensaje clavado todos los días de mi vida.
Un sitio donde ir poniendo mis pensamientos, sentimientos, mis relatos, ahora que estoy en esa edad que dicen que es la mitad de la vida.
GRACIAS
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A todos los que visitan Mi Rincón, me dejáis vuestros comentarios: ¡¡Gracias!!. No suelo contestar a vuestros comentarios en las entradas, así que quede aquí mi gratitud.
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miércoles, 15 de septiembre de 2010
jueves, 6 de mayo de 2010
Shock
Cuando despertó habían pasado 17 días.
Había adelgazado 5 kilos.
En su pelo asomaba una raíz blanca de varios centímetros.
Se le habían secado las lágrimas.
Su corazón no soportaba más dolor y empezó a enfermar.
Cuando despertó, comprendió que no había sido un mal sueño.
La cruda realidad estaba ahí, golpeándole el alma a cada segundo. Había despertado y ya no quedaban paños calientes.
Una noche de fiesta, una disputa a las puertas de la discoteca, un navajazo certero directo al corazón.
Había adelgazado 5 kilos.
En su pelo asomaba una raíz blanca de varios centímetros.
Se le habían secado las lágrimas.
Su corazón no soportaba más dolor y empezó a enfermar.
Cuando despertó, comprendió que no había sido un mal sueño.
La cruda realidad estaba ahí, golpeándole el alma a cada segundo. Había despertado y ya no quedaban paños calientes.
Una noche de fiesta, una disputa a las puertas de la discoteca, un navajazo certero directo al corazón.
viernes, 19 de marzo de 2010
Duele
Hoy he visto, nuevamente, colinas vestidas de azul. Hoy he vuelto a ver encinas que me hieren. Hoy tengo instalado, nuevamente, el otoño, dentro, profundamente instalado. Hoy te vuelvo a recordar, caminante, a mi lado y duele. Hoy mi corazón no da su consentimiento ni para que un ápice de un nuevo amanecer pueda instalarse en él. Hoy el sol brilla, en todo su esplendor, pero para mí es la noche más amarga.
viernes, 5 de febrero de 2010
Marcas
Nació con el ceño fruncido, todos lo achacaban al sufrimiento del parto, pobre de tanto empujar se le quedó la marca....
Después fue creciendo con el ceño fruncido, se lo achacaron a que no veía bien, así que su madre lo llevó al oculista. Le pusieron gafas, le taparon un ojo, como a los piratas de sus cuentos, algo totalmente icomprensible para su infantil entendedera, pero si veo bien...
En la foto que su madre tenía sobre el taquillón, sí, sí, a la entradita del piso, la foto de bodas de su niño, pues ahí seguía con el ceño fruncido, como si se estuviera arrepintiendo de la boda antes de haberse casado incluso. Demasiado orgullo para echarse atrás....
Cuando envejeció tenía tantas arrugas, tantos canales de años en su cara, que el ceño fruncido ya ni se notaba. Seguía sufriendo; sin ver bien; arrepintiéndose; en un vano intento de superar la vida.
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