Todos conocemos la cruenta
historia de Barba Azul, probablemente
uno de los primeros “serial killer” de la literatura universal. ¿Cómo, no se la
saben? Pues es la historia de una bella doncella que se deja seducir por las
enormes riquezas, joyas, oro, fina porcelana y ricas telas, de un hombre al que
todos temen por la extraña coloración de su barba. No sería la única doncella
que, con las gafas de la codicia, ve belleza donde hay fealdad y bondad allí
donde se macera un alma oscura y tenebrosa. El caso es que nuestra incauta e
interesada heroína llega hasta al altar con su “bello” monstruo. Pasan los días
y todo parece normal hasta que Barba Azul tiene que viajar para tratar asuntos
de negocios no sin antes recomendarle, más bien amenazarla, que no entre, bajo
ningún motivo, a uno de los cuartos de la mansión. La recién casada invita a su
hermana y amigas a pasar unos días con ella, pero no pasa mucho tiempo hasta
que termina vencida por la curiosidad y entra en el cuarto prohibido. El horror
casi la ahoga al ver el sangriento espectáculo que se muestra ante sus ojos:
los cadáveres de las anteriores esposas de Barba Azul.
Como es de esperarse,
cuando regresa el asesino descubre inmediatamente la falta de su joven esposa y
decide que sufra la misma suerte que las anteriores. ¿La matará? ¿Es necesaria
la muerte como único castigo a la ambición de riquezas y la curiosidad de una
joven? Pues tendrán que leer el cuento.
Si bien la historia de Perrault
es sangrienta y descarnada, tanto como otros muchos cuentos recogidos del folklore europeo de
aquella época, el álbum que comento no es particularmente interesante por su
versión narrativa. Lo realmente notorio es el discurso gráfico del álbum
ilustrado. La imágenes son tan o más terribles que la historia que se cuenta.
Están hechas con trazos de fuerte contraste en blanco y negro, todas las
imágenes de las mujeres tienen las bocas abiertas como si estuvieran a punto de
lanzar un grito de ahogada angustia y todos los hombres tienen los ojos
desorbitados como los llevaría un loco en plena crisis psicótica. Barba Azul,
para mayor terror del lector, utiliza un yelmo con la cara de un feroz cerdo
que incrementa el carácter perverso del personaje. Toda la fuerza narrativa, el
clima de miedo y angustia que transmite la historia, es mérito único, en esta
versión, de las ilustraciones.
Solo una recomendación para
aquellos padres que se animen a leerles a sus hijos esta interesante y turbadora producción
editorial, una recomendación de Jean Piaget: “Los niños no se asustan por el
dibujo de monstruos, a no ser que el adulto insista sobre su carácter
perverso”.
Título: Barba Azul
Autor: Charles Perrault (adaptación)
Ilustrador: Christoph Wischniowski
Editorial: FCE
Precio: 35 soles.
Edad referencial: De 6 años para arriba.
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