Como Wolverton, Lucho Olivera es uno de esos dibujantes que se movieron en las márgenes respecto de sus contemporáneos. Para quien mucho no lo siguió, como es mi caso, le queda el rcuerdo de esas caras llenas de gotitas, un recurso, una invención propia, la de alguien que no podía, no alcanzaba a ser uno mas de los dibujantes promedio de la editorial Columba. Y como Wolverton, no estaba dispuesto a aceptar que había que dibujar de deteminada manera. Seguramente no fué el más virtuoso, ni el más exquisito dibujante de Columba, pero si fué el más personal.
Este material salió publicado en la revista Sancho año 1, número 1, de 1975, una especie de Satiricón b, que no duró demasiado pero que traía algunas cosas muy lindas ( Roberto Páez, un joven Sanyú, Serguei, un reportaje conjunto a Breccia y Mordillo).
Invito a quienes lo conocieron ( las reuniones de Suélteme lo tuvieron como ocasional parroquiano, los amigos de la Lule le Lele fueron sus ayudantes) a que cuenten sus aventuras con el gran Lucho.