Mañana miercoles 3 de mayo golpeará con fuerza inusitada la cartelera porteña la cinta "Ánima Buenos Aires", un largometraje de animación que ha concebido María Verónica Ramírez tomando a nuestra ciudad como tema y que cuenta con cuatro segmentos diferenciados (dirigidos respectivamente por los Hnos. Faivre, Jaurégui, Nine, Caloi y Ramírez).
Tuve oportunidad de visitar el estudio donde se realizó el corto de Carlos Nine. Allí trabajaron Lucas y Santiago Nine, Juan Sáenz Valiente, Silvia Nanni, Vladimiro Merino, Cecilia Gandolfo y Rodrigo Moreno en una tarea poco sencilla: animar a uno de los mas grandes dibujantes del mundo. Veamos cómo lo hicieron en la voz del director de la animación, Lucas Nine.
"Llevamos hechos unos ochenta mil dibujos, calculo. Pensá que estamos animando a la manera tradicional dibujos pasados a pluma en el estilo de Carlos Nine (que ha dejado de ser inimitable).
Nuestro corto dura unos quince minutos, y en un segundo tenemos un promedio de doce dibujos, sin contar con las distintas capas de animación, fondos, etc. Pero, por lo general, una animación aprobada sale tras un montón de pruebas y bocetos.
Armamos un equipo de trabajo principalmente con buenos dibujantes, gente con una base sólida de dibujo y capaces de entender como funciona el estilo de Carlos. No nos apoyamos demasiado en animadores profesionales (con una sola excepción) porque suelen estar demasiado pegados a un puñado de estilos predeterminados y temiamos que esa base estilistica se infiltrara un poco en la película. Este experimento nos podría haber salido como el culo, por supuesto, pero en la práctica funcionó bastante bien."
La estructura fue mas o menos la siguiente: Carlos escribió un resumen a partir de una historeta suya llamada "Bu-Bu” (aparecida originalmente en la vieja Fierro con el título de ”Recordando con Ira”).
Sobre ese resumen, escribí un guión (que Carlos terminó de pulir) y dibujé un storyboard."
"Aprobadas estas cosas, el equipo formado por Juan, Santiago, Vladimiro y yo empezamos con la producción en el taller de Saénz Valiente. Cada tanto, asistíamos con el material terminado a reuniones en el taller de Carlos, en donde el Maestro impartía sugerencias, corregía visiones erradas, aplaudía determinada animación o bajaba el pulgar sobre otra. Todo esto con su habitual presencia de ánimo.
En ese taller es donde también Santiago realizaba -y realiza- la edición final de la película, tarea para la que logró desdoblarse en dos personas (no olvidemos que por ese entonces también estaba animando dibujos en el taller de Juan; nunca entendimos como lo hizo).
Silvia Nanni asistía a estas reuniones, pero luego trabajaba en su propio taller.
Luego de estas charlas (y casi siempre a partir de diseños y layouts de Carlos), yo organizaba y dirigía la animación en el taller de Juan."
"Una cuestión importante era decidir quién podía animar qué cosa, porque todos en nuestro equipo tenían talentos bastante particulares. Por ejemplo, Juan Saenz Valiente no es un animador profesional, pero tiene una base de dibujo y de animación de una solidez contundente: animó mas de un cortometraje y escribió junto a Rodolfo, su padre, un manual sobre la técnica. En cambio, Vladimiro Merino nunca había animado nada antes, pero (aparte de ser otro artista del carajo) entendía perfectamente la mecánica de los dibujos de Carlos y podía reproducir su pasado a tinta con una eficacia diabólica. También él terminó haciendo unas animaciones impresionantes (con lo que se demuestra que si uno sabe dibujar bien, el resto resulta un poco mas fácil).
Santiago es un dibujante hiper racional y constructivista y sus talentos fueron indispensables para animar complejas escenas de masas o perspectivas animadas en las que el resto hubiese fracasado miserablemente. Y Silvia Nanni es una animadora profesional que maneja admirablemente el timing y los recursos mas típicos de su oficio (Santiago y Silvia son las dos únicas personas en esta producción que vienen de la animación profesional)."
"Así que todos metimos mano en el trabajo de todos (de una manera controlada, claro). Por ejemplo, Carlos dibujó layouts y retocó detalles finales en varias secuencias. Juan y yo rearmamos el timing de algunas escenas de Vladimiro. Y él a su vez pasó a tinta varias escenas animadas por Juan y Silvia (En general, Carlos, Vladimiro y yo nos ocupamos de la tinta final).
Así que el animador variaba de acuerdo al espiritu de lo que debía ser animado, del grado de complejidad que debía tener el dibujo o la animación y su timing, del tipo de pasado a tinta que debía hacerse o el tipo de humor que buscábamos para el gag."