Después del resacón y de la muerte cerebral de algunas de mis neuronas, vuelvo por estos lares, con la escopeta cargada...
Hoy le voy a dar un repasito al tema de los moviles, que tanto me sacan de quicio...y es que veo un móvil delante mía y se me cambia el careto ¡que coñazo!...quedas con alguien para tomar un cafe y allí está, encima de la mesa junto al cenicero, el paquete de tabaco y las tazas y justamente en el momento mejor de la conversación ¡mensajito! ¡ya empezamos!....vale no pasa nada, a las dos minutos, otro sobresalto ¡mensajito!...vale no pasa nada y al momento llamada....la persona que esta contigo no puede hablar sentada allí, se va a unos 25 metros de donde tu estas y ahí te quedas ¡solo! pues por lo menos un cuarto de hora se va a llevar hablando y tú ¡lo sabes! y piensas ¿que es lo que estan hablando, que tan importante es para que se tenga que ir tan lejos? ¡ah yaaa! ¡tráfico de uranio empobrecido!....
Al rato vuelve ¡perdona! ¡esperaba esta llamada! ¿por donde ibamos? por lo de el aumento de sueldo que te iban a dar ¡ah sí, pues eso!....a los 5 minutos otra llamada, mismo plan (se va al mismo sitio a 25 metros) y ya empiezas a perder la paciencia, por qué sabes que esta llamada va a tardar más... así que te armas de valor y tocas bulerías con el servilletero o la tapa de la mesa, después de haber tocado todos los palos del flamenco, te decides a coger el servilletero y hacer origamis con las servilletas...cuando has acabado con las servilletas y tienes la mesa llena de figuritas, pides otro servilletero, tes sacas un bolígrafo y empiezas a poner tu nombre y hacer firmas en estas nuevas servilletas, para practicar para cuando tengas que extender futuros cheques...despues vas a comprar tabaco, por que el paquete de tabaco que tenías te lo has fumado entero y ya empiezas a entender, que no era tráfico de uranio empobrecido, que lo que hace tu compañer@ del móvil es invertir en bolsa........y ya después de tres cuartos de hora, cuando se acaba la conversación y el sujet@ vuelve te pregunta ¡por donde ibamos! y con un rebote de mil pares de narices le contestas ¡estabamos hablando algo de los cuernos de tu padre!...