1. Conversación del siglo V:
-Se dice que la seda es tejida por insectos y que no crece en los árboles
-¡Supongo entonces que los diamantes se empollan en huevos!!No prestes oídos a una mentira tan evidente!
-Pero es indudable que habrá muchas maravillas en tierras lejanas.
-Precisamente, esa ansia de lo anormal por parte de los crédulos es lo que produce esas fantasías disparatadas.
-Si. Presumo que, si se piensa en ello, resulta evidente... que todas esas cosas están muy bien para Oriente. Pero jamás podrían echar raíces en nuestra sociedad lógica y civilizada.
2. En el siglo VI:
-Ha llegado de Oriente un hombre que trae pequeñas larvas vivas.
-Algún charlatán, sin duda. Supongo que dirá que esas larvas curan el dolor de muelas.
-No; algo más divertido. Dice que pueden «tejer seda», que las ha llevado, con enormes sufrimientos, de una corte a la otra y que las ha obtenido con riesgo de su propia vida.
Ese individuo pretende simplemente explotar una superstición, que ya era vieja en el tiempo de mi bisabuelo.
-¿Qué debemos hacer con él, mi señor?
-Arroja al fuego sus larvas infernales y castígalo sin piedad, hasta que se retracte. Esos individuos son sorprendentemente audaces. Es necesario demostrarles que aquí no todos somos paisanos ignorantes, prontos a escuchar a cualquier vagabundo que venga de Oriente.
3. En el siglo XX:
-¿Dices que en Oriente hay algo que nosotros aún no hemos descubierto aquí, en Occidente? Todos vienen diciéndolo desde hace miles de años. Pero en este siglo estamos dispuestos a probar cualquier cosa. Nuestras mentes no están cerradas. Hazme ahora una demostración. Dispones de 15 minutos hasta que atienda al que te sigue. Si prefieres explicarlo por escrito, aquí tienes media hoja de papel.
El monasterio mágico
Shah Idries