El miedo es una emoción heredada del reino animal. Todos nacemos con ella, su función adaptativa es la de protegernos o proteger lo que amamos ante estímulos que percibimos como peligrosos, siendo en este sentido beneficioso tanto para la supervivencia del individuo como para la de la especie.
Fuimos creciendo y el miedo se transformó en una emoción compleja que se entrelaza con la educación, los modelos, la cultura, etc., y que puede funcionar como obstáculo en el camino hacia nuestros objetivos.
¿A qué tenemos miedo? a fracasar, a las pérdidas, a equivocarnos, a las alturas, a volar, a no ser queridos, a emprender algo nuevo, a obtener un resultado diferente al imaginado, a formar una pareja, al futuro, a la vida, al éxito, a la muerte…
Preguntémonos: ¿cuántas veces durante nuestra existencia hemos sentido miedo y hemos dejado de hacer cosas que podían ser importantes o trascendentes? ¿Qué precio hemos pagado por ello? ¿Cómo nos sentimos al comprobar que nos quedamos parados en la inacción? Pero gracias a la naturaleza dual de la cosas, muy probablemente también recordemos otras situaciones, aquellas que enfrentamos a pesar de nuestros miedos. ¿Cómo nos sentimos frente a esas otras experiencias? ¿Qué crédito nos dejaron? ¿Qué otras emociones asociadas aparecieron? ¿Cuál fue el impacto que tuvieron en nuestro crecimiento y en nuestra transformación personal?
Si el miedo nos tomó presos y se apoderó de nosotros es porque previamente uno o varios pensamientos negativos se instalaron y dan vueltas una y otra vez por nuestra mente. Lo importante es que somos dueños de nuestra mente y que entre todas las categorías de pensamiento podemos generar voluntariamente pensamientos funcionales que nos guíen hacia el movimiento y la acción.
Tomando conciencia del miedo, reconociéndolo, aceptándolo y abrazándolo como un mensajero aliado, podremos continuar con el paso siguiente: afrontar la realidad, canalizar ese miedo en acciones concretas que nos llevarán por el camino acertado, al lugar elegido, aún corriendo algunos riesgos.
El desafío: atravesar los miedos para transformarlos en experiencias positivas de vida.
Mónica Lorenzo