Nos citamos en una tormenta de Brassens,
e hicimos un monumento a su mauvaise réputation.
Yo era el Rocamadour de Cortázar,
ella pintó mi decadencia.
Voltaire desayunaba a nuestro lado.
Mientras, en un Sena de Monet se fundía la nieve.
En la ciudad que regaló la de la Libertad.