Eran las seis de la mañana cuando le dimos (Javi y yo) un toque a Pedro para que bajara de su casa. Ya estabamos los tres, y entre risas y charlas que llevabamos atrasadas nos plantamos en las 7.30h desayunado una tostadita con su cafelito, no muy bueno por cierto y que nos hizo temer una mala pasada teniendo el vadeador puesto. Habiendo repuesto fuerzas y el estómago en su sitio (parece que nos no sentó tan mal el café) emprendimos el viaje hasta riofrio. Llegamos a la plaza del pueblo, buscamos al guarda y con los nervios en el estómago como cuando eras un nene esperando el regalo de reyes empezamos a "enchufarnos" los trajes de agua y preparando "arreos".
A escasos cincuenta metros teniamos el acceso a la orilla del rio, ¡me podían las ganas!, estaba loco por meterme en el agua y empezar a pescar. El paraje era fascinante, totalmente distinto a lo que estamos acostumbrados, el único acceso a todos los rincones es estando dentro del agua. Un agua cristalina, poco profunda y con mucha corriente, muchisima vegetación en su ribera, las hojas amarillas de los arboles navegando por el cauce no dejaban duda de la estación en la que nos encontramos.
Poco tardó Pedro en conseguir su primera trucha con una ninfa ahogada y con un buldó. ¡Ya insistió el día que fuimos a comprar el material en que compraramos moscas, ya!.
Poco despúes, en una poza a veinte metros de mí rio abajo estaba Javi, con su cucharilla "tunning", y es que llevaba un gusano morado que era una verdadera maravilla, y así lo hizo notar y en breve sacó su primer trofeo.
Yo estaba inmerso en mi paseo por el rio, fusionandome con él, escuchando el ruido de la corriente del agua y dejandome arrastar por ella, a la vez que mi ninfa iba navegando bajo el timón de mi caña en busca de algúna trucha con ganas de comer.
Algunas me encontré en mi camino pero ellas estaban a lo suyo y ni mi ninfa ni yo les parecimos buen adversario por lo que no nos hicieron mucho caso. Despues de ver que a Javi no le iba nada mal con cucharilla decidí cambiar y probar. Tres lances tardó la primera en caer, ¡je je!, que lucha más bonita y que trabajo costó sacarla en tan solo 20cm de profundidad.
Y por ser la primera no le saqué una foto sino que le hice un video de su suelta...
Me fuí donde Pedro y el también estaba cambiando su ninfa por una cucharilla, y nos pusimos los dos a la limón con seis o siete truchas que había escondidas debajo de la maleza, cuando de repente noto una picada bastante mayor que la anterior, ¡Pedro, Pedro que esta es grande! ¡que tirones! la bobina no daba a basto y cuando conseguimos verla nos impresionó lo grande que era, podía medir unos 50cm. Una vez en tierra y asegurada la captura intenté quitarle el anzuelo y la verdad es que no me lo puso nada facil, le dí a Perico la cámara todavía con el tembleque y cometí un fallo de principiante... La trucha estaba llena de barro y me dije: voy a enjuagarla para la foto y... ¡noooooooo!, se escapó, lógicamente. Pero bueno hay queda el lance y un testigo, ¡eh Pedrito!.
Claro que la angustia ahí queda y volví a intentarlo, iluso de mí al pensar que la iba a angañar otra vez, no hize muchos lances cuando otra hermosa trucha quiso poner a prueba mi equipo y mi pulso, pero esta vez me preocupe bastante de no perder.
Y poco a poco, y entre parada y parada, se fueron sucediendo las capturas y fue corriendo el reloj. Ya eran las doce de la mañana cuando me encontraba yo solo en una poza donde Javi me habia comentado haber visto un buen "bicho", y allí que me planté erre que erre hasta que por fin lo ví, bueno y sentí, proque acaba de probar la cucharilla que estaba usando, el corazón me dió un vuelco, era quizas más grande que la que cogí por la mañana.
Una llamada al movil hizo que la batalla la ganara el pez, y es que la llamada era para el toque de queda. Había que salir de vuelta para Córdoba por cuestiones que no vienen al caso.
En conclusión, me fuí de Riofrio con un amargor que nada tenía que ver con la pesca, pero analizando la jornada se me plantean varias cuestiones:
Lo primero que me llama la atención es una foto en la caseta del guarda con un "tendedro de truchas". De acuerdo que la foto data de hace 40años, pero ¿mostrarla en la caseta del guarda?. Lo segundo es el pensar cuanto tiempo puede durar una trucha en este coto, de 4km y 15 permisos diarios, y 8 capturas por permiso. Otra cosa que me llamó la atención es la forma de repoblar: cogen las truchas de la piscifactoría con una cubeta, las montan en la furgoneta y desde el camino ( a unos 2mts. de altura) las tiran como si fuesen...
Quiero aclarar de nuevo que es la primera vez que vamos a por truchas y por supuesto nunca hemos estado en un intensivo, por lo que no sabemos como son los demás.
ESTA ENTRADA ESTÁ DEDICADA A MI AMIGO Y HERMANO JAVI.
3 comentarios:
Hola Manuel, estupenda jornada la que os habéis marcado! y el relato muy currado.
No os decepcionéis con aquel coto,pues los intensivos es lo que tienen; no dejan de ser negocios y como tales, van buscando su rentabilidad, aunque aún queda alguno que otro bien gestionado.
Bueno, pues que espero que sigáis contándonos vuestras salidas de pesca y a ver si algún día nos vemos por el embalse.
Saludos
no se puede definir mejor lo que acontecio aquel dia en rio frio;fue una jornada corta pero intensa;uno de los mejores dia de pesca;habra que repetirlo;gracias por tu dedicatoria......hermano
hasta la proxima batalla pesquera
No dejéis de visitar Riofrioalnatural.blogspot.com
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