¡Hola!
¿Conoces ya AFTER? ¿Sabes quién es y cómo conocí ha HARDIN? ¿Cómo crees que han sido nuestros primeros encuentros?
Os propongo que opinéis cómo creéis que va a acabar nuestra historia a partir de las primeras conversaciones que hemos tenido y que comparto más abajo. O, simplemente, me gustaría que me dijerais qué pensaríais si una persona a la que estás conociendo te tratara como me trataba Hardin a mí al principio (leer citas).
Esa sensación de que no quieres volver a verlo, pero no sabes cómo lo haces que te lo encuentras a cada momento. O cuando le miras de refilón, sintiéndote fatal porque sabes que no deberías estar haciendo eso, pero tampoco puedes evitarlo…
Aquí te dejo algunas de las situaciones que yo viví con Hardin:
¿Estás bien? —pregunta.
Asiento, aunque tengo náuseas—. ¿Por qué no descansas aquí unos minutos y luego vas a la parada del autobús?
Y sí, voy a quedarme aquí a hacerte de niñera. Estás borracha por primera vez en tu vida, y tienes la costumbre de tocar mis cosas cuando no estoy presente.
— ¿Sabe el señor Perfecto que estás en una fiesta otra vez?
— ¿El señor Perfecto?—lo miro de nuevo. No lo entiendo.
—Tu novio. Menudo pringado.
—No hables así de él. Él es... es... majo —tartamudeo. Hardin se ríe, y yo me levanto. No conoce a Noah en absoluto—. Ya quisieras tú ser tan majo como él—le espeto con aspereza.
— ¿Majo? ¿Es ésa la primera palabra que te viene a la cabeza al hablar de tu novio? Majo es el eufemismo que utilizas para no llamarlo aburrido.
—No lo conoces.
—Ya, pero sé que es aburrido. Salta a la vista, con esa chaqueta de punto y esos mocasines...
—No llores, Tess—susurra Hardin.
Y lo curioso del caso es que no me había dado cuenta de que lo estaba haciendo. Él levanta la mano y casi me aparto de un modo reflejo, pero entonces la yema de su pulgar atrapa la lágrima que rueda por mi mejilla. Separo los labios, sorprendida ante la ternura de su gesto.
« ¿Quién es este chico y dónde está el Hardin grosero y mordaz?» Levanto la vista para ver sus ojos verdes y observo cómo se le dilatan las pupilas.
—No me había dado cuenta de lo grises que son tus ojos—dice en un tono tan leve que tengo que acercarme para oírlo.
—Créeme, yo tampoco quiero que nadie se entere de esto —me espeta—. Deja de hablar de ello. Nunca he sido otra persona. No vayas a pensar que porque me has besado, básicamente en contra de mi voluntad, ahora tenemos alguna especie de vínculo.
— ¿Dónde estabas? —pregunta tranquilamente—. He estado dando vueltas con el coche intentando encontrarte durante casi dos horas. Es que no me parece buena idea que andes por ahí de noche, sola.
—Tess, yo... No sé lo que estoy haciendo. Tú me besaste primero, ¿no es así?—me recuerda de nuevo.
—Sí..., estaba borracha, ¿recuerdas? Y tú me besaste primero ayer.
—Sí..., y tú no me detuviste. —Hace una pausa—. Debe de ser agotador— dice.
« ¿Cómo?»
— ¿El qué?
—Fingir que no me deseas, cuando ambos sabemos que sí lo haces
—añade, y da un paso hacia mí.
— ¿Qué? Yo no te deseo, Hardin. Tengo novio. —Las palabras brotan de mi boca demasiado rápido, suenan totalmente ridículas y lo hacen sonreír.
—Un novio con el que te aburres. Admítelo, Tess. No me lo digas si no quieres, pero admítelo para ti misma. Te aburres con él. —Baja la voz y la ralentiza hasta alcanzar un ritmo sensual—. ¿Alguna vez te ha hecho sentir como te hago sentir yo?
— ¿Qué?... Por supuesto que sí—miento.
—No..., no es verdad. Es obvio que nunca te han tocado... que nunca te han tocado de verdad.
Sus palabras reavivan un fuego ahora familiar que me recorre todo el cuerpo.
—Eso no es asunto tuyo—digo, y retrocedo.
Cuando lo hago, él avanza tres pasos hacia mí.
—No tienes ni idea de lo bien que puedo hacerte sentir —dice, y sofoco un grito.
— ¿Podemos decidir ya si vamos a mantenernos alejados el uno del otro o a ser amigos? No quiero seguir peleándome contigo—suspiro.
Hardin se acerca un poco a mí e inspira hondo antes de hablar.
—Yo no quiero mantenerme alejado de ti—dice.