mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

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martes, 9 de abril de 2013

POSTRE TIPO PEÑASANTA


Muchos días sin apenas ponerme al ordenador, sin visitar vuestras cocinas y desatendiendo por completo la mía... Seguramente la culpa la tenga este 'aborrecible' tiempo que nos toca vivir estos meses. Las gripes y los constipados están de fiesta y decidieron hacernos una visita.Y se quedaron, vaya si se quedaron... Aún estoy, como decimos por aquí, `a media vela´, pero hoy me siento con ganas de publicar un postre de lo más sencillo y del que me dí cuenta de que aún no estaba en el blog.

Basado en el clásico Peñasanta (postre popular en diversas localidades de Asturias ), os dejo un cierre de comida muy fácil y apañado. Lo mismo sirve para los días calurosos del verano que para las estaciones más frías. El original lleva helado mantecado o de tres sabores, sobre el que se suele poner almendra molida y tostada.También se acostumbra regarlo, al servir, con algún licor, que se flambea o no, dependiendo del gusto y de los comensales.

  Yo os dejo un básico, después, cuanto más dejéis volar la imaginación, mejor. A ver si os gusta.

Y esta buena moza que veis es nuestra tía Gloria, que el pasado día 1 de abril cumplió 100 lúcidos años...  Promete venir a casa y hacer alguna llambionada de las suyas. Una más que buena repostera y aún mucho mejor persona. Salud, querida tía.


Un texto de A. G. Ovies, publicado en La Nueva España:



Cuando llega este tiempo de falsa primavera y un petirrojo viene cada mañana a verme, cuando brotan de pronto los árboles del parque y marzo apunta ya con sus balas de savia y es invierno pero hay una brisa muy nueva y una limpia tristeza en la luz muy reciente, la vida espolvorea aromas entrañables, colores muy cercanos, instantes como sed que mana y apetece y se escuchan recreos con gritos de los niños y se llenan los bancos de amor adolescente.

Cuando rompe el calor sus urnas y se expande, recuerdo emocionantes incursiones campestres: los prados comenzaban a poblarse de mayas y de eléboros y nos gustaba mucho echarnos a rodar, por más que nos reñían por mancharnos la ropa con el jugo del verde. Nos gustaba buscar los grillos prematuros y brillantes insectos y descubrir toperas por entre el tierno césped. Y adivinar en dónde anidarían las pegas y dónde esconderían las gatas sus camadas, en qué hueco del muro o en qué sebe. Nos gustaba encontrar camisas de culebras, charcos con renacuajos nerviosos y tritones; y plantas diminutas de las fresas silvestres.

Cuando veo los narcisos en las veredas húmedas y escucho el discurrir de alguna fuente. Cuando por los caminos las prímulas motean el paisaje con su dorado joven y raudas lagartijas escapan de mis pies y el aire duele, me acerco a los lejanos dominios de mí mismo, a las surcadas rutas imposibles, a queridos espacios de espinos y bardales, higueras y laureles. Me asomo a las afueras de lo que soy ahora y corro cuesta abajo con los brazos abiertos, persigo una cometa con forma de serpiente. O bajo hasta la mar y atrapo por las pozas diminutas quisquillas, conchas muy desgastadas, esqueletos de peces.

Cuando arriba el buen tiempo y observo el cielo nítido y las tardes son lentas y radiantes y enrojece con más calma el poniente. Cuando los pueblos huelen a merienda de madre y al jabón de la ropa y padre que regresa con cansancio a la espalda y el horizonte acopia el soplo del nordeste, son más míos que nunca el canto de los gallos, las gaviotas, las olas, y el tallo del silencio y sus esquejes. Me pertenecen menos las cosas de este mundo, pero soy más un poco aquello de otras veces: soy un coleccionista de materias muy frágiles, un cazador furtivo de imágenes endebles.

viernes, 1 de febrero de 2013

BISCUIT DE MARAÑUELA, PARA EL SANTO CRISTO DEL SOCORRO

Cuenta la historia que en el desarrollo de una tremenda galerna, los marineros imploraron al Cristo del Socorro y milagrosamente llegaron a puerto. Desde entonces, permanece en el pueblo la llama de la fe e ilumina a los devotos, como la hoguera antiquísima que guiaba a los marinos, desde la costa. Entorno a ella, los cantos esperanzados de la danza prima. 


Hoy es el día primero de las Fiestas en honor al Santísimo Cristo del Socorro, patrono de todos los marineros de nuestro concejo. Desde este pequeño espacio quiero desear a todos los gozoniegos unas fiestas estupendas y que todo el esfuerzo que realizan unos jóvenes, volcados en recuperar las costumbres del pasado, se vea recompensado con la participación masiva en los actos por ellos organizados. Me refiero a la asociación `LUANCO RECUPERACIÓN DE TRADICIONES´. Ojalá sigáis con ilusión muchos años, me merece mucho respeto vuestro trabajo.

Y mi granito de arena, para rendir homenaje al Cristo es un dulce un tanto novedoso, pero que tiene todo el sabor de los dulces típicos de Gozón y Carreño: las marañuelas. Fue en un curso en la Escuela de Hostelería, impartido por Agustín Rodriguez Roces (Guti para nosotros) donde nos sorprendimos con el estupendo sabor de este biscuit. Está delicioso. Una mezcla perfecta para un resultado explosivo. Os aseguro que es para tenerlo en cuenta. Se prepara enseguida y tanto tomado solo, como acompañado de una macedonia de frutas o un flan, se convierte en un postre de lujo, para rematar el festín propìo de estos días: unos buenos platos marineros. Os dejo el enlace de alguno, porque este año lo haré el domingo:Pote marinero de merluza y almejas, Plato marinero de a diario, Sargu con patatas, Calderada sencilla de pescado, Langostinos con verduras. Por poneros algunos platos de pescados.
Espero que os guste y dejo unos versos, tomados al azar, del pregón que leyó en el año 2001 Aurelio González Ovies, con motivo de estas fiestas:
Imagen de la página: `Luanco recuperación de tradiciones´
...Amigos, qué dulce es la voz del pueblo cuando envejece,
qué sonora es su boca cuando nos habla,
qué magia guardan sus letras y refraneros,
qué grandes son leyendas y tesoros,
qué hermosa es la fe en las cosas si no se pierde.
Amigos, cuanto más lejos ando de mí mismo,
más amo este paisaje que no se iguala a nada,
más me gusta mirar la luz de los torofos,
más siento estas mareas como carne del cuerpo,
más me inunda el orbayu cayendo perezoso,
más me lleno de brisa
cuando nombran el nombre del concejo...
Imagen de la página: ´Luanco recuperación de tradiciones'. 
Luanquinos, gozoniegos, derivamos del gozo,
por eso abrimos tanto las puertas de los brazos,
por eso limitamos con el azul inmenso.
Nos quedan todavía la mar profunda y ancha,
y botes vigilando el vaivén de los viveros
y nasas apiladas en los muelles más solos
y mujeres que bordan con los hilos del agua
dibujos de la vida al pie del tentemozo
con blancura de novia enganchada al mallero:
y hombres que de tanto escrutar a lontananza
ya llevan en los ojos el gesto de los faros,
ya miran con la fuerza de un nudo marinero...
`Vale más un marinero
con los calzones de lona
que catorce señoritos
con pantalón a la moda´

http://www.youtube.com/watch?v=156rslVKKmA.(Una muestra de nuestros cantos de bares)

martes, 19 de junio de 2012

PLATO MARINERO DE A DIARIO y helados de Eva

La mar en el plato.
Este plato le encantaba a nuestra madre. Siempre fue muy amiga del pescado, por eso si lo podía tener todos  los días, mejor. Mi padre, después de su trabajo y los días de fiesta o fin de semana, se pasaba horas y horas en los pedreos de la zona y llenaba los congeladores con ricos -y entonces abundantes- pescados de roca. Además, muchas noches solían ir él y Angelín, un vecino, o nuestro primo Toño, a pescar congrios.(También Pepe el Gallego y Sergio, que en paz descansen los dos). Y traían ejemplares dignos de ser fotografiados, en una ocasión atraparon uno que pesaba más de 25 kilos (guarda mi padre la foto como oro en paño). Mamá lo preparaba de diferentes maneras y no desperdiciaba nada, con las colas hacía caldos para sopas, potes y arroces y,  la cabeza,  así, cómo hoy publico. Cuando se está haciendo, el olor es delicioso, nada tiene que envidiar a cualquier otra caldereta. Los marineros a los que les gusta el pescado suelen decir que la parte de la cabeza es la más sabrosa, y es verdad. Ahora quien trae el pescado a casa es nuestro hermano pequeño, que heredó su amor a la mar y al arte de la pesca.

Espero que os guste.