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martes, marzo 08, 2005

Gamera: Resurrección y Consagración (1995-1999)


Como ya hemos dicho en la conclusión del primero de estos dos post dedicados a Gamera, la Daiei decidió a mediados de los 90 relanzar al quelonio en una nueva película siguiendo, una vez más, el ejemplo de la Toho, que había hecho lo mismo en 1985 con Godzilla. Se iniciaba así una segunda serie de películas de la tortuga en la que toda la continuidad anterior es borrada de un plumazo. Si en el relanzamiento de Godzilla se tuvo solo en cuenta el film original de 1954, en el relanzamiento de Gamera todas sus películas, incluso la original, fueron dadas de lado. Borrón y cuenta nueva hasta las últimas consecuencias, incluido el origen de la criatura y algunas de sus características.

Coincidiendo de forma más que casual con la muerte de Godzilla en Godzilla vs. Destoroyah (Gojira Tai Desutoroia), la Daiei estrenó en 1995 Gamera: Guardián del Universo (Gamera: The Guardian of the Universe / Gamera daikaijû kuchu kessen) dirigida por el debutante en el género Shusuke Kaneko. Kaneko había demostrado su pericia como director con un estilo de lo más personal en filmes como From Drácula With Love (Kamitsukitai/Dorakiyura yori ai-0, 1991) o su interesante fragmento del film Necronomicon (que era por otra parte lo más destacado de esa producción) pero por lo demás su experiencia en el mundo del kaiju eiga era nula... salvo como fan. Y es que Kaneko resultó ser todo un adorador del género, conocedor de cientos de películas del mismo y de todas las virtudes y defectos propios del kaiju eiga, lo cual le permitió afrontar el proyecto con ideas muy claras de lo que quería hacer. No solo tomaría los elementos positivos del Gamera original y del kaiju, sino que llevaría a cabo toda una absorción de ideas e influencias del cine fantástico occidental contemporáneo, de las monster movies clásicas, el cine de catástrofes, el anime, etc... La Daiei apoyó al joven director desde el principio, otorgándole libertad absoluta y un presupuesto más holgado de lo habitual en estas producciones. Kaneko contó de esta forma con la labor del genial Shinji Higuchi en el apartado de efectos especiales, consiguiendo resultados sobresalientes que desde luego no alcanzan el nivel de un film de Hollywood pero que son más que dignos, y de Kô Ôtani en la banda sonora, que con su música refuerza la espectacularidad de la película (y también la épica, por que no decirlo).

El resultado es un film que desde el comienzo atrapa al espectador (y no solo al fan habitual, ya que hay casos de espectadores ocasionales que sin saber nada de kaiju eiga disfrutaron con la película), mostrándonos a una Gamera que desde un comienzo es mostrada como protectora de la humanidad creada por una Raza Antigua (vamos, que es un producto de laboratorio). Pero hemos de entrar en matizaciones... esta Gamera presenta un aspecto mucho más imponente y agresivo que la original y causa grandes daños materiales en sus intervenciones y de poco le sirve tener un lazo mental con la joven Asagi Kusanagi o que ésta y los demás protagonistas sean testigos de cómo el quelonio elimina la amenaza de turno, ya que Gamera sigue siendo para el resto del mundo -y en concreto para el ejercito japonés- un enemigo, una amenaza latente. Así tenemos a la tortuga protegiendo a un mundo que la teme y la odia... no es nada nuevo (que se lo digan a ciertos mutantes) pero desde luego sorprende en un film así.

El enemigo elegido para enfrentarse a la tortuga es Gyaos, esa suerte de ave/murciélago antropófago que se convirtió en el rival de la serie clásica más querido por los fans. Gyaos es remodelado, se le otorga un origen similar al de la tortuga (creación biológica artificial) y es convertido en una amenaza latente que dormita en el corazón del planeta con ciertos tintes apocalípticos pues no hablamos de un solo monstruo, sino de todo un ejercito en incubación que a la más mínima alteración del ecosistema eclosionará. Sus primeras apariciones en la película remiten al cine de terror, con momentos que en verdad imponen lo suyo (a destacar esos planos de vista subjetiva de la criatura), aunque Kaneko también innova incluyendo elementos autoparódicos (las gafas del científico devorado entre los excrementos del Gyaos serían un buen ejemplo). Podemos decir pues que Gamera: Guardián del Universo es una más que digna película del género, un excelente relanzamiento para la tortuga de la Daiei desde una óptica más adulta, oscura y espectacular y que es para muchos la mejor entrega de la trilogía que abre. No comparto esa opinión, pero si es cierto que el film tiene algo. Tiene magia.

El enorme éxito a todos los niveles de Gamera: Guardián del Universo (que incluso llegó a cosechar algún que otro premio en festivales de cine fantástico) llevaría a la Daiei a estrenar justo al año siguiente la segunda entrega de la trilogía: Gamera 2: El Ataque de Legión (Gamera 2: Assault of Legion / Gamera 2: Region shurai, 1996). No tengo muy claro si desde un principio se rodaron ambas películas de forma más o menos simultanea o si esta segunda entrega se rodó apenas estrenada la primera para aprovechar maquetas y el traje de Gamera, pero teniendo en cuenta de que un kaiju eiga suele ser de rodaje rápido no es de extrañar la aparición tan pronta de una secuela. Que no os engañe el hecho de que se reutilizaran trajes de la precedente o maquetas... esta película es tan o más espectacular que la primera entrega. El enemigo a derrotar, Legión (que obtiene su nombre por un comentario religioso de un soldado en uno de los momentos más intensos del film) es un ser insectoide y alienigena que en sus primeras apariciones bajo la forma de los ‘Pequeños Legión’ (pues el ser esta conformado por estos, un Legión de gran tamaño y un cuerpo vegetal) y sus ataques en los túneles del metro recuerda a películas de la saga Alien o Depredador, contando incluso con momentos decididamente gore. La película se revela espectacular desde el comienzo con ese asteroide cayendo sobre la Tierra, y con algunos planos de efectos en los que se usa nada más y nada menos que CGI, muy inusuales en el kaiju eiga (al menos hasta esta película). El mejor ejemplo es el emerger de Gamera de las aguas, digno de un film norteamericano de gran presupuesto. Para la película repetiría prácticamente el equipo al completo de la anterior (si algo funciona ¿para que cambiarlo?), lo cual vuelve a suceder en la tercera entrega.

Gamera III: La Venganza de Iris (Gamera 3: Revenge of Iris / Gamera 3: Iris kakusei, 1999), también conocida como Gamera 1999: The Absolute Guardian of the Universe o Gamera 3: Incomplete Struggle, es el punto y final y gran colofón a la saga de la gran tortuga, al menos hasta la fecha. El hecho de que la película tardase dos años en llevarse a cabo no se debe a problemas en la producción sino a una constante búsqueda de mejorar el resultado final hasta llevarlo a cotas jamás alcanzadas por ningún kaiju eiga previamente. Desde el comienzo, Gamera 3 está ligada de forma directa a la primera entrega, y así no solo nos reencontramos con los Gyaos (que tendrán su gran momento en esta película) sino también con personajes como la ornitóloga Mayumi Nagamine, a la que no veíamos desde la primera película, o al ex-policia y ahora vagagundo Osako, que si bien salía en la segunda entrega en esta recupera gran parte de protagonismo, lo cual también sucede con el personaje de Asagi Kusanagi. Pero si en torno a alguien gira esta película es la joven Ayana, deseosa de venganza (sus padres murieron aplastados en la primera aparición de Gamera en 1995) y que se convierte en detonador del resurgir de Iris, una bestia que demuestra desde un principio ser el mayor rival al que jamás se haya enfrentado Gamera y que se encuentra unido a la muchacha con un lazo similar al que poseían la tortuga y la joven Asagi. Si en las anteriores películas Gamera no era invulnerable pero siempre conseguía salir airoso y reponerse, en esta tercera entrega la tortuga sufre realmente para vencer a su oponente, llegando a quedar realmente malherido al final del film, pero todavía en pie para hacer frente a la apocalíptica amenaza que se avecina y que nos deja a todos los espectadores con cara de susto al acabar la película (y mejor no cuento más, todos a verla). Gamera 3 destaca por su gran espectacularidad, por un tempo narrativo y unas ideas arguméntales y de estilo que la acercan al mundo del anime y de los films de catástrofes a partes iguales, en un auténtico derroche visual, con abundancia de escenas en CGI perfectamente realizadas, como los vuelos de los Gyaos, ese vuelo rasante de Gamera entre las calles o su duelo aéreo con Iris, el movimiento de los tentáculos de este último, etc... que se alternan con las más tradicionales maquetas, trajes y marionetas. A destacar también el rediseño de la tortuga, que en este film presenta un aspecto más agresivo que nunca y otra larga serie de elementos y características que colocaron en su momento a esta película como el gran referente a seguir por los kaiju eiga, algo de lo que la Toho tomaría nota al relanzar a Godzilla justo un año después con Godzilla 2000 (Godzilla Millenium / Gojira ni-sen mireniamu, 2000)

Pero a día de hoy Gamera III: La Venganza de Iris aún está pendiente de ser superada, y la trilogía de Kaneko ha colocado ya de forma definitiva a la tortuga de la Daiei en un lugar preeminente dentro de la historia del kaiju eiga en particular y del cine fantástico en general. Godzilla es el Rey de los Monstruos, eso jamás cambiará, pero solo hay un Absoluto Guardián del Universo, y su nombre es Gamera.

lunes, marzo 07, 2005

Gamera: Etapa 'clásica' (1965-1980)


Es una tortuga, mide 80 metros de altura, lanza bolas de fuego por su boca y es capaz de volar... Obviamente hablamos de Gamera, el gran rival de Godzilla en el mundo del kaiju eiga y uno de los representantes más icónicos del genero, con un buen número de fans a sus espaldas. Fue desde el comienzo un producto explotation respecto a Godzilla, pero con la honestidad suficiente por parte de sus creadores en la productora Daiei como para no ocultarlo y llegar a desarrollar una serie de películas con características propias (que no necesariamente positivas). La mejor manera de hacer entender a alguien que no sepa mucho de estos bicharracos la relación entre dos rivales comerciales como Godzilla y Gamera es equipararla a la que se da entre series como Star Trek y Babylon 5 a todos los niveles, por citar un ejemplo muy reconocible de rivalidad entre fans (Star Trek/Star Wars o Marvel/DC también serían arquetipos reconocibles del asunto)

La carrera de la tortuga gigante se inicia en 1965 y no deja de ser la historia de una decadencia. Los avispados de la Daiei ya habían intentado hacerse su huequecito en el mundo del kaiju eiga con películas como La Diosa Ballena (The Whale God / Kujira Gami, 1962). Pero viendo el éxito del Godzilla de la Toho y ansiando obtener unas cuantas ganancias, la Daiei se dio cuenta de que les hacía falta más que nunca un monstruo-icónico que hiciera las veces de estandarte de la compañía. El primer intento fue la inacabada Dai Gunju Nezura, obra del joven director Noriaki Yuasa, que vería como todo su trabajo se iba al traste para ser rápidamente recolocado en un nuevo proyecto que pese a las intenciones de la empresa no acababa de contar con la total confianza de algunos de los directivos. Yuasa se vio luchando contra viento y marea sacando adelante un proyecto con un rodaje cargado de problemas, sobre todo en lo referente a los trajes y los efectos pirotécnicos. Además, Yuasa estuvo poco menos que obligado a solicitar algo de ayuda no oficial de algunos amigos personales que trabajaban en el departamento de efectos especiales de la Toho en lo referente a las miniaturas. Finalmente todo pudo llevarse a cabo y así se estrenó en glorioso blanco y negro en 1965, y la verdad con bastante éxito, Daikaijû Gamera, conocida en EE.UU. como Gamera The Invincible y por estos lares estrenada con un título -El Mundo Bajo el Terror- que recordaba al del primer Godzilla. En la película nos encontramos con un Gamera en un primer momento malvado y destructivo, despertado de su letargo en el Ártico por una explosión atómica (lo de la bestia hibernando en los hielos no deja de recordar a El Monstruo de Tiempos Remotos (The Beast From 20.000 Fathoms, 1953) de Lourié) y que inicia todo un periplo de caos a lo largo de la película hasta que el ejercito nipón consigue conducirlo a un cohete espacial y lanzarlo a la Luna (!) evitando así el caos... Pese a eso, desde un comienzo la tortuga no resulta ni de lejos tan terrorífica como Godzilla y el que en un momento de la película salve a un niño (el cual se pasa el resto del metraje intentando convencernos de las buenas intenciones de la bestia por mucho que esta ande por ahí destruyendo sin ton ni son) es un claro precedente del tono más juvenil que desde un principio impregnará a la saga, que degenerará progresivamente hasta llegar a un infantilismo de lo más casposo.

Al año siguiente nos encontramos ya con la segunda entrega de las aventuras de la tortuga voladora: Los Monstruos del Fin del Mundo (Gamera vs. Barugon / Daikaijû kessen: Gamera tai Barugon, 1966), que es considerada de forma casi unanime como la mejor película de la serie clásica (o serie showa, nomenclatura que comparte con la del Gran G), combinando elementos propios del kaiju eiga y del cine de aventuras clásico, con una ausencia total de niños en papeles protagonistas, siendo el único film de la serie que prescinde del elemento infantil. Esta segunda entrega contó con un presupuesto mucho más alto que el de su predecesora (los directivos ya confiaban plenamente en el tirón en taquilla de la tortuga), siendo dirigida por Shigeo Tanaka en sustitución de un Yuasa relegado a la supervisión de efectos especiales. El monstruo Barugon de esta película muestra ya una de las características propias de Gamera y de las criaturas de la saga: la menor antropomorfización respecto a Godzilla y sus rivales. Esto posibilita la mayor credibilidad de estar ante combates entre bestias gigantescas, sin la aparición de movimientos de lucha libre o algo por el estilo.

Yuasa recupera la dirección (que no dejará durante el resto de la saga) con Gaos, el terror de la noche (Return of the Giant Monsters / Daikaijû kuchu kessan: Gamera tai Gyaosu, 1967), film donde se retoma ese incipiente infantilismo pero no aún en exceso y donde el abaratamiento de costes aún no había hecho excesivo acto de presencia. Una película correcta dentro del canon del género que presenta a ese ave/murciélago nocturno y antropófago conocido como Gaos (o Gyaos) que se convertirá entre los fans de las películas de la tortuga en uno de sus rivales más memorables, lo que quedaría patente en 1995, pero eso es adelantarnos a los hechos.

Viras ataca la tierra (Destroy All Planets / Gamera tai uchu kaijû Bairasu, 1968) marca ya el inicio de la brutal cuesta abajo que acarreará la serie a nivel artístico, que no de taquilla, pues la Daiei no deja de conseguir jugosos ingresos con Gamera. Los elementos infantiles tiran tan bien en taquilla que el mismo Godzilla se verá influenciado por ellos en sus horas más bajas. La película que nos ocupa ya muestra las claves que se seguirán en las demás: Gamera como monstruo benefactor y amigo de los niños (¡capaz de regenerar sus heridas gracias a las canciones infantiles!), enemigos estrambóticos, elementos de la serie Z más casposa (esa que yo solo puedo tolerar a base de risa), alienígenas jocosos, etc... Si esta película ya es poco menos que deleznable, la siguiente “Guirón, guardián del planeta prohibido (Attack of the Monsters / Gamera tai daiakuju Giron, 1969) llevaría la cosa al extremo siendo ya totalmente protagonizada por niños en la que lo único destacable sería ese violento descuartizamiento que recibe el monstruo Gyaos por parte de Guiron. Se comienza ya a abusar de imágenes de stock ya rodadas, consecuencia del brutal abaratamiento de costes.

La cosa sube un poco (poquito) de nivel con Jiger, el señor del mal (Gamera vs. Monster X / Gamera tai Daimaju Caiga, 1970), y es que pese a seguir el infantilismo y el rácano presupuesto (que provoca que a cada entrega el disfraz de Gamera sea más y más risible) la película no se sirve ni de stocks ni de flashbacks y presenta a un rival que si bien no es excesivamente destacable al menos no resulta tan grotesco como sus inmediatos precedentes. A estas alturas la saga ya comienza a declinar económicamente y el estreno en 1971 de Zigra, la amenaza de los océanos (Gamera vs. Zigra / Gamera tai Shinkai kaijû Jigura) marca ya el declive total de la saga y de la tortuga, en lo que es la última muestra de una serie de filmes cuya calidad fue cuesta abajo casi desde el comienzo y cuya formula comercial ya estaba claramente agotada pese a que nueve años después Noriaki Yuasa intentaría un relanzamiento con Supermonster Gamera (Uchu kaijû Gamera, 1980), un producto poco menos que de vergüenza ajena y calidad nula fundamentado en fusilar escenas ya rodadas de filmes anteriores y realmente intragable... el último clavo en el ataúd de la tortuga de Daiei.

Se iniciaría así un largo periodo de nada menos que quince años de auténtico letargo para Gamera, durante los cuales el mundo asistirá al resurgir de su gran rival e indiscutible Rey de los Monstruos allá por 1985 y a los crecientes rumores de un crossover entre los dos titanes que nunca se llevará a cabo. Será entre 1993 y 1994 cuando la Daiei decide recuperar al viejo caballo de batalla con un proyecto de alto presupuesto pero titubeante, encabezado por un joven director de calidad reconocida en sus trabajos previos pero totalmente novato en el género del kaiju eiga, y que verá la luz en 1995 coincidiendo con la muerte de su rival de la Toho en Godzilla vs. Destoroyah.

Los fans no tenían muy claro que esperar (alguno se debía temer lo peor con ese teaser trailer donde el nombre de Gamera es coreado por voces infantiles) pero la Daiei prometía algo grande... y cumplió, pero de eso ya hablaremos en la siguiente entrega.