Ayer, 28 de junio el Tribunal Supremo de los EE.UU. avaló la reforma sanitaria del presidente Obama. La mayor reforma sanitaria en EE.UU. de los últimos 50 años.
Cuando uno repasa el contenido de la reforma aprobada se puede llegar a la conclusión de que no es para tanto la dichosa reforma. Y efectivamente no es para tanto si se compara con lo sistemas sanitarios existentes en Europa. Pero la realidad es bien distinta en los EE.UU. Un país donde no existe la sanidad universal y ponerse enfermo puede suponer la ruina para una familia.
Por eso el paso dado con la reforma de Obama es de gran importancia. A partir de 2014 los más de 30 millones de americanos que hoy no lo tienen, tendrán seguro médico. Las compañías aseguradoras perderán muchos de los poderes que tenían a la hora de contratar un seguro medico. Las mujeres no podrán ser discriminadas, ni a los niños que tengan condiciones medicas preexistentes. Los mayores de 65 años continuarán, como ya venían haciendo desde 2010, sin pagar sus medicinas. Y las empresas de más de 50 trabajadores tendrán la obligación de concertar un seguro medico para sus trabajadores.
Lo más importante y controvertido de todo es que se obligará a los contribuyentes que declaren ingresos individuales de más de 200.000 dólares al año y a los matrimonios que conjuntamente declaren 250.000 y a los que por separado declaren 125.000, a pagar un impuesto de 3,8% de sus ingresos para financiar la reforma sanitaria. Y esto es tabú en el país del capitalismo. Por eso la reforma está teniendo un fuerte rechazo entre la sociedad. Por eso y porque otros muchos se quejan de que la reforma se queda corta.
La sanidad es un derecho, pero en los EE.UU. era hasta ahora solo un negocio. Un negocio muy lucrativo y un derecho al que solo tenían opción aquellos que disfrutaban de suficientes medios económicos para financiárselo. Ese es el cambio importante de la reforma Obama que abre la posibilidad del acceso a la sanidad a casi todos los ciudadanos. La igualdad y la solidaridad no son valores frecuentes entre los estadounidenses y serán muchas las dificultades a las que se tendrá que enfrentar la reforma Obama, la primera de ellas las próximas presidenciales. El candidato conservador, Mitt Romney, ya lo ha dicho alto y claro, si gana las elecciones lo primero que hará será revocar la reforma sanitaria. Una sociedad deja mucho que decir de si misma si todos sus ciudadanos no tienen derecho al acceso a derechos básicos como la sanidad .
Y mientras en EE.UU. la sociedad se debate entre el apoyo y el rechazo a una reforma que en cualquier país democrático debería ser un derecho, en España nos defendemos del mayor ataque a nuestra sanidad.
Salud, República y Socialismo