Pues va otra remesa de las últimas acuarelas que sobre Alpera y su entorno he ido haciendo en las últimas semanas, aunque no he terminado, pues tengo que ir a ver algunos de estos parajes con traje de otoño. Y pintarlos, claro está, que veo que abuso mucho de verdes y colores turbios y tengo sin amortizar algunos pigmentos más luminosos. EL paseo hacia el molino de la Casa Gil anterior, por ejemplo.
La siguiente es la casa de Ellis Jacobson, donde me refugié durante los días de estancia en Alpera para la exposición. Inevitable pintarla.
La siguiente es la casa de Ellis Jacobson, donde me refugié durante los días de estancia en Alpera para la exposición. Inevitable pintarla.
De esta casona y de su entrada, muestro una segunda versión, muy similar a la anterior, aunque más definida. Creo que a veces conviene repetir ciertas cosas. Siempre se pierde algo y otras cosas se ganan. Y en todos los casos se aprende.
El Pozo de la Nieve en Alpera, extraordinariamente conservado en su estructura, al que habría que dar un uso mientras se pueda evitar que se deteriore irreparablemente.
Casa en la finca de Tobillos, una acuarela de tamaño grande, realizada por encargo,
De hae unos días, cuando estaban realizando la vendimia, a máquina, cosa que no había visto nunca antes. El otoño y sus colores empiezan por estas cepas de Garnacha tintorera. El puntal de Meca y el Mugrón al fondo.
Encinas centenarias de La Mejorada, hermosas y con buena salud, un al tema que siempre me apetece volver, el de los árboles, especialmente cuando son tan impresionantes. Con los pigmentos de Primatek, de Daniel Smith, se puede jugar mucho con las texturas, gracias a su granulación.
Casas de La Laguna, muy cerca de Alpera. Acacias, paraísos y pinos. Con siena natural, tostada, azul cobalto, verde de jade y amatista.