Tus crisantemos crecen al abrigo de octubre
y en una pota vieja te he plantado un narciso.
Cuando vengas, el pozo será un naufragio de hojas
que limpiaremos juntos en la tarde del sábado.
No quisiera decirte las noticias que tengo de unos amigos tuyos
ni entregarte una carta que te escribe el recuerdo.
Cuando vengas, el frío hablará por la noche desesperadamente