A los diez años me regalaron mi primera camiseta del Atleti, a los once y a los doce vi en la tele como ganábamos la Copa del Rey sin saber muy bien lo que aquello significaba, a los dieciséis tocamos la gloria con los dedos y a los veintinueve lloré en Neptuno, sin que nadie me viera, pero lo hice. Esto es la parte buena, un pequeño, muy pequeño oasis en el desierto. A los treinta, ya cansado de aguantar tanta humillación, de no tener más argumentos para defender esta lamentable situación he dicho basta.
Me robaron la magia, las ganas de soñar año tras año, las de ilusionarme con victorias pequeñas y las de no enfadarme mucho con excesivas y lamentables derrotas. Un buen día D. Luís Aragonés le dijo a un cuarto árbitro: “Y usted no pise ese escudo”. Bien, ese escudo lleva pisándose demasiados años. Este ya no es mi Atleti, no en el que yo creo, me niego a darles la razón, me niego a aceptar su discurso derrotista, desde el día en el que se instauraron en este club con uno de los mayores engaños de la historia del fútbol. Vendiendo un producto lleno de vergüenzas y fichando fracasos, sin proyectos ni amagos de parecer una institución seria ni creíble. Ayer, en la presentación de un libro, el autor definía al personaje principal de la obra como “Un hombre fracasado, un perdedor, vamos, para que se hagan una idea, es del Atleti”. No tuve argumentos para decirle que no, que esos no somos nosotros, que no somos el hazme reír de este denominado espectáculo futbolístico.
La gota que colmó el vaso es la marcha de uno de esos jugadores que te permitían agarrarte a lo ya poco que queda de rojiblanco en este club – no me refiero a Agüero, el no es canterano y creo que nunca podrá entender esto, no le culpo- , me refiero a David De Gea. Nos pasó lo mismo con otro niño, de nombre Fernando Torres. Cuando lo veía en el Liverpool F.C, cuando lo veo a la selección española de fútbol y en el Chelsea F.C. digo, – como el título de la famosa película – ahí va uno de los nuestros. Ellos sí son el Atleti, ellos si son mi Atleti, desde alevines, desde juveniles, desde el segundo equipo hasta el primero. Ellos si tienen sangre roja con rayas blancas. Los dirigentes de esto que ya no sé muy bien lo que es, no fueron capaces de formar un equipo que estuviese a su altura y, yo me pregunto, ¿Dónde está el dinero del tercer club con mayor masa social de España?, ¿Dónde está el dinero del tercer equipo del que más partidos se compran?, ¿A que están jugando los que menos deberían hacerlo?, ¿Quién decide cuando se vende y se compra?, ¿Por qué perdí la cuenta de los entrenadores qué pasaron?
Recuerdo el himno que sonaba en las gradas del Calderón en muchos partidos, la banda sonora reservada sólo para los de casa, la misma que se le tributó a David De Gea y que ya no volveremos a escuchar.¿ Por qué se van los mejores?, ¿Por qué los proyectos sólo duran un año?, ¿Por qué este maldito desastre?
Ayer llamé a las oficinas del Calderón para no renovar mi abono. Como le escuché decir a una persona mayor de mi pueblo, si te engañan una vez, es culpa del otro, si te engañan dos veces, ya es culpa tuya. Siempre será mi equipo, eso ni lo puedo ni lo quiero cambiar, pero ya no, ya no haré planes para verlo, ya no diré nada ni cuando pierdan ni cuando ganen, ya me cansé. Este no es mi Atleti, este, no es mi equipo. Si alguien alguna vez lo encuentra, por favor, avísenme.
Abel Aparicio González – Junio de 2011
Me robaron la magia, las ganas de soñar año tras año, las de ilusionarme con victorias pequeñas y las de no enfadarme mucho con excesivas y lamentables derrotas. Un buen día D. Luís Aragonés le dijo a un cuarto árbitro: “Y usted no pise ese escudo”. Bien, ese escudo lleva pisándose demasiados años. Este ya no es mi Atleti, no en el que yo creo, me niego a darles la razón, me niego a aceptar su discurso derrotista, desde el día en el que se instauraron en este club con uno de los mayores engaños de la historia del fútbol. Vendiendo un producto lleno de vergüenzas y fichando fracasos, sin proyectos ni amagos de parecer una institución seria ni creíble. Ayer, en la presentación de un libro, el autor definía al personaje principal de la obra como “Un hombre fracasado, un perdedor, vamos, para que se hagan una idea, es del Atleti”. No tuve argumentos para decirle que no, que esos no somos nosotros, que no somos el hazme reír de este denominado espectáculo futbolístico.
La gota que colmó el vaso es la marcha de uno de esos jugadores que te permitían agarrarte a lo ya poco que queda de rojiblanco en este club – no me refiero a Agüero, el no es canterano y creo que nunca podrá entender esto, no le culpo- , me refiero a David De Gea. Nos pasó lo mismo con otro niño, de nombre Fernando Torres. Cuando lo veía en el Liverpool F.C, cuando lo veo a la selección española de fútbol y en el Chelsea F.C. digo, – como el título de la famosa película – ahí va uno de los nuestros. Ellos sí son el Atleti, ellos si son mi Atleti, desde alevines, desde juveniles, desde el segundo equipo hasta el primero. Ellos si tienen sangre roja con rayas blancas. Los dirigentes de esto que ya no sé muy bien lo que es, no fueron capaces de formar un equipo que estuviese a su altura y, yo me pregunto, ¿Dónde está el dinero del tercer club con mayor masa social de España?, ¿Dónde está el dinero del tercer equipo del que más partidos se compran?, ¿A que están jugando los que menos deberían hacerlo?, ¿Quién decide cuando se vende y se compra?, ¿Por qué perdí la cuenta de los entrenadores qué pasaron?
Recuerdo el himno que sonaba en las gradas del Calderón en muchos partidos, la banda sonora reservada sólo para los de casa, la misma que se le tributó a David De Gea y que ya no volveremos a escuchar.¿ Por qué se van los mejores?, ¿Por qué los proyectos sólo duran un año?, ¿Por qué este maldito desastre?
Ayer llamé a las oficinas del Calderón para no renovar mi abono. Como le escuché decir a una persona mayor de mi pueblo, si te engañan una vez, es culpa del otro, si te engañan dos veces, ya es culpa tuya. Siempre será mi equipo, eso ni lo puedo ni lo quiero cambiar, pero ya no, ya no haré planes para verlo, ya no diré nada ni cuando pierdan ni cuando ganen, ya me cansé. Este no es mi Atleti, este, no es mi equipo. Si alguien alguna vez lo encuentra, por favor, avísenme.
Abel Aparicio González – Junio de 2011