Mi tema fetiche son las azoteas.
Vivir rodeada de azoteas es una ventaja porque este tema me resulta infinito.
Las azoteas requieren para mi una suerte de concentración que me aísla totalmente de lo demás y me evita el pensar más allá del dibujo que estoy haciendo en ese momento.
Me gusta ver cómo la luz del sol anula la perspectiva y define una geometría caótica y anárquica, que cambia a cada instante, en cada giro de mi cabeza, en cada minuto que pasa. Es muy complejo todo el dibujo y trato de simplificar.
Me gustan los planos blancos, la líneas que dibujan las antenas y las grúas.
Me coloco en el mismo lugar pero nunca hago el mismo dibujo. Es sorprendente.
Nunca encuentro el resultado perfecto. Nunca.
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