Esta es una traducción de la página original en inglés.
La aplicación escolar «Along» es malware
La aplicación privativa «Along», desarrollada por una empresa controlada por Zuckerberg y que se usa en las escuelas, alienta a los alumnos y alumnas a entablar conversaciones privadas con los profesores. Algunos de los datos personales que recoge son sumamente sensibles, y la empresa se reserva la facultad de venderlos «anonimizados». No obstante la supuesta «anonimización», partiendo de esos datos será posible identificar a muchos de los alumnos, quizás a la mayoría. De hecho, las investigaciones muestran que en la mayoría de los casos la anonimización se puede revertir fácilmente y rastrear los datos para identificar a las personas de manera inequívoca.
«Expertos informáticos han socavado recientemente nuestra fe en la anonimización como instrumento para la protección de la privacidad. “Anonimización” es el nombre que se les da a ciertas técnicas para proteger la privacidad de las personas y que consiste en eliminar de las grandes bases de datos informaciones tales como los nombres o los números de la seguridad social. Estos expertos han demostrado que a menudo pueden, con sorprendente facilidad, volver a identificar o revertir el anonimato de las personas que se esconden tras los datos anonimizados». Tomado de Broken Promises of Privacy: Responding to the Surprising Failure of Anonymization, del Prof. Paul Ohm. UCLA Law Review, 2010. 57, 1701-1777.
El documento académico de Ohm presenta ejemplos de expertos informáticos que lograron identificar a personas a partir de bases de datos supuestamente anonimizados, y señala que la legislación actual sobre la privacidad es inadecuada para proteger eficazmente los datos recogidos. Nosotros sostenemos que, para empezar, no deben recogerse datos, y, sobre todo, la educación no debe mercantilizarse.
La aplicación Along invita a los profesores y profesoras a grabar vídeos con preguntas personales y pedir luego a los alumnos que respondan con un vídeo o una grabación de voz. Mediante este procedimiento, la aplicación conduce sistemáticamente a los profesores a formular preguntas sobre cuestiones de interés para Facebook u otros perfiladores que podrían estar dispuestos a comprar los datos resultantes.
Inducir a los alumnos a «abrirse» al profesorado acerca de cuestiones ajenas a las actividades didácticas puede ponerlos en peligro, porque los padres y los administradores de la institución están autorizados a acceder a las respuestas, como así también los mismos profesores y profesoras. Esto resulta aún más inquietante en vista de las leyes represivas vigentes en algunos estados de los EE. UU. Si un estudiante revela a su escuela en Texas: «Estoy tomando un bloqueador puberal» o «Estoy feliz porque mi madre me ha dado dinero para viajar a Nuevo México para hacerme un aborto», un miembro de la administración o del profesorado que lo escuche podría demandar a los padres o tratar de que el Estado les que quite la custodia de los hijos. Incluso pueden estar legalmente obligados a hacerlo.
También existe el riesgo de que algunos padres y madres castiguen a sus hijos por las cosas que han revelado en la entrevista.
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