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viernes, 20 de octubre de 2017

"INGREDIENTES INTANGIBLES" 3ra. EDICIÓN


¡¡Que bonito es lo bonito!!

¡Hola blogosferinos! es un venir a compartir contigo en este espacio, hoy quiero compartirles un proyecto que me encanta! es una nueva edición del recetario.


 la primera fue en el 2011 si quieres conocer la historia pícale AQUI y encontrarás la historia y el proyecto original que es este, el estilo era super vintage y super hecho a mano porque en aquel entonces no teníamos a la mano tantos recursos como ahora y aunque ya tenía una maravillosa cricut en la cual diseñé (como pude) todos los cortes que usé o más bien casi todos porque por ejemplo el "tostador" jamás lo pude trazar jejejeje y tuve que recortarlo con la bendita tijera. Sólo de empezar a escribir me acuerdo de mas detalles no cabe duda que podría extenderme a 3 entradas.

La segunda edición fue completamente inspirada en la visita en el 2014 de  Melissa Frances en la Crop Nacional absolutamente shabby chic (bueno la colección era shabby chic) el recetario, pues intentaba serlo.  En esa ocasión creo que fue la primera vez que me inspiré en un proyecto mío para hacer otro. La colección tenía helados y pasteles por lo que tuve que omitir algunos detalles del proyecto original como el asador. 
Los cortes fueron aún con mi cricut y estaba super de moda la onda "chalk"
si quieres ver mas detalles de este proyecto sigue este ENLACE


Y así llegamos a esta tercera edición a 6 años de aquella primera vez ¡seis años! la verdad es que nuevamente representó todo un reto usé una hermosa colección de Doodlebug que se llama "Cream & Sugar" la verdad es que jamás pensé que yo iba a comprar algo de Doodlebug pero ¡ay como hemos cambiadoooo! Doodlebug se me hacía como muy tierno para mi gusto y ándale fue cuestión que me lo propusieran y zaz ahi estoy comprando la colección con tooooodos sus "cositos" pero ¿cómo dejar a mi amiga Yola con la duda de qué hacer con su colección? y pues ahí voy nuevamente.


Intenté rescatar mis archivos de corte peroooo   ps ya no tengo la cricut y además hoy existe una hermosa tienda que vende archivos del tema que uno busque y es que la tienda de Silhouette me gusta mucho, sí mi Cricut la regalé y tengo una Cameo viejita pero muuuuuy funcional y resulta que Doodlebug tiene archivos de corte y listo! los compré y modifiqué según los necesitaba.

Usé casi toda la colección lo que me dió muchíiismo gusto y descubrí este gusto culposo por la ternurez desmedida de "Cream & Sugar"  ( la verdad es que también me compré unos papeles de Halloween) ¿será que ya caí en las redes del amor ciego con Doodlebug ó solo es esta temporada en la que me he sentido sensible, será la edad? digo tampoco es que me preocupe mucho, en fechas recientes me recordaron que hay que disfrutar la vida como viene... y sin duda así lo haré.

Regresando al recetario disfruté muchísimo el proceso, pensar en los detallitos, en los colores, pero sin duda usar la colección lo hizo más fácil.
Les comparto este vídeo donde se los muestro, probablemente en un futuro piense en subir un tutorial.



Muchas gracias por leerme y compartir conmigo éstas historias y estos recetarios.

¡a disfrutar! y Feliz Feliz Scrap!!!

martes, 20 de septiembre de 2016

"EL REGALO DE LO ORDINARIO" de esto se trata...

Y si, De esto se trata el scrapbook tradicional de documentar tu vida, los días ordinarios que después nos damos cuenta de lo extraordinarios que eran. Se trata de abrazar y atesorar los momentos que van construyendo nuestros días, nuestra vida y de aprender a dejar ir y a terminar e iniciar etapas en los capítulos de nuestra historia. 

Este es un texto inspirado en Katrina Kenison y encontrado en la red.

"Los dias ordinarios"

Si crees que la vida en familia que tienes ahora, la tendrás para siempre, tal vez debas prestar atención a los días comunes, esos que comienzan con cereal y terminan viendo películas.

Entre ellos están los días en que mis hijos jugaban con el perro, comían helado por los cachetes, y se mecían en los columpios. Tardes con manguera y lodo, que los chiquillos terminaban en mi cama, en aquellas noches de cine familiar.

Cuando mi primer retoño lloró en la puerta del kinder, pensé que siempre lloraría al separarse de mí. Pero todo sucede por etapas y a su tiempo. Entonces los problemas nos parecían enormes; las alergias, el partido perdido, peces y hamsters que morían uno tras otro. Pero en general, el mundo en que vivíamos y la familia que construimos, hizo sentir que la infancia era sólida y duradera.

Lo más bello de esa etapa fue mecerlos en mi regazo oliendo a talco y a cabello recién lavado. El beso y la bendición antes de dormir. Dejarlos en su recámara por tan poquito tiempo, por que siempre amanecían en la nuestra.

Me preocupaba que si no les leía un cuento antes de dormir, no los motivaría a leer, y me entristecía si discutían por el turno del juego como si fueran a pelear por el resto de sus vidas.

Todas las etapas llegan a su fin. La pelota deja de volar por el jardín. Los juegos de mesa se llenan de polvo. Regalas la bañera de plástico y ahora esperas horas a que salgan de la regadera.

La puerta de la recámara que siempre estuvo abierta, de pronto un día: se cierra. Un día al cruzar la calle estiras tu brazo para alcanzar la manita que siempre estuvo ahí para agarrar la tuya, y tu chico de trece años camina un par de pasos atrás, pretendiendo no conocerte.

Has entrado a un nuevo territorio llamado adolescencia y no conoces el piso en donde estas parada. El hijo que cargaste y cuidaste se ha transformado en un sujeto jorobado sobre una computadora. Te preguntas si lo estás haciendo bien, pues ya no hay marcha atrás. Te preguntas si podrás sobrellevar el resto del día sin discutir, y acabas agotada recordando aquellos días que parecían eternos y se han esfumado.

Las advertencias y consecuencias ya no funcionan. Las charlas de sobremesa ya no existen. Haces lo que puedes, como puedes: llenas el refrigerador, chofereas, negocias permisos, supervisas, asistes a las citas de calificaciones, dejas de asistir a los partidos, e ignoras la recámara que parece haber sido bombardeada.

Te piden otra vez dinero. Tratas de no hacer muchas preguntas. Tratas de obtener todas las respuestas. Vuelves a llenar el refrigerador. Compras pizzas. Te asomas por el balcón a ver la fiesta. Aprendes a textear con ellos. Aprendes a rezar por ellos. Tus noches de sueño ahora son noches de alerta. Te haces experta en leer entre líneas, en interpretar miradas, en determinar olores.

Te dice "qiubo ma" y de pronto estas de frente a una verdad que sabías desde hace tiempo y te negabas a enfrentar. Ahora el joven no necesita, ni que le prepares leche, ni que le cierres la chaqueta: necesita tu confianza.

Te recuerdas a ti misma, que habrá que dejarlos ir y practicas el arte de vivir el presente. Saboreas cada minuto que tienes, aquí y ahora, cenando con tu familia y diciendo buenas noches en persona. Das el beso en la mejilla y la bendición en la frente, aunque parezca que ya no les gusta.

No podemos cambiar el crecimiento de nuestros hijos, pero podemos cambiar nuestra actitud ante ello, en vez de decir lo que deberían corregir, piensas en lo superado y logrado por cada uno, por que en cualquier momento vas a estar abrazando a tu pequeño de 1.80 metros de estatura y lo harás de puntitas para decirle al oído que lo extrañarás mientras hace su maestría en otro continente.

El torbellino de los cajones azotados y los ganchos caídos buscando una sudadera al son de la música estridente, se han ido ya. La casa tiene una nueva clase de silencio. El galón de leche se vuelve agrio. Por fín sobra una rebanada de pastel para tí, pero ya no tienes apetito. Nadie te pide que lo lleves a ningún lado.

Entonces miro a mi esposo, sentado en la mesa del antecomedor, que de pronto se hizo muy grande para dos, y me pregunto cómo es que todo pasó tan de prisa. Mis libreros están llenos de albums con veinte años de fotos: piñatas, premios, partidos y navidades. Sin embargo, los recuerdos que más deseo atesorar; los que desearía volver a vivir, son los momentos que nadie pensó en fotografiar; esos ratos que pasaban a diario entre la cocina y el cuarto de tele. Desayunar cereal en pijamas y acurrucarnos a ver una película al final del día.

Me tomó mucho tiempo percatarme, pero definitivamente lo aseguro, que el más maravilloso regalo que me ha dado mi familia, el que compone mi más grande tesoro, es el regalo de esos preciosos y perfectos días ordinarios.


Una serie de fotografías de nada en especial...con mi galán favorito.


La hermosa princesa que acompaña mis días...a veces 
Pero no solo tomes fotos ¡cuenta historias!
Feliz Feliz Scrap!!!