Corazón de fuego. Moira Young
Saba tiene 18 años y desde que nació vive en Silverlake, una zona solitaria y yerma, asolada por constantes tormentas de arena. entre las ruinas de una antigua civilización, Saba y sus hermanos -Lugh, su gemelo, y Emmi, la más pequeña de la familia- sobreviven como pueden trabajando en la modesta granja de su padre. Un día, la tormenta de polvo más devastadora arrasa la zona, y tras ella aparecen cuatro jinetes, vestidos con largas túnicas negras, que acaban con la vida de su padre y se llevan a Lugh como prisionero.
Rota de dolor, Saba inicia un larguísimo viaje a pie para encontrar a su hermano. un viaje épico en el que conocerá la injusticia, el mal y la muerte, pero también la amistad, el coraje y el amor verdadero. y descubrirá que, con la ayuda de las personas a quienes quiere, puede conseguir todo, absolutamente todo, lo que se proponga…
Empecé la lectura con muchas ganas porque este es, sin duda, un libro diferente. Me llamaba la atención la historia de Saba, que debe ir a salvar a su hermano en una misión que la sinopsis describe como "épica".
Épica ha sido mi decepción con este libro. Se dice también que Saba, "con la ayuda de las personas a quienes quiere, puede conseguir todo, absolutamente todo, lo que se proponga". Bueno pues yo tengo mis dudas. Puede conseguirlo todo, salvo hablar bien.
Uno de los atractivos del libro es que está escrito de forma diferente. La protagonista y narradora en primera persona de la historia, es de clase baja y habla mal. El libro está escrito de forma fonética. O sea, que si ella dice "todo está escribido en las estrellas", así lo leemos nosotros (es un ejemplo real del libro). A mí, lejos de resultarme atractivo, me ha resultado molesto e imposible de leer. Tardaba el triple en leer una página de lo que tardo normalmente porque cada vez que veía algo mal escrito me dolían los ojos, mi cerebro se negaba a seguir leyendo y tenía que librar una lucha interna para seguir con la lectura.
Finalmente, tras tirarme media hora para leer diez páginas y con un dolor terrible de cabeza por las barbaridades ortográficas y las patadas al diccionario que Saba propinaba de forma gratuita, decidí dejar este libro a un lado. No voy a embarcarme en una lectura imposible de un libro que me va a causar más dolores de cabeza que momentos de disfrute.