Si existe algo próximo a una secuela de la mítica "Made in USA" esa es, indudablemente, "Amazonas en la luna". No ya por su parecido formal, a base de aunar gags donde se parodian anuncios, programas de televisión y películas, también por la incursión directa de personal implicado en aquella y algunas de sus coñas, entre ellas la "aparición" de "Samuel L. Bronkowitz", el ficticio productor de cine que para la ocasión es acreditado como tal en la película dentro de la película. Si en "Made in USA" aquella era una chota a costa de "Operación Dragón", aquí toca reírse de las epopeyas de "serie B" de ciencia ficción cincuenteras (con especial fijación en "Cat-Women of the Moon") a base de diálogos ridículos, guiños (esos trajes espaciales idénticos a los de "Planeta Prohibido"), efectos especiales voluntariamente chapuceros (hilos sujetando planetas y naves) y el constante salto de escenas, ya sea por la interrupción de divertidos cortes bruscos causados por el supuesto mal estado del celuloide, o la lluvia imparable de anuncios/sketchs (en la versión española la locución de los primeros los hace el mismo doblador de "Made in USA"). Estos se dividen entre los graciosos y los insípidos. En el grupo de los primeros tenemos el del hospital donde un doctor pierde el bebé recién nacido de una ilusionada pareja e intenta disimularlo cambiándolo por un "Señor Potato" -siendo a mi juicio el mejor- . El entierro en el que son invitados una serie de famosos cómicos reales yankis que harán coñas a costa del difunto. El programa de misterio donde el mismo presentador se refiere a todo como "chorradas" (impagable la "recreación" del hundimiento del Titanic). El hijo del hombre invisible que no lo es. O el que se nos reserva para después de los créditos, una parodia de la típica película "exploitation" con supuestos fines moralistas. Luego están los flojicos, que los hay, como el del chaval que quiere comprar condones a escondidas y acaba convertido en una celebridad o el del paté que se estira y rebota para mayor regocijo de los invitados a una fiesta.
Honestamente, "Amazonas en la luna" no es una película con la que te partas de risa, o te descojones hasta las lágrimas. Para nada. Sin embargo, sí resulta un visionado muy entretenido, pero mucho, que te deja una sensación harto positiva y saludable. Sonríes unas cuantas veces y el buen rollo general se te contagia. Será por esa iluminación tan clara (tan televisiva, cosa que opino es expresa) o porque, aunque hay algunos gags de tirón erótico -luego hablamos de ellos-, el humor no es especialmente escabroso ni ofensivo, en este sentido "Made in USA" era mucho más hijaputa. Así que, a pesar de que el nivel de comedia queda lejos de ser excepcional, puede arreglarte perfectamente una tarde insípida o una noche aburrida.
Aunque para excepcional, y sorprendente, el personal implicado tanto delante como detrás de la cámara. Es realmente impresionante, de verdad. Hagamos el repaso completo. Entre los actores más o menos de primera división, localizamos a Arsenio Hall, Michelle Pfeiffer, Griffin Dunne, Joe Pantoliano, Rosanna Arquette, Steve Guttenberg, Henry Silva, Robert Picardo, Charlie Callas, Ed Begley Jr., Kelly Preston, Marc McClure, Andrew Dice Clay, Carrie Fisher y Paul Bartel. Existe una versión de la película para la televisión y el mercado del dvd estadounidense con unos pocos sketchs inéditos para nosotros. En estos actúan Jenny Agutter, Bernie Casey, Ronny Cox y Robert Loggia.
Si descendemos unos peldaños y nos centramos en actores más de culto, localizamos a Sybil Danning (básicamente haciendo el mismo papel que luego haría en "Los Dreggs"), William ("Blackula") Marshall, Dick Miller, Lyle Talbot (habitual en los repartos de Ed Wood) y Joey Travolta (hermano de...)
Tampoco se queda corta la lista de cameos, por ahí asoman Forrest J. Ackerman, B.B. King, Ira Newborn (habitual compositor. Suya es la banda sonora de "Amazonas en la luna", salvo cuando usan música de archivo. Sin ir más lejos, en un momento dado podemos oír un tema que también sonaba en el soundtrack de "Creepshow") y el más curioso del pack, Russ Meyer in person.
Ya que hablamos de tetas, la antes mentada ración de erotismo se la podemos agradecer a las presencias y ubres impresionantes de dos chicas Penthouse, Corinne Wahl y, cómo no, la legendaria Monique Gabrielle que se marca uno de los gags más celebrados.
En la dirección, dos que no necesitan presentación: John Landis (sí, responsable de "Made in USA") y Joe Dante. Les acompañan Carl Gottlieb (director de "Cavernícola" pero conocido y respetado sobre todo por su faceta de guionista, donde encontramos "Tiburón 1 y 2" y "Un loco anda suelto"), el legendario productor Robert K. Weiss (a quien debemos la existencia de un porrón de míticas comedias, comenzando por la misma "Made in USA", pasando por "Granujas a todo ritmo" y terminando con la saga "Agárralo como puedas") y el poco llamativo Peter Horton.
La pareja de guionistas, Michael Barrie y Jim Mulholland, eran auténticos maestros de la comedia televisiva desde los años 70, lo que explicaría muy mucho por qué "Amazonas en la luna" se fija en este medio más que ningún otro.
En definitiva, una película altamente recomendable por su buenrollismo y capacidad de amenizar cualquier velada.
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sábado, 23 de enero de 2021
domingo, 17 de octubre de 2010
THE LOVED ONES

Un chaval jevimetalero atormentado por la muerte de su padre es objeto de los deseos de la chica "rarita" y tímida de la clase. Ella le pide para que sea su acompañante en el inevitable baile de graduación, o de lo que coño sea, pero él ya está emparejado. No la rechaza bruscamente, solo le dice que lo siente y que no puede. Bien, al día siguiente una figura misteriosa secuestra al chaval. Cuando despierta, se encuentra atado a una silla en casa de la chica, que gracias a la ayuda de su abnegado padre (con el que mantiene una relación casi incestuosa), podrá vivir su ansiado baile... aunque sea a base de torturas y humillaciones mil.
Puedo entender por qué esta peli crea tantas pasiones. Y conmigo ha funcionado... pero menos. Vamos, que sí, que es bastante original, está bien hecha, tiene sus momentos de gore notablemente crudos, humor negro, ambientación "high school" (como dicen por ahí) y personajes "malos" especialmente odiosos, más concretamente la chica tímida, a la que pillas mucha manía y realmente gozas viendo cómo sus víctimas se toman la revancha. También mola la sorpresa del sótano y el desenlace, así como las secuencias tipo "Hostel", bastante angustiosas. Peeeeero, eso, que me ha gustado aunque no he flipado, no he conectado con ella mucho, solo lo justo. Tal vez sea porque a mi las historias en las que los adolescentes son presentados como algo más que golfos simpáticos, carnaza de asesinos psicópatas o marginados con fantasías spielbergianas, no me apasionan.
Sin embargo, sí recomendaría "The Loved Ones", por todos sus aspectos positivos/notables, que son bastantes.
PD: Si no lo digo, reviento. El prota me recuerda mucho a Robert Picardo. Es como su versión más joven. Especialmente al papel de Picardo en "Aullidos", no solo por la cara, también por las chollas y por cierto "retoque" facial... frontal... que sufría -aunque de otro modo- Robert en el clásico de Joe Dante. Chorradas... pero me hizo gracia.
lunes, 1 de junio de 2009
AULLIDOS

"Aullidos" es, junto a la también cojonuda "Un hombre lobo americano en Londres", uno de los mejores films de terror de su década, así como las dos más logradas muestras de cine licántropo producido entonces ya que, entre otros motivos, fueron pieza clave para modernizar el mito del hombre lobo, tanto narrativamente como en los efectos especiales. Sí, la primera mutación mega-gráfica fue invento -justamente Oscarizado- de Rick Baker para "Un hombre lobo americano en Londres", "Aullidos" sencillamente siguió sus pasos, ya que el responsable de estas (un pelín más exageradas que en el film de John Landis) es Rob Bottin, alumno de Baker (quien echó un cable para la ocasión aconsejando a su pupilo, como bien indican los créditos finales), al que no hay nada que reprochar visto lo que haría no mucho después para John Carpenter en "La Cosa" (trabajo no superado hasta la fecha, o esa es mi opinión).
Ya que hablo de los dos films en cuestión, cabe mencionar que en ocasiones se crean disputas sobre cual es mejor o peor... bien, yo creo que ninguna gana a ninguna... es más, se complementan perfectamente, y en lo que una falla, la otra acierta (y viceversa). Aunque sí es bien cierto que "Aullidos" es un trabajo más "tradicional" que "Un hombre lobo americano en Londres".
Hay un asesino que ronda por la ciudad. Se ha citado con una famosa presentadora televisiva y se monta el consabido tinglado. Durante el encuentro, algo extraño ocurre, pero la mujer es salvada a último segundo... eso si, notablemente traumatizada. Con el fin de recuperarse del sustazo, será enviada a pasar unos días a una especie de colonia. El problema es que está infestada de hombres lobo.
Y sí, amigos, parece increíble pero el director de esta joya es Joe Dante... madre mía, cómo han cambiado las cosas desde entonces. Dante venía de la factoría Roger Corman (quien se marca un divertido cameo, rebuscando posibles monedas olvidadas en una cabina telefónica) y había dirigido la, también entrañable, "Piraña". Era joven y rebosaba talento, algo que se plasma perfectamente en esta peli. Al guión, John Sayles (quien también se marca un papelito como forense), gran guionista de cine fantástico, mediocre director de pelis más "de autor". En dicha tarea le acompaña Terence H. Winkless, a quien le aguardaba una extensa carrera en los dominios de la serie B (su debut en la dirección lo hizo con la curiosa "The Nest"). Ambos adaptan una novela original de Gary Brandner.
El reparto está plagado de maravillosos rostros populares: Una guapísima Dee Wallace (apuntito de ser la madre del mejor amigo humano de E.T.), Patrick Macnee, Dennis Dugan (hoy director de comedias ultra-mainstream), Kevin McCarthy y Dick Miller (inseparables del mejor cine de Joe Dante), John Carradine, Slim Pickens, Elisabeth Brooks (resulta difícil olvidarse de esta ultra-sexy mujer lobo, tristemente fallecida de cáncer cuando solo tenía 46 tacos), Robert Picardo y más, muchos más. Cómo no, por ahí también rula Forrest J. Ackerman, luciendo entre las manos un ejemplar de su mítico "Famous Monsters". La excelente banda sonora la firma Pino Donaggio. En el equipo técnico descubrimos a gente tan curiosa como Mark Goldblatt en el montaje (entonces futuro director del primer "Punisher" y montador de grandes films de acción en Hollywood), Robert Burns en la dirección artística (cosa que años antes hiciera en "La matanza de Texas" de donde, by the way, se recupera uno de sus cadáveres momificados para ambientar la tienda regentada por Dick Miller), Doug Beswick, David Allen, Greg Cannom (talentos en el terreno de los efectos especiales y/o la stop-motion) o Peter Manoogian (quien poco después se convertiría en realizador para la factoría de Charles Band).
"Aullidos" es una de aquellas películas que, por mucho que las ves, siempre descubres nuevos detalles, cosillas que le dan color y vida y que contribuyen a que sea el clásico que es hoy (y a que, por mucho que escribas, te quedes con la sensación de dejarte algo y no hacerle justicia), desde su guión, hasta su fotografía, pasando por otros apartados técnicos y/o artísticos, va repleta de energía. Cierto que en ocasiones, y por aquello de la época y tal, roza el ridículo (los licántropos en dibujos animados fornicando, el caniche del final....), pero se le perdona muy mucho, y más como está hoy día el panorama. Eso si, las transformaciones son retorcidamente deliciosas y los hombres lobo en si mismos me parecen geniales, con un aspecto fiero y una agilidad sorprendente... en eso, creo yo, sí que le ganaron la partida al yankee perdido en Londres.
El film fue un éxito y, como bien sabéis, generó una ristra de interminables -pero curiosas- secuelas, todas bastante chusqueras, que alcanzarían hasta el número ocho.
De obligada visión. Espero que a nadie se le ocurra hacer un remake de esta, ¡por dios!.
lunes, 1 de agosto de 2011
DOBLE DÓSIS DE COCODRILO
Ayer, por avatares del destino, resulta que me vi dos pelis con cocodrilo en un mismo día. El ying y el yang, la buena y la mala... o en este caso, la horrible. Así que, dadas las circunstancias, permítanme unirlas en una misma reseña y ahorrarme trabajo (y ahorrarles a ustedes sufrimiento).
¿Con cual empezamos?, hombre, ya conocen aquello de "las malas noticias primero".
MEGASHARK VS. CROCOSAURUS: Dada la naturaleza "pesetil" (algo muy respetable) de la peña de "Asylum", era lógico que acabaran produciendo una secuela de su peli más famosa, exitosa e icónica, "Megashark vs. Giant Octopus". Así pues, aquí tenemos de nuevo al tiburón gigante, solo que esta vez enfrentado a un cocodrilo prehistórico y, visto lo visto, inflable... ya que no puede entrar en la cueva de la que, a penas unas horas antes, había salido. Esta vez los del asilo se aseguran la jugada fricosa contratando en rol estelar a Jaleel White, famoso por su papel de "Urkel" en la serie "Cosas de casa". Junto a él, una tia muy buena que se pasa toda la peli con el ceño fruncido y el pobre Robert Picardo, al que has visto en todas (o muchas) pelis de Joe Dante. Y bueno, lo de siempre, diálogos interminables (especialmente centrados en los huevos de cocodrilo), efectos de CGI dolorosamente espantosos, cagadas a tutiplen y lo peor de todo ello: muuuucho aburrimiento. Hay quien cree que todas estas anti-virtudes (así como el delirio general) son algo buscado expresamente por los productores, pero a mi me consta que no... y me lo ha dicho un pájaro muuuuuuuy bien informado, creánme. Digamos que, a estas
alturas, el chiste ya no hace gracia... no lo hacía tampoco cuando "Mega Piraña", pero ahora es que ni tan siquiera despierta una sonrisa. Como los del asilo sigan así, voy a dejar de ser su amigo en "Facebook".
Dirige el hijo de..... Fred Olen Ray (culpable también de ESTA COSA).
BLACK WATER: Después del buen sabor de boca que me dejó "El Arrecife", tenía muchas ganas de ver la peli precedente de su director (Andrew Traucki, compartiendo responsabilidades con David Nerlich), esta "Black Water", que como ya dije entonces, guarda bastantes puntos en común con la otra: Personajes aislados en plena naturaleza, enfrentados a un animal salvaje que pretende devorarlos. En este caso tres turistas y un cocodrilo (normal, ni gigante, ni mutante, ni con super-poderes). Siempre apostando por un estilo hiper-realista, casi de documental, y jugando muy sabiamente con el suspense. La pequeña diferencia es que "Black Water" tiene un desenlace un pelín -solo un pelín- más peliculero que "El Arrecife", lo que mancha un poco el expediente y no deja un buen sabor de boca tan notorio como ocurría con la de los tiburones (aunque se supone que está basada en hechos reales). Ello no significa, ni mucho menos, que sea mala, ¡¡por dios!!, al revés, se trata de un film tremendamente bien conseguido, a lo que ayudan mucho la pasmosa naturalidad de las interpretaciones, unos efectos especiales perfectos explotados en su justa medida y la tan apreciada sobriedad. Atención a las primeras, y sutiles, apariciones del animal... resultan genuinamente inquietantes.
Recomendable.
¿Con cual empezamos?, hombre, ya conocen aquello de "las malas noticias primero".


Dirige el hijo de..... Fred Olen Ray (culpable también de ESTA COSA).
BLACK WATER: Después del buen sabor de boca que me dejó "El Arrecife", tenía muchas ganas de ver la peli precedente de su director (Andrew Traucki, compartiendo responsabilidades con David Nerlich), esta "Black Water", que como ya dije entonces, guarda bastantes puntos en común con la otra: Personajes aislados en plena naturaleza, enfrentados a un animal salvaje que pretende devorarlos. En este caso tres turistas y un cocodrilo (normal, ni gigante, ni mutante, ni con super-poderes). Siempre apostando por un estilo hiper-realista, casi de documental, y jugando muy sabiamente con el suspense. La pequeña diferencia es que "Black Water" tiene un desenlace un pelín -solo un pelín- más peliculero que "El Arrecife", lo que mancha un poco el expediente y no deja un buen sabor de boca tan notorio como ocurría con la de los tiburones (aunque se supone que está basada en hechos reales). Ello no significa, ni mucho menos, que sea mala, ¡¡por dios!!, al revés, se trata de un film tremendamente bien conseguido, a lo que ayudan mucho la pasmosa naturalidad de las interpretaciones, unos efectos especiales perfectos explotados en su justa medida y la tan apreciada sobriedad. Atención a las primeras, y sutiles, apariciones del animal... resultan genuinamente inquietantes.
Recomendable.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
LOS FOTOCROMOS (Y EL POSTER) DE "ESTAMOS MUERTOS... ¿O QUÉ?" (+ CHUCHE NAVIDEÑA)
Supongo que no voy errado si culpo al inefable José Frade del extravagante y poco ajustado título Español de esta peli originalmente nacida como "Dead Heat". Lo digo porque Frade fue su distribuidor y porque, ¿cómo logras que "Dead Heat" se mute en... "Estamos muertos... ¿o qué?"?. ¡¡Fascinante!!.
Nos encontramos ante una obra menor surgida durante la segunda mitad de los 80 y de la que casi nadie parece acordarse. Esencialmente se trata de una comedia, o una comedia de acción con amplios ribetes fantásticos. También encajaría de perlas en la etiqueta de "buddy movie de la vieja escuela".
“Dead Heat” cuenta con una muy buena idea de base algo desaprovechada por culpa de la carencia de medios. Dos polis, uno más conservador y seriote (armado con una magnum 44) y el otro más golfo y despreocupado, se quedan asombrados al acribillar a un par de delincuentes que parecen indestructibles. La investigación del caso les lleva hasta una gran corporación farmacéutica que cuenta con una máquina capaz de revivir a los muertos. Uno de estos ronda por allí y, durante la inevitable pelea, el poli encorbatado fallece. Su colega y la chica guapa de la peli (a la que le espera un final realmente impactante) le devuelven a la vida por tiempo limitado, oportunidad esta que el tipo aprovechará para acabar de resolver el entuerto, llevándose a unos cuantos por delante.
Quizás lo más logrado de "Estamos muertos... ¿o qué?" sea la parte final, en la que, casi a modo de "Terminator", el poli zombie, visiblemente desmejorado tras recibir un baño de fuego, se presenta en la guarida de los malos y la emprende a tiros con todos sin inmutarse (a pesar de los muchos que también recibe). Resulta que entre estos se encuentra nada menos que el inmortal Vincent Price en la que sería una de sus últimas actuaciones para el cine. Le acompaña otro nombre entrañable, Darren McGavin, más conocido como "Kolchak", el periodista especializado en casos sobrenaturales que tanta huella dejó en su pase por las televisiones del mundo civilizado por ahí los 70.
A los polis les dan vida/muerte Treat Williams, actor de irregular carrera que descubrí gracias a esta película, y Joe Piscopo, un comediante surgido de la cantera del "Saturday Night Live", con sus músculos, su "mullet" y su cara de pasmao, del que no sabía nada entonces y que poco ha hecho después.
Completan el reparto en escuetos roles Robert Picardo (habitual de Joe Dante), Keye Luke (el Master Po de la serie "Kung-Fu", pero que los de mi quinta conocerán sobre todo por ser el anciano cuidador del gremlin "Gizmo") y Shane Black, guionista de "blockbusters" y director de "Iron Man 3". Por ahí aparece sin acreditar la "scream queen" Linnea Quigley, que poco después se liaría en plan serio con el tipo que se encargaba de buena parte de los maquillajes, Steve Johnson.
Terry Black, guionista, posteriormente firmaría un buen puñado de los manuscritos del "Tales from the crypt" televisivo.
Del director ya he hablado con anterioridad, Mark Goldblatt, montador de primera división a quien debemos el corta y pega de varias cult-movies ("Piraña", "Humanoides del abismo", "Aullidos") y tantos otros estandartes del cine de acción ochentero ("Terminator", "Rambo", "Commando"). Debutaba como mandamás en el caso que nos ocupa, lo que le llevó a dirigir la injustamente mal tratada pero apreciable "The Punisher/Vengador" con Dolph Lundgren. Esta última, y salvo un desliz televisivo, significaría el fin de su carrera como director.
En definitiva, estamos ante una película sencilla, nada deslumbrante, trufada de errores (se supone que los zombies no sangran, pero los impactos de bala que recibe Treat Williams son bien rojos), aunque medianamente entretenida y simpática.
En cuanto a los fotocromos, llama la atención la notable cantidad de imágenes que luego NO aparecen en el largometraje. Veamos: Ese zombie verde estrangulando a la chica o Joe Piscopo echando babas son dos momentos que yo no vi cuando me la puse hace un par de días, y tampoco cuando la consumí de chaval. Raro. Pinta a caos durante la producción y remontaje desesperado. A saber dónde está ese material y porqué no fue finalmente utilizado. Algún día conoceremos la historia completa. De mientras les invito a gozar de lo que sigue, que no carece de gracejo, especialmente el póster, con esos dos polis ¿descabezados? que, para variar, se unen al carnaval de grotesquerías propias de nuestra distribución cinematográfica.
Nos encontramos ante una obra menor surgida durante la segunda mitad de los 80 y de la que casi nadie parece acordarse. Esencialmente se trata de una comedia, o una comedia de acción con amplios ribetes fantásticos. También encajaría de perlas en la etiqueta de "buddy movie de la vieja escuela".
“Dead Heat” cuenta con una muy buena idea de base algo desaprovechada por culpa de la carencia de medios. Dos polis, uno más conservador y seriote (armado con una magnum 44) y el otro más golfo y despreocupado, se quedan asombrados al acribillar a un par de delincuentes que parecen indestructibles. La investigación del caso les lleva hasta una gran corporación farmacéutica que cuenta con una máquina capaz de revivir a los muertos. Uno de estos ronda por allí y, durante la inevitable pelea, el poli encorbatado fallece. Su colega y la chica guapa de la peli (a la que le espera un final realmente impactante) le devuelven a la vida por tiempo limitado, oportunidad esta que el tipo aprovechará para acabar de resolver el entuerto, llevándose a unos cuantos por delante.
Quizás lo más logrado de "Estamos muertos... ¿o qué?" sea la parte final, en la que, casi a modo de "Terminator", el poli zombie, visiblemente desmejorado tras recibir un baño de fuego, se presenta en la guarida de los malos y la emprende a tiros con todos sin inmutarse (a pesar de los muchos que también recibe). Resulta que entre estos se encuentra nada menos que el inmortal Vincent Price en la que sería una de sus últimas actuaciones para el cine. Le acompaña otro nombre entrañable, Darren McGavin, más conocido como "Kolchak", el periodista especializado en casos sobrenaturales que tanta huella dejó en su pase por las televisiones del mundo civilizado por ahí los 70.
A los polis les dan vida/muerte Treat Williams, actor de irregular carrera que descubrí gracias a esta película, y Joe Piscopo, un comediante surgido de la cantera del "Saturday Night Live", con sus músculos, su "mullet" y su cara de pasmao, del que no sabía nada entonces y que poco ha hecho después.
Completan el reparto en escuetos roles Robert Picardo (habitual de Joe Dante), Keye Luke (el Master Po de la serie "Kung-Fu", pero que los de mi quinta conocerán sobre todo por ser el anciano cuidador del gremlin "Gizmo") y Shane Black, guionista de "blockbusters" y director de "Iron Man 3". Por ahí aparece sin acreditar la "scream queen" Linnea Quigley, que poco después se liaría en plan serio con el tipo que se encargaba de buena parte de los maquillajes, Steve Johnson.
Terry Black, guionista, posteriormente firmaría un buen puñado de los manuscritos del "Tales from the crypt" televisivo.
Del director ya he hablado con anterioridad, Mark Goldblatt, montador de primera división a quien debemos el corta y pega de varias cult-movies ("Piraña", "Humanoides del abismo", "Aullidos") y tantos otros estandartes del cine de acción ochentero ("Terminator", "Rambo", "Commando"). Debutaba como mandamás en el caso que nos ocupa, lo que le llevó a dirigir la injustamente mal tratada pero apreciable "The Punisher/Vengador" con Dolph Lundgren. Esta última, y salvo un desliz televisivo, significaría el fin de su carrera como director.
En definitiva, estamos ante una película sencilla, nada deslumbrante, trufada de errores (se supone que los zombies no sangran, pero los impactos de bala que recibe Treat Williams son bien rojos), aunque medianamente entretenida y simpática.
En cuanto a los fotocromos, llama la atención la notable cantidad de imágenes que luego NO aparecen en el largometraje. Veamos: Ese zombie verde estrangulando a la chica o Joe Piscopo echando babas son dos momentos que yo no vi cuando me la puse hace un par de días, y tampoco cuando la consumí de chaval. Raro. Pinta a caos durante la producción y remontaje desesperado. A saber dónde está ese material y porqué no fue finalmente utilizado. Algún día conoceremos la historia completa. De mientras les invito a gozar de lo que sigue, que no carece de gracejo, especialmente el póster, con esos dos polis ¿descabezados? que, para variar, se unen al carnaval de grotesquerías propias de nuestra distribución cinematográfica.
Pero no acaba aquí la cosa, queridos.
Dadas las fechas en las que nos encontramos, y dado lo muy Navideños que somos en este blog -además de verdad-, he decidido finiquitar con la sorpresa que me llevé al darle la vuelta a los fotocromos para ponerlos en el escaner. Está claro que el dueño del cine -el "Retiro" de Sitges- no valoraba mucho el material, porque lo usaba para otras funciones más allá de colgarlos en las vitrinas. En este caso se trataba de anunciar una curiosa doble sesión que el hombre se sacó de la manga para la platea infantil: "Estamos muertos... ¿o qué?" y "Abyss". Habría que debatir si estas dos pelis podrían considerarse adecuadas para un público de esa edad (una por violenta y la otra por "demasiado seria"... ¡o demasiado aburrida!), pero no deja de resultar curioso que ambas tengan dos puntos de conexión: Que sus directores venían de la factoría de Roger Corman y que en ambas participaba en los efectos visuales Ernest D. Farino, quien gracias a Cameron dio el salto al cine de gran presupuesto, pero que en sus inicios curró para Don Dohler, Jim Wynorski o en pelis tan oscuras como "Extraño" (y no lo digo porque se desarrolle en los interiores de una gruta). ¡¡Que maravilloso es el mundo del cine fantástico, amigos!!... ¡¡y qué maravillosa es la Navidad!!.
¡Felices Fiestas a todos, putos!.
Dadas las fechas en las que nos encontramos, y dado lo muy Navideños que somos en este blog -además de verdad-, he decidido finiquitar con la sorpresa que me llevé al darle la vuelta a los fotocromos para ponerlos en el escaner. Está claro que el dueño del cine -el "Retiro" de Sitges- no valoraba mucho el material, porque lo usaba para otras funciones más allá de colgarlos en las vitrinas. En este caso se trataba de anunciar una curiosa doble sesión que el hombre se sacó de la manga para la platea infantil: "Estamos muertos... ¿o qué?" y "Abyss". Habría que debatir si estas dos pelis podrían considerarse adecuadas para un público de esa edad (una por violenta y la otra por "demasiado seria"... ¡o demasiado aburrida!), pero no deja de resultar curioso que ambas tengan dos puntos de conexión: Que sus directores venían de la factoría de Roger Corman y que en ambas participaba en los efectos visuales Ernest D. Farino, quien gracias a Cameron dio el salto al cine de gran presupuesto, pero que en sus inicios curró para Don Dohler, Jim Wynorski o en pelis tan oscuras como "Extraño" (y no lo digo porque se desarrolle en los interiores de una gruta). ¡¡Que maravilloso es el mundo del cine fantástico, amigos!!... ¡¡y qué maravillosa es la Navidad!!.
¡Felices Fiestas a todos, putos!.
lunes, 16 de agosto de 2010
BATES MOTEL

Norman Bates es llevado a un psiquiátrico, donde entabla una relación casi padre/hijo con un chavalín también allí ingresado. Pasan los años, Norman la palma (sí, en esta muere sin salir del encierro) y deja su legado al crío, ahora más crecido y con una espantosa mueca de loco peligroso. Cuando hablo de su legado me refiero, obvio, al hotel donde ocurrió todo. El afortunado, junto a un grupo de variopintos amigos, pide un préstamo y lo convierte en un lugar nuevo y lleno de vida (incluso mete un bar). Paralelamente a esto, y sin prestarle mucha atención, tenemos una sospechosa silueta asomando desde la ventana de lo que era la habitación de la señora Bates.
Bien, todo eso suma una hora de metraje resuelta como en los buenos telefilms. Sosa, correcta, limpia, anodina... sin muertes, ni terror, ni sangre, ni nada de nada de nada, aunque lo suficientemente soportable para verla con agrado. Pero "Bates Motel" es el episodio piloto de una serie que nunca cuajó, y su estructura iba a ser la de contarnos las trifulcas de los diferentes clientes que decidían pasar una noche en tan enigmático lugar. Así pues, y a modo de demostración, la peli desvía su interés, deja a los personajes principales de lado durante 25 minutos y nos cuenta la aburrrrrrrrrrrrrrida historia de una tía que se quiere suicidar pero es "salvada" por los fantasmas del pasado que le hacen redescubrir el amor por la vida (¡buenos sentimientos!)... buaaargh!!!. Horrible. Espantosa. Olvidable.
Pasada esta tortura, regresamos a la trama inicial, que se acelera hasta su atolondrado y absurdísimo desenlace, donde aparecen dos impostores disfrazados de la madre de Norman, muy bien caracterizados, y sin que no la palme ni el malo de la función, se acaba. Eso sí, mensaje final incluído del nuevo dueño del motel hablando a cámara cual Rod Serling.
Revoloteando entre los protas, los muy televisivos Bud Cort (yo lo conocía por su divertido papel de doctor en la mítica "Hysterical") y Lori Petty, tenemos algunos rostros razonablemente populares como los de un jovencillo Jason Bateman, Moses Gunn ("Amityville 2"), Robert Picardo (habitual en los repartos de Joe Dante) y el eterno secundario Gregg Henry (estuvo en "Payback" junto a Mel Gibson).
¿Veredicto?, es curiosa para UN ÚNICO visionado. Luego la borras.
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