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lunes, 20 de octubre de 2014

ESOS"ALEGRES" VAMPIROS

El vídeo club nutría al vídeo club, entonces, títulos con gancho, inspiraban a las distribuidoras a la hora de elegir otros títulos. Se basaban en los títulos, porque era imposible hacer un cálculo de las cintas más alquiladas, que si no, sin duda, basarían sus títulos en esas películas.
Así, si hace poco les hablábamos de “Esos locos fantasmas”, hoy vengo a hablarles de “Esos alegres vampiros”, que como pasa con la anteriormente citada, es, además de videoclubera, una putísima mierda. No sabría decir cual es peor, si esta o la de los fantasmas.
Un par de muchachos y una muchacha se van en coche a un pueblo perdido de la mano de dios  llamado Yarralumla, y allí, se meten en un caserón dónde, a pesar de los rostros azulados de los habitantes, no se dan cuenta de que estos son vampiros.  Estos, se convierten en anfitriones de nuestros protagonistas, haciendo durante el grueso del metraje gags y chascarrillos sin gracia hasta que, casi al final, se los quieren comer.
Es asombroso el aguante que hay que tener para ver entera esta película, y su visionado me ha hecho cuestionarme, si verdaderamente merece la pena pasar una hora y media de tu vida deseando que se acabe algo, solo para luego dedicarle unas líneas en este blog, que a buen seguro leerán solo cuatro gatos. Esto no es amor por el cine en todas sus vertientes, esto es ser gilipollas.
Sea como fuere, me pase lo que me pase, soy adicto a esta mierda. Así que no creo que lo deje…
Reflexiones –obvias- a parte, decir que nada de la película es medianamente divertido o atractivo. Si acaso, y por mencionar algo, decir que el chapucero maquillaje de los vampiros (sobretodo el del cabecilla de estos), unido a la indumentaria que me gastan, frac y capa como Bela Lugosi, y la original, aunque facilonga, particularidad de que a estos vampiros no les mata ni el ajo, ni las cruces, ni la luz del día (de hecho salen al exterior con solazo) puede tener algo de gracia, pero no la suficiente para aguantar la hora y media.
Con este pack de “Esos locos fantasmas” y “Esos alegres vampiros”, me enfrento, muy a pesar mío, con las peores películas chungas de mi vida, esas que hay que examinarlas con lupa y estar de muy buenos ánimos para sacarles algo positivo.
La película es australiana. Y en nuestro país la distribuyó en vídeo la entrañable “Lightning vídeo
Dirige Colin Eggleston, director  clave del “Exploitation Australiano”, más conocido como “Ozploitation”, que consiguió un modesto éxito con su anterior película “Cassandra”, un “Exploitation” de “Carrie” sobre una joven que sueña con una serie de asesinatos que se cometerán después. La mítica “Sky Pirates” de la que Naxo ya dio buena cuenta aquí y , sobretodo, de “Largo fin de semana”, que goza de cierto culto por todo el planeta.
Tras “Esos alegres vampiros”, no volvió a dirigir nunca más. Por algo sería.

jueves, 14 de noviembre de 2013

KILL BOTS

Sin duda, la mejor etapa del amigo Jim Wynorski, fueron los ochenta, valga el tópico y la nostalgia, y mi película favorita de su extensa filmografía es esta “Kill Bots”.
A nuestro país llegó en vídeo gracias a la franquicia española de la “Vestron Vídeo” que al igual que “Lightning Vídeo”, nos abasteció, en territorio bastardo, de muchos clásicos de serie B, hoy imprescindibles históricamente hablando.
Se la conoce también como “Choping Mall”, ya que por lo visto, en el momento de su estreno con “Kill Bots” en el póster, no captó muchos espectadores, por lo que deprisa y corriendo se cambió el título por el de “Choping Mall”, que traducido sería algo así como “centro comercial chungo”, que era más acorde con los tiempos que corrían, dónde lo que de verdad estaba de moda en 1986 era ir al centro comercial. Y así lograron recaudar algo de pasta. No obstante, son muchos los países Europeos a los que la película llegó como “Kill Bots”, el nuestro incluido, y cada póster promocional era más engañoso…en la edición española, vemos una mano zombie robotizada sujetando una bolsa con partes del cuerpo humano en su interior. Bien, pues jamás llegamos a ver esos zombies robotizados en la película,  puesto que los robots asesinos que aparecen, son pequeños robotitos de corte clásico, a lo “Nono” de “Ulises 31” o el robotito de la serie animada de “Los 4 Fantásticos”. No obstante, el resto de carteles son igual de engañosos, variando únicamente la mano robotizada que sujeta la bolsa de partes humanas pero, jamás, apareciendo las pinzas que usan los robots auténticos para sujetar las cosas.
Que el engaño “caratulil” no sea óbice para dejar de ver la película. Con todas sus carencias, sin robots monstruosos, ni partes humanas en bolsas, es harto disfrutable.
La tecnología ha conseguido que se diseñen unos robots para un centro comercial que detendrán a los cacos gracias a un súper ordenador que los controla y que hace distinguir a los trabajadores de los ladrones. La mala suerte quiere que la noche en que debutan estos policías mecanizados, una tormenta joda el ordenador, por lo que los robots fallan, convirtiéndose en asesinos en potencia. Un grupo de jóvenes que se queda dentro del centro comercial celebrando una fiesta, tomará las armas y se enfrentará a ellos, antes de que se cobren más víctimas.
Un divertimento fuera de todo precedente, con un ritmo endiablado y buenos efectos especiales en según que momentos – el reventamiento de cabeza de una de las jovencitas protagonistas, no tiene mucho que envidiar ni a los de “Scanners” ni al de “Maniac”- que además de una duración escueta, como era habitual en estos productos, proporcionan entretenimiento inofensivo y eficaz. No existe película menos pretenciosa que esta.
Desde luego, si Wynorsky es lo que es, es por películas como esta, por la ingenuidad (a la hora de rodar, que no en el resto de los aspectos que supone hacer una película… de hecho decía que si se metió a esto del cine era para hacer pasta y follar… y vaya si lo consiguió) que destila, por lo que hoy es lo que es este hombre, porque lo cierto es que con sus películas actuales, no solo se le ve el plumero, sino que además, las carencias están ahí de forma expresa, por lo que su cine actual ya carece de sentido. Tomen como ejemplo “Pirañaconda”. No así con este “Kill Bots”.
Como curiosidad frikosa, decir que la película entera está llena de pósteres de las films de aquella época en las que Wynorsky o Corman tenían algo que ver, como, reconocibles por mi, “Los Rompecocos”, “La reina de barbaria”, etc, etc…
En el reparto destaca la “Scream Queen” por antonomasia Barbara Crampton, que está especialmente histérica en esta peli, y que nos regala un destete –que era por lo que, primordialmente, se la contrataba- de lo más edificante. Aunque la prota femenina es otra "Scream Queen" de segunda, Kelly Maroney, que actuaba en esta cosa. Así mismo, asoman el careto otros personajes tan cormanianos (no en balde la peli la produce Julie Corman) como Paul Bartel, Mary Woronov, Dick Miller y Mel Welles. También están el gran Gerrit Graham y nada menos que Angus Scrimm. La banda sonora la firma todo un clásico de la serie B/Z, Chuck Cirino.
Muy buena para pasar el rato.

lunes, 18 de abril de 2011

OTRA DE MUGRE EN LOS CABEZALES


La cámara de fotos buena, no la tengo hoy, y esta mierda es lo que sale con la Airis. Esto es el VHS de EL DIA DE LOS INOCENTES. Lightning Vídeo. Maravilloso logotipo. He escaneado la pegatina que venía pegada en muchas cintas. Había en la época una especie de obsesión por debolver las cintas rebobinada, que a día de hoy, todavía no entiendo. Manias del video-club.

lunes, 30 de mayo de 2016

STREET WALKIN'

“Streetwalkin’ (Haciendo la calle)", es un genuino “Exploit” con sabor ochentero de los muchos que llegaban a nuestros videoclubes en la era dorada. Una de tantas consecuencias del éxito de “Angel”, que nos llenó las estanterías de putas justicieras, aunque en esta ocasión no vayan por ahí los tiros.
Cuenta la historia de Cookie, una jovencita que acaba en la calle con su hermano pequeño, ya que ambos han huido de su madre borracha. Vagando sin rumbo fijo por las calles, un apuesto tipo se gana la atención Cookie colmándola de atenciones y enamorándola. Este encantador galán es en realidad un proxeneta de la peor calaña que acaba engatusando a la muchacha para que trabaje de puta para él. Como ella es medio boba y además ama a este hombre, está tan contenta, hasta que descubre que este chulo maltrata a sus otras putas. Ante tal tesitura, la chica decide cambiar de chulo, cosa esta que no le sentará nada bien al actual, que enloquecerá de forma exageradísima, y saldrá a buscar a su puta con el fin de matarla. La espiral de violencia en la que se inmiscuyen, desenlazará la película.
La gracia del asunto está en que este “Exploit” que va a lo que va –la pasta rápida y segura- está dirigido por una señora, Joan Freeman y según esto, cabía esperar el típico panfleto feminista en contra de la explotación de la mujer y demás zarandajas. Pero no, Freeman asume perfectamente su rol de directora “Exploited” y se dedica a filmar lo que tiene que filmar para atraer al mayor número de espectadores posibles, esto es, tetas, violencia, y más violencia. Vamos, que no se  ve la mano femenina por ningún lado, lo que está muy bien. No el hecho de que  no se note la mano femenina, si no el que la condición femenina de la directora, no sea óbice para hacer el tipo de cine por el que se le paga. Entonces, consigue una película harto sensacionalista con unas interpretaciones de lo más subidas de tono. Al chulo de putas, cuando va tras su puta, da gusto verlo sobreactuar.
A pesar del chabacanismo imperante, y de los diálogos besuguiles que se gasta el guion, “Streetwalkin’ (Haciendo la calle)” tiene un gran as en su manga, y es que cuando todo apunta a que la película, por su propia naturaleza, tiene que ser un rollazo de padre y muy señor mío, contra todo pronostico, resulta de lo más entretenida y estimulante, y poseedora de un ritmo que, sin duda, es fruto de la casualidad. Con lo que se deja ver estupendamente, y con el “Fast Fordward” del mando a distancia intacto. Está muy  bien. Demasiado bien, incluso.
Joan Freeman Dirigió unos años después una película de corte adolescente, protagonizada por unos semi-desconocidos Lian Neeson, Trini Alvarado y Julia Roberts y que se tituló “Satisfacción”. Muy bien no debió ir la cosa, porque la señora Freeman no volvió a dirigir jamás otra película.
Su protagonista, Melissa Leo, ha fraguado una carrera de papeles secundarios en films que van de lo más zetoso a lo más mainstream, mientras que el chulo de putas, Dale Midkiff, desarrolló su carrera en la televisión. En un rol secundario tenemos a la mítica Julie Newmar –la Catwoman del “Batman” clásico, el de Adam West- haciendo de puta vieja y espigada, de esas que parecen más un travesti que otra cosa. Obviamente, la decadencia se cebaba con la actriz.
Muy curiosa y agradecida, está bien de vez en cuando revisar (o descubrir) películas así.
En españa la distribuyó la entrañable “Lightning Vídeo” (justamente su carátula inspiró una entrada en nuestra popular sección dedicada al caratuleo chunguero que pueden ver aquí).

viernes, 30 de abril de 2021

CRAWLSPACE (EL ÁTICO)

Pequeña producción de la Empire en horas más o menos bajas que, reaprovechando los escenarios ya utilizados en “Torok, el Troll”, cuenta con el protagonismo de Klaus Kinski como el mayor de sus reclamos.
Se trata de la historia del hijo de un cirujano nazi que, teniendo un edificio de viviendas en propiedad, alquila pisos del mismo únicamente a estudiantes jóvenes y de buen ver. Al tiempo que hace experimentos con humanos en el ático, se dedicará a espiar a las jóvenes inquilinas, y también se llevará por delante a todo aquel que ose inmiscuirse en su trabajo.
Realmente es una película tirando a floja, pero con todo el encanto de una película Empire de la época y repleta de asesinatos, ratas y sangre bien rojita salpicándolo todo como si fuera acuarela. Quizás peca de aburridilla en algunos momentos y de hacer gala de una lentitud exasperante, pero, Klaus Kinski es, en sí mismo, un aval más que suficiente para ver la película. Kinski estaba como una puta cabra y, en su interpretación siempre grandilocuente, el espectador nota esa chifladura y, en consecuencia, la recibe con hilaridad. Por otro lado, también resulta gracioso el contraste de ver a Kinski, todo un reputado actor, interactuando con una serie de actores y actrices tan del montón. La cosa queda rara y, en su conjunto, “Crawlspace (El ático)” resulta una película bastante peculiar. A eso hay que añadirle  lo muy molona que es la fotografía de las películas Empire de la época, y el ambientillo de serie B made in Charles Band que se respira, por lo que, sí, es malilla, tirando a horrorosa, pero contiene otros muchos elementos que la vuelven interesante. A mí, me cae simpática.
Asimismo, a estas alturas hablar de que el rodaje fue un completo desastre por culpa de la locura y la presión a la que sometió al equipo el hijo de puta loco de Kinski, no sería nada nuevo; Sería lo obvio en cualquier película en la que trabajara el actor en aquella época. Esta vez, no solo renegó todo lo renegable, si no que, según el director, David Schmoeller, en tres días de rodaje, Kinski, se pegó seis veces con miembros del equipo, mientras que, por otro lado, no hacía ni puto caso a las indicaciones del director. Kinski hacía lo que le salía del rabo. Como no le gustaba el vestuario que se le había asignado a su personaje, un día, cogió y se fue de compras, eligió nueva ropa que a él le parecía más adecuada para su rol, y pasó los gastos a producción. Al finalizar el rodaje, cuando todo el equipo devolvía el vestuario y demás enseres utilizados al personal de atrezzo, Kinski decidió quedarse con la ropa que había comprado por la patilla.
El actor se comportaba fatal, no hacía más que soltar soflamas, criticar la producción y agredir a todo el que se cruzara en su camino. La cosa se volvía insostenible y tanto Schmoeller como el productor Robert Bessi decidieron que lo mejor era despedir a Kinski y contratar a cualquier otro actor y hacer del rodaje algo llevadero, sin embargo, Charles Band se negó en rotundo a despedirle, ya que consideraba que lo único que podía hacer que esta película atrajera a los espectadores al cine, era la presencia del actor, toda una leyenda. Así que se jodieron y apechugaron.
Sin embargo, Schmoeller, vio el cielo abierto cuando observó que Kinski se había encaprichado de una de las actrices — no se ha desvelado cuál podría ser de la que se encoño, pero todo apunta a que, probablemente, fuera Tané, actriz con la que en la película interactúa poco— y que, siempre que la actriz estaba en el set, con el fin de seducirla, Kinski se comportaba de manera caballerosa y educada, llegaba incluso a obedecer las órdenes del director, por lo que este pidió a la actriz que permaneciera en el set el mayor tiempo posible, incluso después de sus sesiones, ya que así conseguía domarle. La actriz se quedaba el tiempo que buenamente le fuera posible, pero, cuando ella no estaba, Kinski volvía a su estado natural, que era el de cagarse en dios continuamente, romperlo todo y hostiar al personal.
En consecuencia de este rodaje en el que casi todo el equipo acabó siendo agredido por el insoportable actor, en 1999, David Schmoeller rodó un pequeño documental en el que narra todo esto que yo he resumido aquí y en el que se desquita de lo que supuso su rodaje más complicado, para una película que, en resumidas cuentas, no deja de ser una mierdecilla. Su título es “Please, Kill Mr.Kinski” y, desde luego, es un estupendo complemento para visionar en programa doble con “Clawspace (El Ático)” y que el posible disfrute, sea mayor.
En el reparto de la cinta tenemos, co protagonizando con Kinski, a Talis Balsam, que no tiene ningún tipo de parentesco con Martin Balsam, pero sí que fue esposa de George Clooney durante algún tiempo, y a la que hemos podido ver en películas como “Trans-Gen, Los genes de la muerte” o “Ellas los prefieren jóvenes”, película para lucimiento de Patrick Dempsey que pasó bastante inadvertida en nuestros cines.
“Crawlspace (El Ático)”, no llegó a estrenarse en nuestras salas, pero al igual que la mayoría del catálogo de la Empire, y  distribuida por la mítica Lightning Vídeo, sí que es un clásico de videoclub absoluto.
En cuanto a David Schmoeller, su película más popular, también a las órdenes de Charlie Band esta vez para la Full Moon, sería “La venganza de los muñecos”, franquicia a la que dio el pistoletazo de salida y a la que, casi, casi, pone el broche, ya que suya es también la dirección, a medias junto a propio Charlie Band, Jeff Burr  y David DeCoteau de una de las últimas entregas de la saga, “Puppet Master: Blitzkrier Massacre”, aunque también se le pueden reconocer títulos como “Trampa para turistas”, sin duda su mejor película, o, también bajo el seno de la Full Moon, “El otro mundo”.

sábado, 13 de julio de 2013

AQUELLAS CARATULAS MARAVILLOSAS (35): UNA CUESTIÓN DE SEGUNDOS



Robert Butler es el director de "Los albóndigas en remojo" (por lo que ya merece todo mi respeto), "Turbulence" y un incontable mogollón de productos televisivos. En 1980 se responsabilizaba de "Secuestro en Central Park" ("Night of the Juggler", en su tierra), un thriller en el que James Brolin interpreta a un ex-policía (duro, muy duro) al que un psicópata secuestra la hija (y por error, ya que su objetivo era otra moza distinta). No hace falta ser muy listo para deducir que Brolin pondrá la ciudad patas arriba para localizarla y darle una lección al secuestrador.
Bien, mirando atentamente la caratula arriba expuesta, descubrimos que, si hemos de fiarnos de su contenido, la estrella del cine de yoyas Jean-Claude Van Damme interpreta un papel en la peli. ¿Tenía el Belga en 1980 edad para actuar en un film?, hombre sí, edad sí, ya que por entonces rondaría los 20... lo que no tenía, ni nunca tuvo, es capacidad interpretativa. En aquella época andaría por ahí entrenando e inflando músculos. Por tanto deducimos que su presencia en la caratula de "Secuestro en Central Park" es pura falacia (ya, ya, pero es que me encanta hacer teatro!!). De hecho, esa imagen pertenece directamente, y sin asomo de dudas, a "Cyborg", uno de los primeros vehículos que la "Cannon" produjo para mayor lucimiento de Juan-Claudio y que dirigía, como podía, el entrañable Albert Pyun.
Tras buscar y rebuscar tanto en la maldita red como en mi biblioteca de revistas especializadas francesas, no he logrado encontrar EXACTAMENTE la misma imagen... pero sí una de muy parecida. Ha sido en la caratula Argentina de "Cyborg", subtitulada en aquellos lares "El dragón invencible". Es esta...


Si nos aproximamos con el Photoshop, podemos destacar esta otra....


Y si la ponemos al lado de la extraída de "Secuestro en Central Park",
obtenemos lo que sigue...


Pues sí, hay una diferencia... pero una de escasos segundos. A la izquierda, Van Damme intenta desarmar a uno de los malos, mientras por el rabillo del ojo se percata de que otro se le echa encima. En la de la derecha, al primero ya lo ha dejado K.O., así que se dispone a soltar una coz al segundo. La tercera imagen sería la de este recibiendo la patada en todo el cabestro... pero para el caso, ya no nos hace falta. Creo que el ejemplo está más que claro. ¿O no?.
Por si las moscas, veamos otro caso...


"StreetWalkin´" o "Haciendo la calle" (1985, cortesía del entrañable sello "Lightning Video") es un -se supone que- desgarrador drama sobre la prostitución (además que, al estar dirigido por una pava, Joan Freeman, seguro que alguien tildará de feminista) no exento -DICEN!- de cierto elemento "exploitation" (una notable violencia, según leo) y algo de risibilidad (contundentes sobreactuaciones). En fin, no he tenido el gusto de verla... y tampoco es que me pirre por hacerlo, pero ahí está.
Centrémonos en la caratula:  Una moza posa seductora y desafiante, mirando a cámara, mientras a su espalda otra chica de la vida intenta ganarse a un cliente.
Bien, ahora imaginemos que el señor que hace la foto apaga su cámara. ¿Qué pasaría?, pues probablemente esto...


La prosti aprovecharía el parón para arreglarse el maquillaje (y visto que comparte vestuario con la de arriba, entendemos que se trata de la misma) mientras que su compañera de atrás... pues... no sé, parece que se está mutando en un monstruo infernal (si tenemos que guiarnos por el rostro), aunque probablemente lo único que haga sea insistir a su posible cliente o mandarle al peo. ¿Curioso no?, volvemos a encontraros ante un caso de "una diferencia de escasos segundos", solo que aquí resulta aún más llamativo al tratarse de dos pelis totalmente distintas. El ilustrador pensaría "¿Para qué molestarme en dibujar a una puta diferente o un fondo diferente?, lo recreo todo igual, solo que llevándolo diez segundos más adelante en el tiempo... y cobro igualmente". Fascinante!. ¿Qué retorcidas tácticas no hicieron los chicos del vídeo-club ochentero con tal de ahorrarse pensar demasiado?. ¿Qué nos queda por ver?.

Y si se lo preguntan, "Toda una mujer" es otro drama sobre la prostitución, solo que este producido en 1979 y de procedencia franchute, a mayor gloria de la actriz Miou-Miou, acompañada por la desaparecida Maria Schneider, la de "El último tango en París". Tampoco la he visto y, a diferencia del caso antes expuesto, no me apetece intentarlo.

Claro que, todo eso, ¡¿a quién cojones le importa?!.

sábado, 22 de julio de 2023

GUNPOWDER

En el sagrado año de 1986, al legendario exploiter británico Norman J. Warren le dio por aparcar sus habituales incursiones en el cine picantón y, muy especialmente, el terror (suyas son las más que populares "El esclavo de Satán", "El ente diabólico" o, sobre todo, "Inseminoid") para parir una de acción y aventuras de regusto más que evidentemente Jamesbondiano, "Gunpowder", aterrizada en las Españas formato vídeo cortesía del legendario sello "Lightning Video". La caratula nos mostraba una ilustración bien comiquera, con dos tipos de aspecto muy heróico, portando uno de ellos una arma tocha, tal y como se estilaba entonces gracias al aún caliente hit "Rambo". Obviamente, siguiendo las normas del buen distribuidor jetoso propias de la época, se estaban exagerando los contenidos del film, y no poco.
En realidad "Gunpowder", como todo lo que hizo Norman J. Warren a lo largo de su carrera, y más especialmente llegados los ochenta ("Muerte en el año nuevo" sería buena muestra de ello), estaba parida con escaso capital, cosa que siempre pasa factura, especialmente si te decantas por una de acción, tiros y explosiones. Así pues, lo que realmente tenemos aquí es un producto "british" hasta el tuétano, gastando ese look apagado y grisáceo tan típico, con actores masculinos de piel lechosa y actrices en general poco atractivas, redondeado por la presencia "estelar" de todo un clásico, Gordon "Arriba y abajo" Jackson. No se puede pedir más, Sir.
La movida gira en torno a un "mad doctor" capaz de crear oro artificialmente. Así comienza a repartirlo a diestro y siniestro con el fin de derrumbar la economía mundial. Además, ha secuestrado a una científica para que le ayude a perfeccionar el invento. El gobierno británico decide echar mano de sus dos mejores agentes, Mike Gunn y nosequé Powder. El típico dúo antagonista cuyas diferencias se supone otorgan el toque cómico al cristo. Gunn es un macarrilla, golfo y simpático al que le encanta ligar y lucir ropa moderna -pa la época-, mientras Powder es tan británico como la misma película, estirado, conservador a la hora de elegir vestuario, con la flema propia de los de su tierra y muy cínico él (diríase que en una esforzada imitación del "Roger Moore style") A pesar de todo, lograrán su cometido y nosotros lo veremos.
Una cosa buena que podemos decir de "Gunpowder" es que, aunque durante la primera mitad comete el típico error de las de su gremio, es decir, muuuucho diálogo y poca acción, luego las tornas dan un giro completo, y a partir de ese momento lo que abundará serán los tiroteos, las peleas, el corre paquí, corre pallí, etc, etc...vamos, que Warren (y su guionista Rory Mclean) se esfuerza en dar al público lo que se promete de entrada. Eso está bien. Lo malo es que procede de modo un poco zopenco, por lo que las peleas son torpes, los tiroteos poco vistosos y, en general, escasean la emoción y la adrenalina. Aún así, luce algunos detallitos llamativos y extravagantes, como ese villano tan "pulp" dándoselas de Goldfinger, con su obsesión por el oro, su ejército de uniformados y despersonalizados mercenarios, sus dos matones invencibles (gemelos y negros) y sus computadoras retro.
De esta guisa, aunque la película dista mucho de ser nada especial, y nada especialmente entretenido, cae en gracia por lo bien intencionada que es. Cuesta decir algo malo de ella... aunque poder, podría (y creo que lo hice en formato audio hace ahora unos años). Así que lo resumiré en un "simpática" y lo dejamos ahí.

viernes, 25 de marzo de 2022

TODOS RIERON

“Todos rieron” es una película maldita por dos factores decisivos: Por un lado el enorme batacazo que se dio en taquilla y, por otro, el asesinato de una de sus protagonistas, Dorothy Stratten, entonces pareja del director de la cinta, Peter Bogdanovich, a la que mató su manager y marido, Paul Snider, cuando este se enteró de que Stratten planeaba comenzar una nueva vida junto al director. Le pegó un tiro y, acto seguido, se lo pegó él. Bogdanovich nunca se recuperó de esa traumática pérdida.
El batacazo en taquilla lo fue, más que por la falta de atractivo de la cinta, por una mala gestión consecuencia de la megalomanía. Cuando Fox, que en un principio se iba a encargar de distribuirla, no lo hizo al gusto de Bogdanovich, este compró los derechos de su propia película con el fin de distribuirla él mismo de manera independiente. Tomó, un poco, el modelo Cassavetes.
Bogdanovich solo tenía nombre, no infraestructura, por lo que aunque consiguió estrenarla con éxito en los principales cines, pronto sería retirada de cartel porque los exhibidores daban prioridad a las majors. En consecuencia, “Todos rieron” fue relegada al ostracismo pese a las críticas rematadamente positivas y a la popularidad de su director. Tuvo una mala edición en VHS y pronto se convertiría en una película absolutamente olvidada.
Sin embargo, lustros después, cuando directorcitos modernetes y sentenciosos como Wes Anderson o Tarantino comenzaron a reivindicar “Todos rieron”, la película volvió a estar en el candelero convirtiéndose en una obra de culto buscada por un montón de aficionados, y que gozaba de cierto ignotísmo hasta que por fin se editó en DVD.
A día de hoy, con la perspectiva suficiente, los historiadores consideran a esta película una de las que pusieron punto y final al New Hollywood, equiparándola a grandes fracasos como “La puerta del cielo” de Michael Cimino o “Corazonada” de Coppola, cosa que me parece de lo más sensata por que, efectivamente, estos fracasos dan paso al cine espectáculo de los 80 y suponen un cambio de tercio en la industria del cine, además de tratarse de tres películas aburridísimas que es lo que suele omitirse. Sí, son las tres un absoluto coñazo. Como se trata de películas de directores influyentes de aquella época se buscan siempre excusas para justificar esos fracasos, y quizás estos estén excusados con justicia, pero indisolublemente, lo cierto es que son films que fracasarían de cualquier modo por el mero hecho de que no eran buenas películas.
“Todos rieron” es una de las comedias más extrañas de los 80, porque, lo cierto es que está tremendamente bien dirigida, con un ritmo apabullante y la cámara tomando todos los puntos de vista posibles desde la perspectiva de los personajes, pero por otro lado, es una de las comedias menos graciosas que existen y su historia es confusa y liosa cuando no debería serlo porque su argumento es ligero: Más o menos la cosa va de unos de detectives que, investigando en casos en los que maridos contratan sus servicios para ver si sus esposas les son infieles, deambulan por las calles de Nueva York mientras se meten en toda suerte de líos de faldas y se enamoran. Una chorrada. Una suerte de alta comedia a la Blake Edwards —pero en mal— con demasiadas pretensiones. Me costó bastante acabarla.
Sin embargo, viéndola, me di cuenta de que Tarantino o Wes Anderson fueron honestos a la hora de reivindicarla, y más en concreto Tarantino que en los títulos de crédito de “Jackie Brown” agradecía a esta película la influencia, y es que, efectivamente, todas las subtramas, los puntos de vista desde los distintos personajes y la fluidez en general de “Jackie Brown”, fueron fusiladas de esta película de Bogdanovich. Nada nuevo.
Asimismo, también es una película que supuso uno de los últimos papeles para el cine de Audrey Hepburn, motivo que parece darle mayor pábulo a la cinta, que completa el reparto junto a Ben Gazzara, John Ritter, Patti Hensen o Colleen Camp.
Por otro lado, sobre toda la odisea que supuso la filmación de esta película, existe un estupendo documental de 2014 titulado “One Day Since Yesterday: Peter Bogdanovich and the Lost American Film” de Bill Teck, que pasa de soslayo por toda la carrera del director para detenerse concienzudamente en “Todos rieron” y sus circunstancias, contando todo lo acontecido en esa película, para a continuación seguir con el resto de la carrera de Bogdanovich. Como suele pasar a menudo, mucho mejor el documental que la película que documenta.
“Todos rieron” se estrenó de tapadillo en nuestro país congregando a casi 175.000 espectadores, e incluso llegó a aparecer en vídeo de alquiler distribuida, curiosamente, por Lightning Video que solía poner en videoclubs películas bastante opuestas a esta. De hecho, a esta costrosa edición pertenece el ripeo que yo he visto.