Disautonomía felina
Disautonomía felina: Es una enfermedad degenerativa del Sistema Nervioso Autónomo (SNA) de etiología desconocida, descrita por primera vez en el año 1982 por Key y Gaskell. El cuadro clínico está dominado por síntomas oculares y digestivos. La aparición de algunos característicos signos clínicos posibilita un diagnóstico, aunque la confirmación de la enfermedad se basa sólo en el examen histológico de los ganglios del SNA.
Definición
La disautonomía felina o Síndrome de Key-Gaskell es una enfermedad degenerativa, no contagiosa, del Sistema Nervioso Autónomo (SNA) (Symonds y col., 1995) que, debido a la midriasis, uno de sus signos clínicos más característicos, se define como “Síndrome de la pupila dilatada”; y al interesar los ganglios del SNA, la misma nosología se conoce también como Poligangliopatía.
Origen
La enfermedad ha sido definida la primera vez en febrero de 1982 por dos autores ingleses, quienes observaron en 5 gatos, un particular síndrome morboso consecuencia de un desorden del SNA, caracterizado por manifestaciones clínicas como midriasis, prolapso del tercer párpado, sequedad de las mucosas aparentes, constipación y regurgitación.
En patología comparada la disautonomía felina tiene analogías de tipo patogenético con otras afecciones del SNA, entre las cuales se encuentran la “Enfermedad de Riley-Day” del hombre (enfermedad rara, hereditaria, frecuentemente asociada a insensibilidad congénita al dolor con resultado fatal dentro del cuarto año de vida) la “Grass Sickness” o “Enfermedad por hierba” del caballo, una forma de disautonomía de las liebres y un síndrome neurológico del perro, clínicamente similar a la disautonomía felina, descrita en 1986 por Pollin y Sullivan.
Causas
La disautonomía felina es una enfermedad degenerativa y afortunadamente no contagiosa, pero las causas de la enfermedad aún se desconocen hoy. Lo único que podría entenderse es que esta enfermedad es de naturaleza tóxica pero se desconocen sus orígenes y causas.
Puede afectar tanto a los gatos del campo como a los de la ciudad, tanto que viven en interiores como en semi-libertad pero ha sido mas evidente una mayor incidencia en gatos de unos tres años y de sexo masculino. Desafortunadamente, esta enfermedad tiene una alta tasa de mortalidad.
Sintomas
Tal y como indican portales veterinarios profesionales, los gatos afectados presentan inicialmente anorexia y signos en el tracto respiratorio superior e intestino. Dependiendo de si la patología se presenta de forma aguda o crónica, los síntomas serán más o menos agresivos en el animal. Entre ellos, encontramos los siguientes:
- Pupilas dilatadas que no responden a estímulos.
- Ptosis, es decir, descenso permanente del párpado superior. Esto puede ir acompañado de un desajuste del tercer párpado del gato, la membrana nictitante.
- Nariz y su tejido circundante demasiado secos.
- Secreción lacrimal reducida.
Todo esto suele ir acompañado de diarreas, distensión abdominal, vómitos, esófago hinchado, deshidratación, incontinencia urinaria y muchos más fallos sistémicos. Estos signos indican que los sistemas nerviosos simpático y parasimpático del gato están siendo destruidos, por lo que el felino pierde el control de casi todas sus funciones básicas.
Etiología
Hasta hoy se desconoce la etiología de la disautonomía felina y las diferentes hipótesis formuladas, como la tóxica por insecticidas, o [[micotoxinas, infecciosa, autoinmune y alimentaria, hasta el momento no han sido confirmados ni por las investigaciones epidemiológicas ni en los estudios de tipo clínico-patogenético.
Diagnostico
Las pruebas de rayos X y la fluoroscopía pueden evidenciar una distensión en el esófago, signo típico de la disautonomía felina. Además, también se puede sospechar de la enfermedad cuando el gato no pasa correctamente un test de producción lacrimal. Aun así, toda prueba diagnóstica debe ir contrastada con un análisis del tejido del animal.
Tratamiento
Tal y como indican portales veterinarios profesionales, los gatos afectados presentan inicialmente anorexia y signos en el tracto respiratorio superior e intestino. Dependiendo de si la patología se presenta de forma aguda o crónica, los síntomas serán más o menos agresivos en el animal. Entre ellos, encontramos los siguientes:
- Pupilas dilatadas que no responden a estímulos.
- Ptosis, es decir, descenso permanente del párpado superior. Esto puede ir acompañado de un desajuste del tercer párpado del gato, la membrana nictitante.
- Nariz y su tejido circundante demasiado secos.
- Secreción lacrimal reducida.
Todo esto suele ir acompañado de diarreas, distensión abdominal, vómitos, esófago hinchado, deshidratación, incontinencia urinaria y muchos más fallos sistémicos. Estos signos indican que los sistemas nerviosos simpático y parasimpático del gato están siendo destruidos, por lo que el felino pierde el control de casi todas sus funciones básicas.