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viernes, 22 de junio de 2018

LA NARIZ de Nikolái Gógol


Editorial: Gadir.
Colección: Bosque viejo.Fecha publicación: 2016.
Precio: 10,00 €
Género: Cuento.
Nº Páginas: 80 
Encuadernación: Rústica.
ISBN: 978-84-940165-6-1






Autor

Nikolái Gógol (1809-1852), está considerado como uno de los padres de la novela rusa. Su obra más importante fue Almas muertas. En sus obras a menudo combinaba con gran maestría personajes y situaciones reales con lo fantástico y el humor.

Sinopsis

El protagonista de esta historia un buen día descubre con gran preocupación que ha perdido su nariz, hasta que la encuentra casualmente por la calle, dotada de vida propia...

La nariz es un relato que contiene muchos elementos frecuentes en la obra de Gógol: es humorístico, muy divertido, disparatado, un tanto surrealista, y al mismo tiempo está basado en personajes y ambientes muy reales, pertenecientes a la sociedad de su tiempo y situados en la ciudad en la que vivió: San Petersburgo. Utiliza esa combinación de realidad y fantasía, para hacer una caricatura de la sociedad rusa de su tiempo. En particular, critica la vanidad, la ambición de poder y el exceso de preocupación por las convenciones sociales. La nariz es una excelente forma de empezar a conocer a su autor. El compositor Shostakóvich creó una ópera basada en este relato. Las excelentes ilustraciones de Esther Saura Múzquiz iluminan esta edición.


[Información tomada directamente de la web de la editorial]
 


Con Nikólai Gógol me pasa igual que con Stefan Zweig, una vez que lees una de sus historias resulta del todo imposible no continuar con su producción literaria. Del escritor de origen ucraniano, han pasado por este espacio dos cuentos más: Nochebuena y El capote, dos historias que no puedo dejar de recomendar y a las que se une esta tercera de la que quiero hablaros hoy, La nariz.


Ahondemos algo más en la sinopsis. Nikólai Gógol narra en este cuento el extraordinario episodio que le ocurre al asesor colegiado Kovaliov. Se trata de un burócrata que un día, de buenas a primeras, se levanta y descubre que le ha desaparecido la nariz. 'Para gran asombro suyo, en el lugar de su nariz descubrió una superficie totalmente lisa'. El pavor se apodera de él. No es capaz de entender qué es lo que ha podido ocurrir. Si la noche anterior la nariz estaba en su sitio, ¿cómo es posible que ahora desaparezca? Inmediatamente se lanzará a la calle en busca de ayuda. Pensará ir a la policía pero en su camino ve algo que lo deja totalmente atónito. Como dice la sinopsis, Kovaliov observa cómo su nariz tiene vida propia, camina, habla e incluso es un funcionario de mayor rango. Su intención será perseguirla y recuperarla, sin dar crédito a lo que ven sus ojos y sin entender este tremendo disparate.

En realidad la historia, que viene estructurada en tres capítulos, no se inicia con Kovaliov sino con el barbero Iván Yákovlevich, un hombre constantemente vapuleado por su esposa, y que, una buena mañana, descubre una nariz en el interior de un bollo recién horneado. Este descubrimiento insólito constituye el primer capítulo. Asustado y sin dar mucho crédito a lo que ven sus ojos, intenta deshacerse de la nariz pues teme haber cometido una felonía a juzgar por las palabras de su mujer.


Si consigue desembarazarse del apéndice o no, eso tendréis que descubrirlo vosotros pero sí os diré que me sorprendió el giro que dio la narración en el segundo capítulo, eje central de la historia, y donde aparece el verdadero protagonista de esta historia, el asesor colegiado Kovaliov. En el tercer capítulo, final de la historia, todo quedará debidamente resuelto de la misma forma absurda a como empezó pero también con alguna crítica a la creación literaria.


La nariz me ha parecido un cuento tremendamente divertido y lo es si te quedas únicamente en la superficie de la historia, en lo ridículo y absurdo que resulta que un burócrata ruso pierda la nariz un día. Pero si has leído antes a Gógol sabes que su intención va mucho más allá de contarnos una historia disparatada. Al igual que ocurría en El capote, la nariz es un símbolo. Intuyo que Gógol nos propone un juego en el que la nariz representa todo aquello externo y superficial a lo que le damos tanta importancia. Perder la nariz podría ser sinónimo de perder posición social, de perder fortuna, de dejar de ser el que se es para convertirse en un mindundi. ¡Y es que le damos tanta importancia a nuestro aspecto! De ahí que Kovaliov recalque su indignación pues él es un hombre con importantes contactos sociales que busca escalar a través de un matrimonio ventajoso. A Gógol le gusta hablar del ser humano, de su naturaleza, de sus absurdas preocupaciones, de sus miedos y sus ridículos principios y ahí radica la belleza de sus textos y por supuesto la enseñanza que suele camuflar en historias rocambolescas.

En La nariz, Gógol integra al lector en la narración. Se dirige a él en más de una ocasión y actúa como intermediario entre nosotros y los personajes, haciendo las oportunas presentaciones, así, iniciada la narración y presentados inicialmente los hechos, hace un aparte para contarnos con detalle quién es Iván Yákovlevich, su mujer o Kovaliov. Le encanta jugar con el lector, hasta el punto de dejar en suspense parte de la historia que retomará después.

La nariz, con mucho humor y una gran dosis de fantasía que en algún momento me ha recordado a un relato infantil, es uno de los cinco cuentos que se recogieron bajo el título «Historias de San Petersburgo», junto con «La avenida Nevski», «El retrato», «Diario de un loco» y «El capote». Historias que tienen esa ciudad rusa como escenario, parte de un país del que a veces se habla con suma ironía. 'Rusia es un país tan peregrino', llegará a decirse en el texto.

La edición que nos presenta Gadir está bella e inteligentemente ilustrada por Esther Saura, lo que contribuye a enriquecer un texto que, de por sí, es una joya.

Hay muchas referencias en Internet sobre este breve cuento. Hay vídeos en los que se leen fragmentos, lectores que hacen una crítica oral e incluso archivos de audio donde escuchar el cuento completo. Todo sirve para acercarse a la narrativa de Gógol, de prosa sencilla pero ingeniosa, y a su forma de contar verdades aunque sea a través de lo absurdo y lo ridículo.

Desde aquí, te animo a descubrir a Nikólai Gógol con cualquiera de sus cuentos que son breves y baratos, o ya puestos, y aquí me uno yo, a leer algunas de sus novelas, tarea que cumpliré más pronto que tarde.







 
[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:



viernes, 16 de marzo de 2018

EL CAPOTE de Nikolái Gógol


Editorial: Nórdica.
Fecha publicación: febrero 2011
Precio: 15,00 €
Género:  Ilustrado.
Nº Páginas: 104 
Encuadernación: Rústica.
ISBN: 978-84-92683-39-0
[Disponible en eBook;
puedes empezar a leer aquí]



Autor


Nikolái Gógol (Soróchintsi, Ucrania, 1809 - Moscú, 1852).Escritor ucraniano en lengua rusa. Hijo de un pequeño terrateniente, a los diecinueve años se trasladó a San Petersburgo para intentar, sin éxito, labrarse un futuro como burócrata de la administración zarista. Entre sus primeras obras destacan Las veladas de Dikanka, Mirgorod y Arabescos.En 1836 publicó la comedia El inspector, una sátira de la corrupción de la burocracia que obligó al escritor a abandonar temporalmente el país. Instalado en Roma, en 1842 escribió buena parte de su obra más importante, Almas muertas, donde describía sarcásticamente la Rusia feudal. También en ese año publicó El capote, obra que ejercería una enorme influencia en la literatura rusa.


Sinopsis


El capote, escrito por Nikolái Gógol entre los años 1839 y 1841, y publicado en 1842, nos presenta uno de los más conmovedores personajes de la Literatura: Akaki Akákievich Bashmachkin, un funcionario de la escala más baja de la administración civil, que se ve ultrajado por las injusticias sociales y la indiferencia egoísta de los fuertes y ricos, y cuyo destino es el de ser un «hombre insignificante». Akaki, para protegerse del gélido invierno de San Petersburgo, necesita un capote nuevo, pero cuando por fin lo consigue seguirá notando frío, el frío gélido que habita en los corazones de las personas que le rodean. 

Este maravilloso relato y su protagonista tendrán gran influencia en la literatura posterior: Herman Melville y Franz Kafka nos presentarán a Bartleby y a Gregor Samsa, dos personajes descendientes directos de Akaki.

Las ilustraciones, que harán que este libro sea inolvidable para lectores de todas las edades, son de Noemí Villamuza, quien ya ilustró en esta misma colección El festín de Babette y ABCdario.

[Información tomada directamente de la web de la editorial]



Asomarse a los ilustrados de Nórdica es siempre un placer. No es la primera vez que me sumerjo en un libro de esta colección. Ya pasaron por aquí La cata, Noches blancas, Una rubia imponente, Blancanieves o La navidad para un niño de gales, y no será la última. Esta vez le toca el turno a Nikolái Gógol, descubierto hace unos años y del que, hasta ahora, solo he leído Nochebuena.

Leyendo esta breve historia se me hizo más patente el eterno debate que mantengo ocasionalmente con algunos escritores. ¿Qué es relato y qué es cuento? Muchos autores alegan escribir siempre cuentos, afirmando ser seguidores de aquella tradición oral que se inició al principio de los tiempos, mientras que el término 'relato' es una etiqueta sin sustancia e inventada después. La verdad es que El capote me ha parecido un auténtico cuento quizá porque su autor ha conseguido que me integre totalmente en la narración. Y lo hace mediante un recurso tan sencillo como dirigirse directamente al lector. He sentido a Gógol como un verdadero cuentacuentos, a cuyo alrededor se reúnen un grupo de oyentes con deseos de oír una buena historia. La sensación ha sido fabulosa.

Pero hablemos de El capote. Estamos ante un cuento publicado por primera vez en 1842 y que Nórdica ha rescatado para embellecerlo con las ilustraciones de Noemí Villamuza, dibujos que asemejan la técnica del carboncillo. La historia es sencilla pero en realidad encierra mucho más de lo que aparentemente parece. El capote cuenta la historia de Akaki Akákievich, un funcionario ruso, un oficinista, cuyo trabajo consiste simplemente en copiar documentos pero eso sí lo hace con tremenda pulcritud y esmero. Akaki es un hombre sencillo y de escasos recursos económicos. Volcado únicamente en su trabajo de copista, intenta pasar por la vida de manera desapercibida pero no lo consigue, pues será objeto de burla y mofa por todos sus compañeros de trabajo. 

Como lector, el personaje de Akaki provoca ternura y compasión aunque no de primeras. Es fácil imaginárselo, encorvado sobre su mesa de trabajo, copiando letra a letra, cada documento, ajeno al mundo que lo rodea, salvo en los momentos en los que es objeto de escarnio y a pesar de ello, lo sentimos feliz en su burbuja. Pero también es cierto que, en algún momento inicial, Akaki puede llegar a irritar al lector, primero porque Gógol nos ofrece un dibujo del personaje que muestra a un individuo un poco destartalado, muy dejado de sí mismo, sin presencia y prestancia pero también porque adopta una actitud sumisa, sin cuestionarse la actitud de sus compañeros y superiores, achantando la cabeza sin revolverse, tan solo cuando la burla ha llegado a máximas cotas. Y así es su vida, una vida triste y gris que pronto adquirirá algo de luz. 



San Petersburgo es la ciudad donde transcurre la historia, una ciudad gélida  cuyo viento helado anida en cada recoveco. Akaki solo puede protegerse del terrible frío con un viejo capote que apenas aísla a su dueño del glacial viento. Tras consultar con un amigo sastre y una resistencia inicial, Akaki claudica y comprende que la única solución es encargar un capote nuevo pero no tiene dinero suficiente. Al final, con enorme sacrificio e ingenio conseguirá su objeto y ese capote será la puerta a una nueva vida. Y aquí debo parar. Lo que ocurre a partir de ese momento es mejor que lo descubráis vosotros.

Este cuento de Gógol no puede tener mejor título. Efectivamente no se podría llamar de otra manera porque, más allá de las constantes burlas de esa 'ralea oficinesca' y de la sumisión de Akaki, el núcleo del argumento es el capote que no deja de ser más que un símbolo. Esta prenda de vestir es el elemento principal de una historia que pretende ahondar en cuestiones como la injusticia social, el respeto a lo demás, la necesidad de sentirse integrado, la ilusión, el remordimiento y finalmente la venganza. Todo eso sale a la luz a raíz de la adquisición de un nuevo capote por parte de Akaki, una prenda que arranca a su dueño de la vida triste y anodina que ha tenido hasta ahora, despertando la ilusión en un ser que ya era feliz con lo que tenía y que, a la postre, solo traerá trágicas consecuencias.  Da que pensar que un simple abrigo conduzca al protagonista a un desenlace como el que escribe Gógol. 

El capote se inicia con un párrafo aclaratorio que ya deja en evidencia la naturaleza humana, la susceptibilidad de la que muchas veces hace gala el ser humano, que tiende a alterarse fácilmente, tomándose diversas banalidades como algo personal. Porque efectivamente El capote trata sobre el ser humano y es ahí donde el autor quiere hacer hincapié, en su condición de individuo, en su maldad o su bonhomía, en su compasión o su desprecio. Y para todo ello Gógol echa mano de situaciones incómodas o ridículas, de descripciones que son a veces algo crueles pero compensadas con un humor socarrón, y añade elementos fantasmagóricos de los que el mismo autor da debida cuenta y que ayudarán en la resolución del cuento.



Como podéis apreciar, Gógol nos ofrece una narración cercana, definida por un estilo sencillo en una historia en la que predomina la narración sobre el diálogo.  

Y dice la sinopsis, este cuento influenciará de un modo u otro la literatura posterior y efectivamente, si has leído Bartleby, el escribiente de Herman Melville, es tremendamente difícil no pensar en ese amanuense que acostumbraba a contestar  'Preferiría no hacerlo'Hay ciertas similitudes entre él y nuestro Akaki que no sé muy bien dónde residen, y que son más una cuestión de sensaciones.

En definitiva, un joya este capote, más por lo que subyace en la historia que por lo que cuenta en sí y especialmente por un personaje del que veremos su cara y su cruz, o su felicidad más pura frente a su felicidad más artificial porque, ¿realmente el capote nuevo mejoró su vida?

Os dejo con el booktrailer:










[Fuente: Imagen de la cubierta tomada de la web de la editorial]

Puedes adquirirlo aquí:

viernes, 23 de diciembre de 2016

NOCHEBUENA de Nikolái Gógol.



Editorial: Barataria.
Fecha publicación: 2012
Precio: 12,00 €
Género: Narrativa.
Nª Páginas: 128
Edición: Bolsillo.
ISBN: 9788492979356



Autor

Nikolái Vasilievich Gógol (Soróchintsi, Ucrania 1809-Moscú, 1852) nació en el seno de una familia de la baja nobleza rutena. Fue funcionario en San Petersburgo y en 1828 conoció a Pushkin, con quien entabló una gran amistad. A diferencia de Pushkin, Gógol pasó varios años viviendo en Italia, Alemania, Suiza y Francia, época en la que escribió su obra más famosa, Almas Muertas, así como la novela histórica Tarás Bulba. Veladas en el caserío junto a Dikanka se escribió en 1831, precisamente en la época en que trabajó en la Universidad después de conocer a Pushkin, y consta de una serie de ocho relatos («Nochebuena» es uno de ellos) de tema campesino y rural, inspirados en el romanticismo alemán y en las tradiciones populares ucranianas, rebosantes de humor y leyendas fantásticas, donde se mezclan los elementos mágicos y religiosos.



Sinopsis

En Nochebuena se representa, en un mundo surreal y mágico, la lucha cósmica (y eterna) entre el bien y el mal. Gógol plantea la pregunta: ¿Por qué Dios permite al diablo vagar por el mundo y tentar a las pobres gentes? Su respuesta es que todo sucede por una buena causa, y que la libertad del Diablo está limitada: puede hacer sus fechorías solo hasta el nacimiento de Jesucristo, cuando toda la maldad se detiene y se restablece la relación entre el hombre y Dios. Este planteamiento permite a Gógol presentarnos la idílica aldea de Dikanka en la última noche antes de la Navidad: calles y campos nevados, grupos de jóvenes que cantan villancicos y recogen sus aguinaldos mientras las brujas se pasean por el cielo nocturno en sus escobas recogiendo las estrellas en su mandil y el demonio con cara de cerdo esconde la luna en su abrigo para que la lujuria se extienda sobre el mundo sumido en la oscuridad. En el centro de la abigarrada humanidad pecadora, la historia de amor del herrero y pintor de iconos Vakula por la muchacha más bella y coqueta del pueblo: Oksana.

 [Biografía y sinopsis tomadas directamente del ejemplar] 

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Así suena Nochebuena:


[Lectura de la pág. 6;
Villancico de las campanas de origen ruso]

Hace un par de años, Yossi Barzilai de Mi estantería nos quiso felicitar la Navidad con este relato, un cuento navideño lleno de fantasía y magia. Lo que Yossi nos comentó en apenas un par de párrafos me resultó interesante, así que hoy, le tomo el relevo y os hablo de esta Nochebuena del autor ruso, Nicolai Gógol. Os cuento un poco el argumento.

Resultado de imagen de dikankaEs Nochebuena y en Dikanka, la nieve brilla bajo la intensa luz de la luna. En la aldea viven varios personajes. Por un lado Soloja, una bruja que se dedica a robar todas las estrellas que titilan en el cielo. Una a una se las va metiendo en la manga con lo que la oscuridad va ganando terreno. Soloja tiene hechizado a todos los hombres del pueblo, ya sean solteros o casados, labriegos, alcaldes o diáconos, a todos ellos encandila y todos desean estar a su lado pero ella solo se mueve por interés. Su hijo, Vakula, es un herrero que además pinta hermosas escenas religiosas. El joven está sumamente enamorado de Oksana, la hermosa hija de Chub pero ella tiene tantos pretendientes y es tan vanidosa y caprichosa que simplemente se dedicará a jugar con unos y otros, prometiendo casamientos a los jóvenes que cumplan requisitos prácticamente imposibles. O casi.

Pero entre todos estos personajes de carne y hueso, el diablo anda merodeando. Primero quiere vengarse de Vakula pues aborrece sus pinturas de santos y juicios finales, y no se le ocurrirá mejor modo que conquistando el corazón de su madre. Para ello robará la luna que brilla en el cielo y que ilumina la noche, provocando una gran oscuridad que perturbará y confundirá a todos los habitantes de la aldea.

A partir de entonces se sucederán divertidas y cómicas escenas que solo podrían existir en la ficción y que construyen una atmósfera de opereta más propia de los hermanos Marx o del teatro de enredo. Veremos a unos enredando con otros, coincidiendo en lugares comprometidos y teniendo que callar, pues todos temen ser descubiertos.

Los personajes se perfilan con breves pinceladas. Chub es un hombre un tanto indeciso que no sabe muy bien de qué modo es mejor proceder y eso le llevará a dudar constantemente. El herrero es un joven persistente y luchador que intenta conseguir sus objetivos. Además su agudeza e inteligencia jugarán en su favor para conseguir el amor de Oksana. Y esta última no es más que una joven coqueta cuya crueldad dará paso al arrepentimiento posterior. 

Dividido en trece capítulos con final feliz, -no puede ser de otro modo en un cuento- y escrito en tercera persona por un narrador omnisciente que a veces emite juicios de valor, Nochebuena es una relato sencillo, salpimentado con vocablos rusos que encuentran su traducción en un anexo y que esconde varios mensajes y lecciones. El equilibrio entre narración y diálogo es idóneo con lo que la lectura transita a buen ritmo. Además es especialmente breve, así que tan solo nos llevará un par de horas leerlo de principio a fin.  

Me ha hecho mucha gracia este pasaje que no sé si reflejará el pensamiento del autor o de la época. 


"La madre del herrero Vakula no tenía más de cuarenta años. No era ni guapa ni fea, pues es difícil conservarse guapa a tal edad,..."

Creo que es un bonito y a la vez divertido cuento para este día previo a la Nochebuena con el que podéis pasar un buen rato. Así que, como hizo Yossi en su momento, os dejo este enlace donde podréis leerlo totalmente.

Por cierto, la música que suena en el audio es un villancico ruso que se titula Villancico de las campanas. Una preciosidad.




[Algunas imágenes e ilustraciones tomadas de Google]


Retos:

- 100 libros



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