Juegos Olímpicos | El 'Esto es durísimo' de Jorge Lera | Ayoub Ghadfa pasa a la final y ratifica un ciclo histórico

El triunfo de Ayoub Ghadfa en la semifinal de más de 92 kilos, ante el francés Aboudou por decisión unánime, fue un despliegue de técnica y madurez en el que nuestro boxeador supo contener las fogosas acometidas de su rival. Consiguió mantener la calma y el aplomo competitivo, a pesar de tener a más de 15.000 aficionados jaleando todas y cada una de las acciones de su oponente. El francés presentaba una propuesta basada en la presión y el volumen. Ayoub le ganó con distancia, elegantes desplazamientos y boxeo refinado. Este sábado disputará la final olímpica ante el temible y todopoderoso uzbeko Bakhodir Jalolov, el gran favorito, no solo a repetir medalla de oro que obtuvo en Tokio, sino a dominar el panorama del peso pesado profesional en los próximos años. La misión de convertirse en el primer campeón olímpico español es ardua y las probabilidades, a priori, no están de nuestra parte. Pero pase lo que pase, la clasificación a la final olímpica de Ayoub ratifica y refrenda lo que ha sido un ciclo histórico para el boxeo español.

Por favor, demos valor a las cosas y que no caigan en el olvido. Por primera vez en la historia, España consigue dos medallas en boxeo en unos mismo Juegos: la de Ayoub y el bronce de Reyes Pla, además de los diplomas de Quiles y Lozano. Hemos clasificado a seis boxeadores y hemos tenido a Laura Fuertes como primera boxeadora olímpica en la historia de nuestro país. Habrá que esperar al final de la competición pero, con mucho menos presupuesto, España va a estar en el medallero de boxeo por encima de países como Alemania, Italia, Estados Unidos o Gran Bretaña. Solo cabe dar la enhorabuena a este equipo y, sobre todo, agradecerle cómo nos ha enganchado y cómo nos ha emocionado.

Por lo demás, las tres finales vividas hasta el momento en Roland Garros han sido mágicas. El martes vimos cómo se coronaba la primera campeona de París 2024. La irlandesa de 34 años Kellie Harrington entró en la historia al conseguir una segunda medalla de oro en unos Juegos, algo que hasta ahora solamente habían conseguido Claressa Shields y Nicola Adams. La veterana dublinesa volvió a dar una cátedra de boxeo ante la china Yang Wen Lu para hacerse con su segundo oro y poner punto final a su extraordinaria carrera. El recibimiento que le espera en Dublín va a ser sonado, incluso más que cuando se hizo con el título en Tokio y fue paseada en autobús descapotable por todas las calles y barrios de las capital irlandesa, en un multitudinario baño de cariño popular. Kellie es una leyenda. A pesar de ser campeona mundial y dos veces campeona olímpica, nunca ha querido dejar su trabajo, aunque sea a tiempo parcial, de limpiadora en un hospital psiquiátrico en Dublín. Una auténtica “working class hero”, como cantaba John Lennon. Si confirma su retirada, la vamos a echar muchísimo de menos.

Y el martes vivimos dos sensacionales finales, dos combates en los que se reafirma lo apasionante que es el boxeo olímpico y la superlativa calidad de sus más grandes exponentes. En la final de 63’5 kg, el cubano de 24 años Erislandy Álvarez se impuso al gran favorito, el francés Sofiane Oumiha. En la final del último campeonato del mundo, Oumiha se había impuesto de forma clara al cubano. En Roland Garros, en un ambiente ensordecedor, Álvarez se tomó revancha y se llevó la decisión dividida en una de las finales olímpicas más bonitas, disputadas y emocionantes de los últimos años. El torneo del prodigioso púgil de Cienfuegos ha sido excepcional. Suma la clase y la técnica cubana a una concepción del boxeo mucho más agresiva y de ataque, con golpeo en combinaciones largas y un estilo que entra por los ojos. La vieja guardia del equipo, con Julio La Cruz y Arlen López, fue cayendo, pero el orgullo cubano se vio reforzado con la sobresaliente actuación de Erislandy Álvarez. Una maravilla.

Y como colofón a una jornada vibrante, la incombustible tanqueta ucraniana, Oleksandr Khyzhniak, nos emocionó al conquistar el oro olímpico en un nuevo despliegue impresionante de volumen y frecuencia de golpeo ante el campeón mundial kazajo y gran favorito, Nurbek Oralbay. El ucraniano no para de tirar golpes, encadenados en interminables combinaciones. No sabe dar un paso atrás y al final acaba apabullando a sus rivales. En Tokio, se le escapó el oro en los últimos suspiros de su combate ante el brasileño Herbert Souza. Khyzniak iba ganando sobrado, pero no cambió el estilo y al final un golpe a la desesperada del brasileño le noqueó y le privó de la medalla de oro. Ha sido larga la espera, pero finalmente se ha sacado la espina con un triunfo sublime en la final de París.

Llegamos a las últimas jornadas con el aliciente de ver en el último día, el sábado, a un español en la final. Polémicas aparte, y a pesar de algunas actuaciones arbitrales cuestionable, eso sí, mucho menos frecuentes que en el pasado, la competición de boxeo en París 2024, que entra ya en sus últimos días, ha estado marcada por la emoción y la calidad. Y todavía nos queda lo mejor.