12 jul 2024 , 19:23

La reserva ecológica Zanja Arajuno, en Pastaza, alberga diversas especies de flora y fauna

Este ecosistema de transición, denominado bosque piemontano oriental, combina los andes subtropicales con la selva alta y baja.

   

El bosque Zanja Arajuno emerge como un oasis en medio de campos agrícolas. Son 52 hectáreas a orillas del río Arajuno, en la colonia Mariscal Sucre del cantón Santa Clara, provincia de Pastaza.

Los primeros árboles que aparecen en el bosque Zanja Arajuno, en Pastaza, son de guaba, superan 20 metros y forman una copa por donde se filtra la luz en hilos dorados. Una manada de 30 monos “barizos” se desplaza entre sus ramas alimentándose de insectos, frutas y hojas tiernas.

A pocos metros, el venado colorado aparece entre los arbustos de “colca”, que florecen durante este mes envolviendo árboles de cedros, canelos y guayacanes, donde deambula el coatí, parte de las 20 especies de mamíferos que habita el bosque.

Este ecosistema de transición, denominado “bosque piemontano oriental”, combina los andes subtropicales con la selva alta y baja. Sus fuentes hídricas son claves para mantener el equilibrio.

Hay 10 vertientes que alimentan a los ríos “Zanja Arajuno” y “Pukayaku” que atraviesan la reserva manteniendo la zona húmeda con una temperatura de 22 grados.

Tres pequeñas lagunas, con un diámetro 1 200 metros, se forman en el corazón del bosque donde crece, entre el musgo y “enredaderas, la “punta de lanza”, una planta de propiedades antiinflamatorias.

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Una lora “cabeciazul” reposa entre las ramas de un árbol de achacaspi y en la orilla, un “lagarto de anteojos”, de dos metros y medio, toma el sol mientras otro marca territorio y busca alimentarse con guanchiches y cachamas.

Ellos comparten el hábitat con las “tortugas charapa”, parte de los 30 reptiles censados.

Al caer la tarde, el croar de las ranas y los sapos se fusiona con el canto de saltamontes, chicharras y grillos que se posan entre las hojas de plantas de bijao. Son el alimento predilecto de la “rana de cristal” y la “Arquelín”.

La “Philomedusa bicolor” sigilosamente deposita sus huevos en hojas cercanas a estanques para garantizar que, cuando nazcan, sus crías lleguen rápidamente al agua. Hay 40 tipos de anfibios.

Por su biodiversidad, el Ministerio de Ambiente reconoció a “zanja Arajuno” como una reserva privada de gran relevancia. Una familia de Pastaza se encarga de su custodia evitando la incursión de actividades agrícolas y ganaderas para preservar 400 especies de plantas.

A medianoche, con una luz ultravioleta, se puede observar el espectáculo bioluminiscente del “opilión”, un arácnido cuyo exoesqueleto brilla con tonos de verde y morado.

Sus colores contrastan con el cielo estrellado iluminado por la luna llena que sella una vista única en el bosque Zanja Arajuno.

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