El lenguaje es tan gráfico y poderoso cuando define más que describe y acude a lo elemental. El juego de posición, un camino para construir equipos de fútbol, añade y superpone una serie de ideas y sus correspondientes ramas en cuya esencia se encuentra lo básico: se trata de jugar con las posiciones de los jugadores para dominar al contrario y llevar permanentemente la iniciativa. Esta corriente, adherida como a ningún otro equipo al Fútbol Club Barcelona, va a volver a cobrar relevancia, al menos a nivel formal, veremos con qué grado de éxito, con el cántabro Quique Setién. Tiempo de valorar su debut, ni más ni menos, y con un Granada que dejó constancia de su capacidad para explicar las pocas ocasiones claras de las que dispuso el Barça, fue un choque en el que el nuevo proyecto declaró intenciones y abrió las primeras puertas.
Setién arrancó su etapa en el Camp Nou con defensa de tres
Y entre las primeras decisiones del técnico, algunas obligadas a nivel de alineación, otras varias pequeñas pistas de su modelo, destacó una salida de balón de tres hombres, de manera permanente e incondicional, que vio a Sergi Roberto, Gerard Piqué y Samuel Umtiti posicionarse entre Marc André ter Stegen y Sergio Busquets, decisión que construye una primera superioridad numérica y táctica donde quizás el Barça no la tiene a nivel individual. En la plantilla culé, ni Sergio Busquets ni ningún otro jugador tienen el rango de pase y los recursos suficientes o están en edad para escapar de presiones de dos hombres sin tener que recurrir a la salida lateral, lo que podría llevar a Setién a darle a este momento del juego, no solo un valor trascendental al equipo en el ansiado dominio a través de la repetición de pases y la posesión constante, sino ese poder estructural que desinfle el impacto de presiones adelantadas en casi todos los partidos.
Con Alba y Fati como carrileros, la primera toma de contacto estuvo muy relacionada con la ocupación del campo mientras el Granada decidiera ir basculando y replegando ante la superioridad en salida del Barça. Sólo si los puntas o mediocampistas granadinos rompían sus líneas y buscaban morder, los mediocampistas, Rakitic y Vidal, bajaban algún escalón, mientras Griezmann y Messi ocupaban la última línea del marco habilitado por Setién en su debut. Perfilado el encuentro, el Granada encontró dificultad para ensuciar la salida del Barça pero no tuvo reparo ni dificultad en mostrar su consabida fase defensiva, bien ajustada, simétrica y con capacidad de resistencia. Y así sucedió la mayor parte de la noche, en un ‘de más a menos’ del Barça hasta ya avanzada la segunda mitad.
El Granada supo aguantar, preparado para ello desde su repliegue
Hasta los cambios, y después de ellos, quien mejor interpretó y gozó de lo planteado en clave local fue un Serbio Busquets al que se le rodeó no solo de intenciones de crear un orden y una programación sino también de una equidistancia que lo elimina del primer pase, le permite orientar la salida después y encontrar socios para, acto seguido, robar en campo contrario una vez la sucesión de pases se multiplica posicionando al equipo de tal manera que acumule más gente por dentro. Se vio al Barça fino en superar las dos primeras líneas pero pasó poco tiempo en el área del Rui Silva. La entrada del esperado Puig aderezó de agilidad el interior izquierdo así como generó un gol que por técnica y precisión, puso la guinda a una noche de triunfo pero temprano para lanzar ninguna proclama, en uno u otro sentido.
Uriel 20 enero, 2020
Yo sí voy a lanzar una proclama: nos vamos a divertir