Y se marchó. De Praga y demasiado pronto de ‘su’ competición. El Sevilla, forjado su nombre en Europa gracias a varias generaciones que vieron en la Europa League las noches más brillantes de su historia, se ha ido perdiendo por el camino, acumulando razones para pensar que todo dependía demasiado del azar. Los últimos meses del conjunto hispalense ya han corrido demasiado peligro. Desde la remontada que llevó al Barça a superar el 2-0 en los cuartos de final del Sánchez Pizjuán, el 3-5-2 de Machín ha convencido cada vez menos, siendo mucho más atacado que atacante y mucho más irregular que efectivo. Esas dudas, acompañadas de un sistema que no ha logrado activar de manera efectiva a un mayor número de piezas en el dibujo, se ha ido quedando corto y plano con el discurrir de la temporada y la aparición de bajas.
En su visita a la capital checa, comenzado el partido con la necesidad de ganar o empatar más allá del 2-2, el equipo andaluz formó con Mesa y Munir como elecciones en un partido que nuevamente mostró cómo entiende el Sevilla el juego y qué matices le han ido faltando en toda su progresión como equipo. Enfrente, un Slavia en espejo, con mucha gente en la medular, que fue capaz de inquietar en cada acercamiento y que pudo llegar vivo a un tramo decisivo en lo competitivo, donde las emociones convierten las dudas en temores y las fortalezas en trincheras.
El Sevilla transmitió mucha inseguridad con ventaja, en la prórroga
Como así se construyó desde el principio, el Sevilla buscó ser muy directo en su posesión de balón. A pesar de contar con Banega, Mesa y Sarabia, la conexión con sus carrileros fue de nuevo el principal foco y suministro del ataque. Los interiores, ofreciendo pases cercanos, eran la opción secundaria, con un Banega que una vez recibía buscaba envíos abiertos, cambios de orientación y pases profundos a Promes, en la izquierda, y Navas, en la derecha. Los checos, con Masopust y Boril, se emparejaban con ellos, esperando que ese envío llegara allí donde ya estaban. Sin el control del juego, el partido se precipitó demasiado pronto, activándose unas áreas que el Sevilla, en el primer gran tramo de temporada hizo suyas pero que en dinámica negativa, ha hecho también del contrario.
Con ese nada sutil matiz, más razón de base que puntualización, la suerte ha entrado con mucha más frecuencia, entendiendo suerte como la consecuencia de no controlar los detalles, reducir la intensidad en la presión ante mayores golpes anímicos y no poder descansar en ritmos más pausados y poder darle el equipo a centrocampistas más continuos. La prórroga que se dio en el Eden Arena fue una puesta en común de las inseguridades en el juego del momento sevillista. Después de remontar fiel a su estilo, cargando el área con muchos jugadores una vez llegó el centro a la misma, el Sevilla se paró. Comenzó a acumular hombres y minutos alrededor de Vaclik, sin más opción y sin más ánimo que el de aguantar el resultado. Papeletas que sobre la bocina despidieron al gran campeón de la Europa League.
pablomesegueresbri 15 marzo, 2019
Yo pienso que al Sevilla se le está haciendo la temporada demasiado larga. Jugar las previas de Europa League, querer aguantar el ritmo del top 3 en LaLiga, disputar LaCopa hasta el último partido. Toda esta acumulación de esfuerzas han provocado agotamiento y bajas que han mermado el juego del equipo.
Si yo fuera el presidente del Seviila, confiaría en Machín para la siguiente temporada. Ha demostrado que puede aportarle mucho al equipo y podría consolidar más el sistema. Creo que se ha ganado otra oportunidad