Rusia empató en el minuto 92. No hay debut inglés que no empañe una parte o el todo, y en Francia, en el majestuoso Velodrome, no fue diferente. En un encuentro marcado por el papel protagonista que intercambiaron ingleses y rusos tras el descanso, Inglaterra apostó por el armazón del Tottenham, pero fue Wayne Rooney el único y verdadero canalizador de su selección. Los rusos, tocando fondo en la primera mitad, despertaron a tiempo tras la reanudación. Shatov y Kokorin comenzaron a moverse y la noche cambió. Fue un partido de mucho contenido, en especial en su primera mitad, en la que Inglaterra le dio el mando a su capitán.
Roy Hodgson esperó a una Rusia sin velocidad arriba y con muchos hombres replegados cerca de Akinfeev. La idea fue clara y sorprendentemente muy ofensiva. Con muchos jugadores en campo contrario, los laterales, Rose y Walker, alternaban el interior con la banda; estando a la vez y llegando como extremos. Atrás cerraban los centrales y Eric Dier, que dejaba por delante a Rooney como mediocentro real en tareas de construcción. Alli, Sterling y Lallana distraían entre líneas. Al paso de las decisiones y envíos de todo rango de Wayne, los ingleses obtenían mucha profundidad por fuera. Rusia se sentía desbordada e insegura. Sin ninguna marca cerca y con muy poca intensidad en las ayudas y en los ajustes interiores, los de Slustky hicieron muy grande a Rooney, que fue conectando a todos sus compañeros como si portase una regla. Perfecto en el timing de cada pase, las ventajas eran constantes. Hecho lo más difícil, Inglaterra se perdió en los dos últimos toques. Ningún atacante estuvo al nivel de inspiración del capitán. Kane y Sterling no fueron cracks.
Rooney fue centrocampista. Y mandó y construyó para Inglaterra
Lo de Rusia, por definir lo visto en ese parcial, fue duro, siendo benévolos. Sin Dzagoev ni Denisov, Slutsky se saltó todo su mediocampo para prevenir riesgos. Con balón, el asunto fue especialmente negativo. Berezutski se la pasaba a Ignasevich una y otra vez, casi con cinismo. Los primeros 45′ de los rusos, bastante durosNeustaedter y Golovin, el doble pivote, ni bajaba ni la pedía. Una vez recibía Ignasevich, mandaba un balón largo a la banda o a Dzyuba y se finiquitaba su turno. Inglaterra recuperaba y armaba la estructura ya descrita. En esa fase, los rusos lo cedían todo. Los metros, las zonas exteriores, el carril central, la basculación y el área. Ninguna zona o altura tenía su dominio. Como no podían contragolpear porque técnica y físicamente no era posible, Dier se bastaba para presionar con comodidad cualquier amago de transición. La falta de iniciativa de Rusia en todo tipo de situaciones pudo haberles costado una derrota garantizada. Por suerte, se fue empatando y pudo rectificarlo todo.
Desde el 46′, Slutsky mando a todos los suyos a presionar la salida de Smalling y Cahill. Para acompañar esa primera idea, la intensidad en la presión y la iniciativa individual de sus mejores hombres fueron cruciales para encerrar a los ingleses en su campo, un contexto de juego opuesto al buscado por Hodgson con tanto jugador ofensivo. La llave la metió en el cajetín y la giró Aleksandr Kokorin, el delantero del Zenit de San Petersburgo. Sus movimientos de dentro a fuera, con fantásticos arrastres y profundidad en sus conducciones cambiaron el singo del choque. A él se sumó la calidad de Oleg Shatov, el centrocampista que terminó de empapelar a los ingleses. Como un efecto contagio, Rusia ganó confianza, activó a sus laterales y trenzó cadenas de pases muy positivas, poniendo el encuentro en igualdad. Inglaterra había aceptado la ofensiva rusa y ante la lentitud de los centrales rusos, comenzó a mirar a Sterling para salir en velocidad, galopadas que no tuvieron apenas efecto. Su partido, para olvidar.
Raheem Sterling y Harry Kane, sin soluciones arriba
Akinfeev, nunca indiferente en estos certámenes sumó un paradón para después facilitar a Dier un 1-0 que Hodgson gestionó así: dio entrada a Wilshere por Sterling para ganar en calidad y tiempo de posesión. Los rusos, ya sobre la bocina, habían adelantado a Berezutski a la posición de ‘9’, justo cuando un testarazo empató el encuentro. Antes, la entrada de Glushakov y Shirokov, de mayor calidad y experiencia, dieron a los rusos otro color definitivo. Rusia, por ello, sabe dónde estuvo el problema y puede crecer. Inglaterra tiene variantes aún por mostrar tras un nuevo arranque amargo.
Foto: Lars Baron/Getty Images
Invitado 12 junio, 2016
una correción.
El cambio fue Wilshere por Rooney, y mas tarde Milner por Sterling. Sin afectar al resto de posiciones.