Sin darnos cuenta, Cristiano Ronaldo ya ha cumplido 31 años. Una noticia sin duda relevante. Un vistazo rápido a las grandes estrellas de las últimas tres décadas nos confirma la siguiente premisa: ninguna superó la treintena en mejor estado físico y deportivo que el crack portugués. El auténtico Diego Armando Maradona dejó de verse tras el Mundial de Italia 90, a la edad de 30 años. El último Zidane dominante, Mundial 2006 aparte, data de 2003, precisamente con 31 primaveras. Ronaldinho, Raúl o Kaká sucumbieron bastante antes, situando sobre los 27 el final de sus plenitudes, mientras que Henry o Rivaldo la estiraron más o menos hasta alcanzar la tercera década de vida. Los ejemplos demuestran que en el S.XXI, el fútbol va demasiado rápido como para reinar a medio gas. Pero Cristiano sigue ahí.
No obstante, sería incierto señalar que Cristiano es el mismo. Su fútbol desde hace más de un año, y especialmente en los últimos meses, viene marcado por una irregularidad desconocida desde que explotara en 2008. El fútbol de Ronaldo se basó siempre en una participación y movilidad sin precedentes. Resumido en pocas palabras, CR7 podía bajar a tocar en tres cuartos, desmarcarse 35 metros a continuación y finalizar la jugada en el área. Todo en apenas 10 segundos, a máxima velocidad y con una claridad en el movimiento fuera de la lógica. Con un añadido: lo hacía mil veces por encuentro. Cristiano Ronaldo era un sistema ofensivo de élite hasta jugando al lado de Hugo Almeida. Hoy, sin embargo, la historia es distinta y sobre todo extraña. Cristiano, antaño omnipresente, a veces desaparece de los partidos.
Cristiano Ronaldo sufre fases de desconexión en el juego hasta ahora desconocidas en su trayectoria
A Zidane le gusta un Cristiano Ronaldo pegado a la banda. Considera el técnico francés que su equipo necesita referencias exteriores, gente que se abra. Por dentro casi siempre se sitúa Isco, interior adelantado con pinta de mediapunta dentro del conjunto de Zizou. Pese a atravesar el mejor momento de la campaña en temas de regate, Cristiano hace tiempo que dejó atrás lo más destacado de su desborde. Con todo, el triple Balón de Oro se sirve de su sabiduría para arrastrar marcas, obligando a retroceder en pleno al bloque defensivo rival. En ocasiones ralentiza la circulación con alguna frivolidad innecesaria, pero el saldo de que la pille ahí es muy positivo. Sobre todo por lo que viene luego. Partiendo desde el costado, Cristiano saca lo mejor de su juego dejándose caer al centro. Ahí, sin reclamar excesivo balón, se convierte en un director de orquesta, implicando en los movimientos de ataque a Modric, Benzema, Marcelo y todo aquel que quiera sumarse. Además, esa ubicación le permite estar preparado para el contragolpe, como sucedió en el 0-1 de Roma. Es, casi sin debate, la posición ideal para Cristiano.
¿Cuál es el problema entonces? Que como decíamos antes y por los motivos que sean, Cristiano Ronaldo no está acudiendo siempre a sus labores. O mejor dicho, se agota dentro de los propios partidos. Tramos fantasmales Cristiano a veces se va, algo que el Madrid no consigue soportarcomo los vividos en Granada o ante el Málaga son imposibles de explicar sin conocer los pormenores que rodean a la estrella lusa. En esas fracciones de tiempo, Cristiano se clava como un poste en el punto de penalti a la espera de un centro y remate –siempre probable– que justifique su actuación. Esta dimisión de funciones afecta a los demás, que se ven sometidos a una carga de responsabilidad extra. Para Bale queda todo el desborde; para Benzema, juego entre líneas y caídas a banda y para Isco, la obligación de ofrecerse permanentemente a Kroos y Modric. Y una cosa es indiscutible: los futbolistas del Real Madrid son muy buenos, pero ninguno tiene ni la jerarquía, ni la personalidad ni el fútbol de Cristiano Ronaldo. CR7 es, con notable, diferencia, el mejor y más grande jugador blanco. Por eso el Madrid no logra digerir las siestas de su pieza más importante. Hoy, ante el Atleti, lo llevaría peor que nunca.
Para ganar a un buen Atlético, los onces futbolistas contrarios han de aportar de forma constante
Para ganar al Atlético de Madrid hace falta desequilibrio. Los rojiblancos han evolucionado su plan de juego en este tipo de encuentros, como comprobamos por ejemplo en los primeros 25 minutos en el Camp Nou, con fases de presión alta y mucho fútbol asociativo. Sin embargo, tarde o temprano, ya sea por un marcador favorable o la calidad del oponente, el Atleti regresa a su esencia de repliegue cerca de su portería. Asentada la muralla, al adversario no le queda otra que intentar regatearla por fuera, ya que en zonas centrales el espacio escasea. Aquí nace el primer mandato de Cristiano, que deberá asumir su papel exterior, al menos de inicio. Sin Bale y con James escaso de chispa, Ronaldo ha de distraer desde la banda. No se trata, por supuesto, de que CR7 clone el comportamiento futbolístico de Bolo Zenden. Al contrario; las caídas al centro serán fundamentales para castigar un pivote colchonero que no se ha repuesto del todo de las lesiones de Tiago y Augusto. Y luego está el caso Giménez.
Josema Giménez no es, ni por asomo, el central que fue Miranda para el Atlético de Madrid. Si bien los zagueros del Atleti hoy viven más expuestos, y por tanto su labor es más difícil, hay que decir que de cara a las fases de cerrojazo, el uruguayo no es tan fiable. Giménez sufre para interpretar los movimientos de máxima exigencia, como por ejemplo el desmarque de Jordi Alba en el empate de Messi. Ni mucho menos puede hablarse de fallos garrafales; simplemente no alcanza la excelencia. Por eso el Madrid debe exponer lo mejor de sus delanteros, es decir, la simbiosis de Cristiano y Benzema a la hora de permutar posiciones en ataque. Estar quieto en el área es conceder ventaja, simplificar el trabajo a los centrales. Es cierto que en balones aéreos Giménez no domina como Miranda, y ahí Cristiano puede hacerse muy relevante, pero no puede ser la única cara de su juego. Hoy a Ronaldo le toca moverse. Otra cosa no valdrá.
Mark 27 febrero, 2016
"Sin Bale y con James escaso de chispa, Ronaldo ha de distraer desde la banda"
¡Y sijn Marcelo! Que es en mi opinion el mejor regateador del equipo.