Sí, amiguitos, así nació la primera versión de Dark Souls. Desde entonces, según todas las agencias de estadística celestiales, la extremaunción se ha incrementado en un 666%, hay incluso gente que la toma varias veces tras resucitar el tercer día. Eso es Dark Souls, el mal en sí mismo, la incepción de la desesperación, el nacimiento de la locura, es un jodido Gremblin comiéndose un cochinillo asado a las 23.59 en una tabla mohosa que flota a la deriva en mitad del Atlántico. La receta usada por los amigos de From Software es como la de la paella, teóricamente es sencilla, pero a la hora de la verdad te acaba saliendo un arroz con pollo y no muy bueno. Es lo más difícil a lo que he jugado desde que fui a votar por última vez.
Donde en los juegos actuales es complicado dar dos pasos sin encontrar un punto de salvado en Dark Souls estos están escondidos detrás de paredes imaginarias apartadas de la mano de Dios o visibles y cercanos, pero terriblemente inalcanzables. Te dejan sólo intuirlos detrás de aquella piedra en lontananza; se ve por una rendija por la que jamás podrías pasar, pero que, en realidad, da lo mismo ya que aunque cupieses se encuentra sita al otro lado de un abismo de insondable profundidad y en el que la mitad del mismo está ocupada por un demonio de lava del tamaño Cuenca y no, no son las casas lo que le cuelga.
Cuando, tras sudar tinta, sangre y calamares a la romana consigues llegar al punto de salvado (los llamaremos “hogueras” a partir de ahora) te sientes feliz como una meretriz al salir de Babilonia, que hay mucho intrusismo laboral ahí. Es curiosa la primera vez que, después de salvar la partida en una hoguera, matas a cuatrocientos dos bichos, cada cual más repugnante que el anterior; te has quedado sin pociones y tienes menos vida que la cabeza de Belén Esteban, sin embargo, oh desgracia la tuya, no encuentras la siguiente hoguera. Seguir adelante sería un suicidio y además, con la generosidad y el altruismo del que están embebidos nuestros simpáticos Anal Stick Insertion Managers, toda la experiencia (llamémosla almas) que acumulas se pierde si no la gastas, pero… oh, sólo puedes gastarla en una hoguera… está bien, andaremos hacia atrás los 10 kilómetros que nos separan de la hoguera que ya conocemos y luego los volveremos a andar hacia delante con el camino ya despejado, así con nuestra vida a tope y cargados de pociones podremos buscar, seguramente de forma infructuosa, lamentable y arrastrándonos cual gusanos, la siguiente hoguera. Has vuelto. Estás otra vez en la hoguera del principio, has venido desde a tomar por el puto culo, que ríete tú del camino de Santiago, guardas la partida y de nuevo. ¡oh, sorpresa! Todos los monstruosos amigos de los niños han vuelto a aparecer, en los últimos 40 minutos de partida has avanzado… ¡¡absolutamente nada! En este punto es cuando te das cuenta de que ya no te quedan uñas y estás masticando (que no mordiendo) muñón.
Al menos, tras morir y perder la experiencia aproximadamente unas 400.000 veces ya has aprendido a matar a los bichos sin casi sufrir daño. Perfecto, avanzas rebanando cabezas por doquier, casi puedes sentir la textura de la carne al ser aplastada con tu garrote de dos metros de largo por uno de ancho. ¡ja! . Eres como Don Pelayo, como Dios, pero cuidado, Jim Carrey también era como Dios y acabó rodando “Los pingüinos del Sr. Poper”… tras cinco horas jugando sin parar llevas encima 190.000 almas acumuladas y sin gastar, pero no hay problema, los tienes dominados, nada puede matarte, eres indestructible, no puedes perder tus trabajadas almas… Error, un paso en falso y sale un enemigo que no cabe en las putas 50” de la televisión y que con sólo mirarte mal te produce la muerte por atragantamiento testicular, o de pronto se abre el suelo y te conviertes en un pincho de tortilla o te aplasta una piedra rodante o, lo peor de todo, ese enemigo al que llevas seis días matando una y otra vez sin que te roce, de pronto se ha acordado de que mentaste a su madre y te da la paliza de tu vida. Ahí es cuando dejas de masticarte el muñón y directamente revientas la consola a puño desnudo… bueno, a muñón desnudo. Si habéis visto “Trabajo basura” sabéis a lo que me refiero, si no la habéis visto no sois dignos de vivir. He dicho.
Para aderezar toda esta consecución de insensibles desvaríos de su enferma mente, el amigo Anal Stick Insertion Manager que, aun condenado al ostracismo, tiene su sucinta vida social, probablemente para partirse el culo de los jugadores a ojete batiente, suele ir de fiesta con alguien a quien amablemente llamaremos, para que no se dé cuenta de que nos da asco, Diseñador Joputa de Gráficos Repugnantes. Pues bien, el Diseñador Joputa de Gráficos Repugnantes es profesional, muy profesional. Ha conseguido dar el ambiente necesario para que vayas cagado a cada esquina. Paisajes tétricos y oscuros, con olor a decadencia y sabor a sangre muerta, con infinitos detalles que confieren una no-vida fantásticamente horrenda, temible y tenebrosa a todos los escenarios uno por uno. Algunas veces, el Diseñador Joputa de Gráficos Repugnantes recuerda que una vez fue humano y decide crear un hermoso paisaje, con el sol brillando allende las altas torres de dura piedra, pero claro, el diseño no es rápido y antes de acabar siempre recuerda quién es él en realidad. Así es como dota a los bellos torreones y brillante sol de un aire trágico de soledad y desolación y crea un hermoso paisaje, sí, pero un hermoso paisaje de vacío, lleno de altas torres de dura piedra marchitas y callejuelas abandonadas bajo un sol apagadamente brillante, todo ello imbuido en un silencio sólo roto por los mortecinos estertores de algún engendro sin nombre que, anquilosado, se esconde tras una esquina y que no podrás ver hasta que se abalance sobre tu espalda. Precioso. Una verdadera delicia.
Se puede sumar a lo dicho, que todo el inmenso mapa que compone Dark Souls está interconectado como una telaraña, como internet, como el Pp y el fraude. No hay un camino establecido, “puedes ir por donde quieras”, nunca sabes cuál es la ruta apropiada en cada momento, es una de las gracias del juego (y vaya gracia), aventurarte en lo desconocido sólo para darte cuenta de que acabando de empezar a jugar acabas de entrar en la que probablemente es la última zona del juego, vamos, que te dan estopa hasta en los pelos del ojete, eso es justo antes de dejártelo como la bandera de Japón, un bebedero de patos o sendas metáforas soeces similares.
Concluiré hablando de su fastuoso tutorial. Nunca antes vi un juego explicado así, es una obra maestra. Pulsa X para pegar, pulsa Y para correr, pulsa O para cubrirte con el escudo… y ya. Qué hacen los miles de objetos, cómo mejorar el centenar de armas y otros tantos escudos y armaduras, cómo evitar que otros jugadores online entren a tu mundo a reventarte… nada, no te dice nada de nada el muy mamón. Yo llevaba jugando unas 10 horas cuando me di cuenta de que se podía saltar, no os diré más yo tampoco… Ah y que no se te olvide comprar la piedra “x”, que no sabes para que sirve, en el momento, llamémosle 2 (y en ningún otro momento podrás comprar si la cagas), porque como no la tengas en el momento 223 estás jodido… vamos, un festival del humor. Chiquito de la Calzada es luz de gas.
Todo esto parece horrible, parece que os ruegue por favor que huyáis rápido y lejos; que cuando veáis una copia de Dark Souls la lancéis por la ventana más próxima. No es así, no nos engañemos, es horrible, sí, pero si no te para el corazón el algún momento y conseguís finalizarlo sanos y salvos (os aseguro un mínimo de dos o tres docenas de “me cago en su puta madre” durante el juego y esto lo dices cuando te matan unas diez o doce veces en el mismo sitio), es un juego como los de antaño, como los que ya no se hacen, no es otra mierda comercial para niños mimados que se compran la consola con el pack “Mi pequeño pony rosa que vomita arcoíris al amanecer”, esto es sólo para Frikis, pero así, Frikis con mayúsculas, los proyectos de friki, frikis en potencia y demás seres subterráneos y/o traslúcidos que no lo intenten. No están preparados. Pero si eres de mi calaña, de los que nada que no tenga alcohol o tetas te puede sacar de delante de la pantalla, entonces adelante, será lo mejor que habéis tocado (sin contar alcohol o tetas) desde hace mucho tiempo.
No, repito, No veáis las guías en Youtube, jugad, morid, perseverad y morid más y así una y otra vez, cuando consigáis tener el juego dominado (si es que tal cosa se puede conseguir) o cuando el juego os haya dominado a vosotros y llevéis 20 ó 30 horas de lucha infructuosa contra los putrefactos y miasmáticos elementos, entonces y sólo entonces podéis permitiros estudiar un poco de las guías, para ver que lo os habéis dejado o para ver la advertencia de “compra la piedra X aquí”, pero nunca veáis tutoriales de zonas que aún no habéis jugado.
Disfrutad y morid, hermanos de almas. No en ese orden necesariamente.
Morituri te salutant,
Tío Yyrkoon.
Pd: Gracias a un escritor "Anónimo" (no me acuerdo dónde lo leí), por inspirar este post con uno "Henorme" que él mismo escribió. Que él mío es mejor, sí, que no existiría sin el suyo, también: D
Ppd: Llamadme modesto. O mentiroso.