jueves, 25 de junio de 2009

Agave Reina Victoria



De la misma manera que hago con todas mis plantas, a las cuáles les debo atención exquisita, cuidado, mimo y cariño; también hago con mis cactus.
Los cactus forman ese tipo de plantas que, a pesar de sus pinchos, se dejan querer y observar, y después de un tiempo de trato personal, uno llega hasta a admirar, dada la rareza de su propia estructura o bien, como en este caso, por su excelsa y elevada floración.

Y no puedo dejar de hablar de este agave que llevo cuidando no sé cuántos años y al que, al parecer, le había perdido la cuenta. Al principio creía que me brindaría con una de tantas flores a las que estoy acostumbrada a descubrir en mis cactus. Cualquiera de ellas, en tiempo de floración, es un auténtico regalo en forma de colores e imágenes que me da la naturaleza. Algunas efímeras, de uno o dos días de duración; otras, sin embargo, me han brindado una floración parsimoniosa y lenta. Por ello siempre esperé pacientemente a que sucediera.

El agave Reina Victoria, que así es como se llama el cactus que hoy traigo a colación y que crece espontáneamente en zonas de México, lleva un tiempo invitándome a visitarlo. Me tiene enganchada y casi me preocupa mi adicción de visita diaria a su morada. Y es que, desde el principio, y por su particular forma de presentarse, me llamó la atención

Tan firme, tan fuerte y férreo a la vez. Yo diría casi estricto y medido en sus formas. Moldea y conforma este cactus una roseta de hojas apretadas, fijas y compactas con señales blancas en los márgenes que las distingue, y que están a lo largo de sus hojas. Por ello es muy decorativo. Los márgenes no son dentados y, mirándolo, da la sensación de una imagen en forma de poliedro alcanzando aproximadamente hasta unos 50 cm. de diámetro. Al final de la hoja suele incluir una o dos espinas muy duras de 1 cm. aproximadamente. Tienen un fuerte sistema para afianzarse a suelos que no son muy estables, o bien a los suelos pedregosos. Las hojas centrales se curvan hacia dentro terminando en una fuerte espina o pico y que, aconsejo no intentar tocar por la dolorosa experiencia de clavártela.

Recuerdo una vez que, por el mero hecho de trasplantar mi penca a una maceta mayor para que estuviera más a gusto y más a sus anchas, penetró una de sus púas, levemente, en una vena del dorso de mi mano. La consecuencia no se hizo mucho de esperar. Al instante se inflamó a modo de globo tomando un color verdoso, formándose una especie de coágulo abultado que duró varios días, cambiando a color morado según iba transcurriendo el tiempo. Ni que decir tiene el escozor y el dolor que me dejaba como presente y como recordatorio. O tal vez, como si de un aviso se tratara, a no traspasar su reducto y su parcela.
En verano le salen a estos cactus unas espigas erguidas con flores pequeñas de color blanco tirando a cremoso. Estas espigas pueden llegar a alcanzar hasta tres metros. Y sólo florece una vez en la vida, por lo que después de hacerlo la planta muere.

Al tiempo que me he enterado de esto, me he quedado más que preocupada, ya que siempre ha estado ahí perenne apoyándome, dándome lo mejor de su presencia, pidiendo a cambio sólo lo estrictamente esencial para vivir. Oxígeno, agua y tierra fértil y abonada para crecer y desarrollarse. De vez en cuando pedía ser despojado de algunas inquilinas que, sin pedirle permiso, se anexionaban a él buscando, tal vez, refugio o cierto tipo de protección. Mi agave Reina Victoria es una planta muy resistente, sobre todo a las zonas áridas y semidesérticas. Aunque también suele servir como planta de interior.

Es bella y elegante y, creo saber que, muy apreciada por los coleccionistas y excelente como planta de terraza o jardinera por su poco desarrollo.
Se da muy bien a pleno sol, pero es tan flexible, que incluso puede sobrevivir a algunas heladas débiles y que rara vez se espera. Pero se aconseja, no obstante, seguirla protegiendo.
Si está en maceta necesita más agua, como cada siete días aproximadamente, que si se criara en terreno libre. Yo diría que es una planta aguantona, dado que resiste y soporta los distintos embates del tiempo. Mas, sin embargo, sé que se irá para siempre. Y no deja por ello de entristecerme.
Esta especie de agave llamada Victoriae-Reginae procede del desierto de Chiguagua en México, con alrededor de media docena de subespecies.
Siendo la palabra agave de procedencia griega y cuyo significado es el de admirable, no ha parado de fascinarme, dejándome, a la vez, encantada esta penca que ha decidido, ahora, florecer en ramilletes sobre una vara central, maguén o maguey.

Pero no sabiendo yo que esta floración aparece sólo hasta que la planta tiene 20 ó 30 años de edad y no siendo pues, consciente del paso del tiempo; he visto que en pocos días se ha elevado a la altura que podemos apreciar mediante las fotos que he tomado. Y es por lo que me hago cargo ahora, de todo el tiempo que ha estado conviviendo y compartiendo espacio, serena y armónicamente, conmigo. A la vez que, antes de su definitiva partida, me invita a elevar mis ojos casi por obligación, para ofrecerme la manifestación más explosiva y bella que me puede dejar como herencia; esto es: un espigón o bohordo cargado de espléndidas y diminutas flores de color blanquecino.
Definitivamente, he de seguir mirando hacia arriba, hacia esa altura construida para mi, paso a paso. Y al mismo tiempo para apreciar su presente, so pena de perderme tan espontáneo, natural y gratuito ofrecimiento en forma de regalo. Mientras, esperaré pacientemente y con cierta nostalgia su despedida.







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jueves, 18 de junio de 2009

Cajita de cristal




¿Qué hay en la cajita de cristal?
hay puertas entornadas
y cancelas abiertas,
hay miradas francas y directas
bienvenidas reveladas
y alegría expresa,
por haber...
hay regocijo, travesura
y ternura manifiesta.


¿Qué guarda la cajita de cristal?
no hay rayos, no hay centellas,
no hay relámpagos, no hay tormentas,
no hay borrascas, ni ventolera,
por no haber...
no hay chaparrón,
ni tampoco nieve duradera,
...algún halo de color magenta.


¿Pero qué hay detrás de la cajita de cristal?
hay un cielo y mil estrellas,
y una nítida luna envuelta,
hay radiantes luceros,
prendidos sobre una cordillera.


¿Y qué hay dentro de la cajita de cristal?
si lo quieres saber
te lo digo en un pis pas,
cuida el contacto visual,
custodia la comunicación verbal,
vigila su complicidad,
atiende al intercambio personal,
favorece su creatividad,
revela una manifestación gestual,
saca de dónde no hay...
y seguro, seguro
algo más encerrará.


Frágil y delicada cajita de cristal
tras la puerta escondida
como regalo ofrecida,
esperando que alguien
la descubra y la vea,
y que elevando sus ojos
a la luna lunera,
pueda depositarlos en ella.






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sábado, 13 de junio de 2009

Ya no sé si...

( Pinchar sobre el programa para agrandarlo)



Tomo como juego
palabras de Benedetti y Pedro García Cabrera,
las hilvano y las compongo
y las hago mías,
me recreo con su poesía,
y a modo de verso
me salen algunas rimas.


No hizo falta proponérmelo pero me llené al instante, de aguas que no son las mías y aunque nunca estuve distante; sus voces, nuestras voces, no me dejaron la sangre en penumbra, más bien sentí durante el concierto el corazón de la luna. Cantando en el escenario me di a tu abrazo, a sabiendas de que ni me encuentro ni me hallo.
Y sigo, sin embargo, en esta encrucijada de ponientes hasta que el ocaso cruce al frente.
Y sueño por entre tarajales, porque aunque la noche pase y no, y aunque te tenga y no, y aunque te busque y no te encuentre, sé que eres mejor que todas tus imágenes.
Y que con eso me quedo y que como eres lindo y bueno desde el alma a mi, por eso te sigo y te quiero.
Y aunque eres mío y no eres mío, tengo que seguir amando para seguir queriendo.
Y sigo queriendo porque, en definitiva, hace falta mucho más que dos en una buena entonación. Y en mi paraíso no cabe otra cosa que amor, complicidad, rebeldía y construcción...con un poco de creación.
Y muchas veces elevo mi mirada al cielo, y entono en guaraní un Ave María,
y no sólo participa Gabriel y su Oboe, sino que me acompaña un conjunto de voces en armonía.

Quise sentir el aire
que de mi garganta salía
coger a bocanadas un resuello
y hacerlo verdadero.

Quise entregarte una rosa blanca
salvaje y enmarañada,
pude darte un abrazo
de lo más tierno,
un abrazo
de los de adentro.

Quise contar mis breves horas
lentas y pausadas
de caricias no amordazadas
de tenues encuentros
de diáfanas miradas.


Entre el claroscuro
de erguidas velas
la noche se hizo canción,
el paseillo entre el público
iluminó el gran salón,
de afinadas notas pleno
y mucha expectación.

La poesía no fue excusa
para sacar a colación
el regalo organizado
con días de antelación.

En el escenario
un gran grupo
apareció
por sorpresa y como ofrenda
cantó,
no hubo improvisación.


Mirar en derredor
para ver que estabas
y en un aplauso sentir
tu vibración aparejada.


Percibir tu presencia
tu esencia, tu decisión,
recoger las notas al vuelo
sin pertenecer
a este son.

La noche terminó
con un TE QUIERO
de fusión coral,
Unum Cor y Carpe Diem
juntos para evocar.


A los acordes del piano
la Coral y Carpe Diem
se unieron al final,
con la Cantata 147
de Johan Sebastian Bach.













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martes, 9 de junio de 2009

XVI Festival Carpe Diem

(Pinchar sobre el cartel para agrandarlo)


¡CARPE DIEM!. Así año tras año. Y llevamos dieciséis. Cada vez que se acerca nuestro festival; nuestro ánimo crece, nuestra creatividad va desplegando sus alas y, todo el recorrido que hemos hecho durante todo el curso escolar y musical, se va perfilando en aras de conseguir siempre nuevos estrenos en distintas obras musicales.
Es la ilusión, es la música, es el compartir. Letra, ritmo, solfeo, tempo, música...y ...
Así también, nuestro director nos imbuye de toda esa sensibilidad que es capaz de traspasar y comunicar.
Un día tras otro, semanalmente. De seis a ocho, aunque no siempre puntualmente ya que, siendo aficionados como somos, nos debemos, además, a nuestra profesión. Educación y música. Música con educación. Educación para la música o una música para una auténtica educación. También nosostros aprendemos con, por, de... Aprendemos de forma matemática, preposicional y anímica. Todo entra a formar parte de nuestra amalgama. Nuestro entramado es amplio, heterogéneo, diverso.
Este año, nuestro cartel hace referencia al Año Internacional de la Astronomía. En él se refleja el cielo diáfano que puede observarse en Las Cañadas del Teide, tanto de día como de noche. Las estrellas relucientes, a cuál mejor. La luna, siempre en este impresionante y sobrecogedor entorno, fúlgida, resplandeciente. El contorno de nuestro Teide recortado en el firmamento, al tiempo que un halo bifurcado y misterioso de distinta tonalidad se atreve en la noche a bajar desde el cielo; desplegándose, para llegar al corazón de nuestras voces y de nuestro escenario: las notas musicales , en este caso corcheas, que dan un toque de sencillez y simplicidad y, que nada pueden hacer sin la semicorchea, que en este caso representa a nuestro director. Somos uno sólo con el firmamento. Y el firmamento recibe en reciprocidad un conjunto difícil de separar. Al unísono o en contrapunto.Pero vibración al fin.
El repertorio para este evento que se describe en nuestro programa de mano, tendrá una entrada especial en el siguiente post, ya que también nos acompañará la Coral Universitaria de La Laguna.
Para que vayan abriendo boca y para los que todavía no conozcan a Carpe Diem de La Laguna aquí va el enlace
http://corocarpediem.com/ . Para aquellos que no han tenido la ocasión de asistir a nuestro entrañable Festival, una sugerencia susurrada al oído: "Acérquense sigilosamente, acomódense, escuchen, sientan y no se arrepentirán"





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