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domingo, 18 de septiembre de 2011

Otro desliz de Rita Barberá

No cabe duda de que ir en bicicleta de un lado para otro es más recomendable que hacerlo en vehículo motorizado; siempre que se trate de distancias prudentes, claro está. Ir en bicicleta, además, no sólo es beneficioso para el propio ciclista, al ayudarlo a mantener en buenas condiciones su estado físico, sino también para el resto de la población, puesto que las bicicletas no contaminan.
En este sentido, hoy se celebra en Valencia el Día de la Bicicleta, también conocido como Día sin Coche. Lo que ocurre es que bajo tan loable, a primera vista, objetivo se esconde una nefasta consecuencia, como es la de hacer creer a los ciclistas de que la razón está de su parte. Pues no.
Las ciudades se justifican por las aceras. Es en ellas en donde la vida se vuelve amable y llena de alicientes. Por las aceras es por donde la gente puede pasear tranquilamente, en soledad o acompañada, contemplando los monumentos, las fachadas, los escaparates, o charlando sosegadamente. En las casas se vive, pero en las aceras tiene lugar mucha vida social. Sin embargo, la invasión de las aceras por las bicicletas lo ha trastocado todo. Por las aceras ya no discurre la vida plácidamente, sino que la preocupación principal de los viandantes ha pasado a ser la de salir indemne del intento, la de preservar su salud. Para el corazón de los ciclistas invasores el pedaleo resulta saludable, sin duda, pero el corazón de los peatones con los que se cruza sufre mucho, a causa de la sucesión de sustos y de la indignación consiguiente.
Si el ayuntamiento de Rita Barberá permite concede la impunidad a los ciclistas que circulan por donde no deben, como viene haciendo, obtiene con ello otro efecto, ignoro si buscado, deseado o no tenido en cuenta, como es el que disminuya la educación en las calles, puesto que cada vez se nota más prepotencia en ellas.

'El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde'
'Alrededor del deseo'
'Cuentos neuróticos'
'Alfonso X el Sabio'
'¿Cuándo y cómo acabará la crisis?'
'El psicólogo en casa'
'La huella del hereje'
'Quién mató al ayatolá Kanuni'

viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Bicifobia?

Ha escrito Carmen Velasco un artículo en Las Provincias titulado Bicifobia, en el que hace algunas consideraciones sobre lo dificultoso que resulta ir en bicicleta hoy en día. Creo que es un asunto que merece la atención. Quien conduzca un vehículo de cualquier tipo tiene dos motivos para respetar un paso de cebra; en primer lugar, ha de ceder el paso al viandante por educación y en segundo lugar porque lo ordena el código.
Las normas del código de circulación están basadas en la educación. Si no todas, al menos gran parte de ellas. Lo que ocurre es que hay muchos que guardan la educación para las grandes ocasiones, o para cuando creen que les conviene. Alguien que camine por la calle durante media hora, verá interrumpido su camino unas cuantas veces por personas que salen de improviso de los portales, o por otros peatones que se cruzan sin contemplaciones, o por bicicletas o motocicletas, que en las aceras se creen los amos y exigen vía libre, y eso si no vienen por detrás a gran velocidad y le pasan rozando. Si hay un carril bici cerca, lo más probable es que esté invadido por otros peatones, o que algún coche o motocicleta lo haya utilizado para aparcar.
En lo que respecta a los ciclistas, puede ser cierto que la fobia se extienda incluso a esos pocos que circulan por donde deben y de forma correcta. Parte de la culpa de esa fobia la tienen las autoridades, porque no se deciden a encarar debidamente el problema. Las aceras son para caminar. Para disfrutar de las ciudades, tiene que ser posible pasear tranquilamente, mientras se charla y se admiran las edificaciones y los monumentos. Hay que bajar a las bicicletas a la calzada y para ello hay que protegerlas, estableciendo las distancias que han de guardar los demás vehículos. Y la otra parte de la culpa corresponde a los ciclistas, puesto que por lo general avasallan a los caminantes en las propias aceras.