Digamos que héroe es quien enfrentado a una situación extrema saca lo mejor de sí mismo, en lugar de dejarse arrollar por las circunstancias. Algunos de los héroes alcanzan gran nombradía, pero otros permanecen en el anonimato. Digamos que alcanzar la fama no es la recompensa por la buena acción, sino que quienes de este modo lo hacen obedeciendo la llamada de su buen corazón.
El diario La Vanguardia da noticia hoy de Jorge Luis Carreño, que hace tres años encontró 18000 euros y los entregó a la policía. Pero hoy ha aparecido en el periódico por otro motivo: cuando alguien está en una cola tiene que poner cara de aburrido o mostrarse inquieto y con prisas; de no ser así, puede dispararse la paranoia.
Heroína es, sin duda, María José Carrascosa, que no duda en hacer los sacrificios que sean necesarios para proteger a su hija. Hermoso el artículo que escribió la fiscal de menores Gema García. Fanfarrón el juez Venezia que no sólo pisoteó a la justicia española, sino que además se permitió la “gracia” de sermonear a la madre con la que se había ensañado. Así cualquiera.
Héroes fueron hace algunos años los jubilados Guillermo Caballero Martínez y Julio Antonio Casino Ibáñez, que primero uno y luego el otro, ambos en solitario, se enfrentaron a un atracador armado de una gran navaja que aprovechaba los permisos carcelarios de una condena de 25 años para atracar bancos. Los dos arriesgaron sus vidas por defender a alguien a quien no conocían, sin que, hasta la fecha se les haya dado ningún premio. Pero merecen ser considerados como héroes.
Y hay otras dos heroínas, Ana Sullivan y Helen Keller, a las que suelo recordar siempre, por las enseñanzas que cabe extraer de su caso. Afortunadamente, son muchos los héroes, aunque no tengamos noticia de ellos. Son los que hacen que el mundo siga siendo habitable. Gracias a ellos podemos mirar el futuro con optimismo.
El diario La Vanguardia da noticia hoy de Jorge Luis Carreño, que hace tres años encontró 18000 euros y los entregó a la policía. Pero hoy ha aparecido en el periódico por otro motivo: cuando alguien está en una cola tiene que poner cara de aburrido o mostrarse inquieto y con prisas; de no ser así, puede dispararse la paranoia.
Heroína es, sin duda, María José Carrascosa, que no duda en hacer los sacrificios que sean necesarios para proteger a su hija. Hermoso el artículo que escribió la fiscal de menores Gema García. Fanfarrón el juez Venezia que no sólo pisoteó a la justicia española, sino que además se permitió la “gracia” de sermonear a la madre con la que se había ensañado. Así cualquiera.
Héroes fueron hace algunos años los jubilados Guillermo Caballero Martínez y Julio Antonio Casino Ibáñez, que primero uno y luego el otro, ambos en solitario, se enfrentaron a un atracador armado de una gran navaja que aprovechaba los permisos carcelarios de una condena de 25 años para atracar bancos. Los dos arriesgaron sus vidas por defender a alguien a quien no conocían, sin que, hasta la fecha se les haya dado ningún premio. Pero merecen ser considerados como héroes.
Y hay otras dos heroínas, Ana Sullivan y Helen Keller, a las que suelo recordar siempre, por las enseñanzas que cabe extraer de su caso. Afortunadamente, son muchos los héroes, aunque no tengamos noticia de ellos. Son los que hacen que el mundo siga siendo habitable. Gracias a ellos podemos mirar el futuro con optimismo.