La
autora del texto que va a continuación era la teniente de alcalde de
Boadilla. No estaba en el sumario, ni tampoco en las escuchas del
Gürtel. Llegó el momento en que al alcalde no le quedaba más
remedio que dimitir, con lo cual le habría correspondido a ella ser
alcaldesa. Pero el alcalde puso una condición: si no dimite María
Jesús, yo tampoco. Esperanza Aguirre a María Jesús: o dimites o te
destituyo.
La
del Alba
Autor:
Vicente Torres
Buenas
tardes. Me corresponde el honor de presentar en primer lugar la
última novela de Vicente Torres, ¨La del Alba¨,
aunque aún me pregunto de dónde saco el valor para hacerlo, visto
el currículo y la trayectoria de mi compañero de mesa, el profesor
Alfonso Martínez Díez.
Vicente
y yo nos conocemos hace algunos años, y mantenemos una amistad donde
los dos nos sentimos libres de intercambiar opiniones, generalmente
de política, pero también de muchos y variados temas. Quizás sea
esta la razón por la que me ha elegido para esta aventura, nueva
para mí, de presentar un libro suyo. Estas palabras están escritas
desde el cariño y la admiración que siento por él y, por tanto,
considero que mi aporte a la presentación de la obra puede llegar a
ser original, por diferente.
La
del Alba es una novela autobiográfica o más bien una
autobiografía novelada. El germen de la idea del contenido surgió
de la necesidad que sentía el autor de ofrecer un legado a su
entorno más íntimo, más en el círculo de la familia y allegados y
así comenzó la obra bajo el título de El Gen Superviviente.
Como dije antes, yo a Vicente le conozco hace unos años, doce o
catorce, y siempre he considerado que, como el caballero de la
armadura, impulsaba y defendía muchas y variadas causas justas, sin
descanso, siempre sin desfallecer, enfrentándose a gigantes y a
molinos simultáneamente en batalla desigual, en lugares donde uno
imagina que debería encontrar el desinterés y la búsqueda de un
mundo mejor. Pero eso es otro capítulo, o quizás podría ser otro
libro. Aquí lo dejo…
De
Vicente siempre me gustaron muchas cosas, algunas quiero compartirlas
con la audiencia que nos acompaña en este acto.
Vicente
mira de frente. Dice que apenas oye pero escucha, analiza, debate,
pregunta y desde luego memoriza. Su mente prodigiosa atesora ideas
originales, saca conclusiones brillantes… y no hace imposiciones,
pero no se deja llevar por el rebaño. Tampoco le veremos poniéndose
de perfil cuando hay una injusticia, o alguien falta a la verdad a
sabiendas.
La
del Alba nos revela un Vicente que llevó o sobrellevó una infancia
durísima, donde él mismo dice que entre su madre y él no hubo
nunca un vínculo emocional, donde su padre, varios de sus hermanos y
en general todo su entorno le despreciaban y maltrataban. No voy a
desvelar el contenido, porque es trabajo personal de cada uno sacar
las conclusiones de lo que el él se dice, de lo que su autor quiere
compartir con su lector. Y ya se sabe que cada persona es un mundo.
Sí
quiero decir que el personaje puede trascender lo que está pasando,
el dolor extremo que padece, porque elige conscientemente no
parecerse a sus maltratadores, elige hacerse militante de las
cualidades humanas, elige la empatía y la compasión, elige seguir
el camino correcto y elige el bienestar que le produce el aroma de
los jazmines del entorno de la sierra de Oltá, la Solana, Bernia…su
querida Valencia. Elige soñar, tener ilusiones, por ejemplo se
deleita imaginando historias con las figuras que proyectaban las
sombras que se colaban por las rendijas de la puerta de su habitación
cuando era pequeño…
Toda
esta capacidad de abstracción, toda esa imaginación y el mundo de
ilusiones del que se rodeaba actuaban como fieles escuderos en su
lucha contra los gigantes pero también contra los molinos.
Pero
Vicente no considera que esté dando una lección de vida. En una de
las conversaciones que mantuvimos por correo electrónico Vicente me
dijo que su único mérito había sido el de sobrevivir en unas
condiciones imposibles, pero que le han venido bien porque sin ellas
él habría sido peor. Aquí me viene a la cabeza la frase de Séneca:
a través de lo áspero se llega a las estrellas. Él supo
sobrevivir pero también dio lustre a su armadura refugiándose en sí
mismo y en sus convicciones, extrayendo fuerza de cada dificultad. Lo
que aprendió es mérito suyo, porque lo hizo a fuerza de estudiar,
leer, meditar… y pensar, pensar y pensar. Vicente Torres (lo
desvela en el libro) posee una inteligencia superior al 99´9% de la
población. Por si no fuera mérito suficiente fue capaz también de
fortalecer su vida interior en parte ayudado por una sordera que le
ayudó a protegerse, a aislarse, a encender las luces interiores y a
brillar de puertas adentro.
Aquí
me gustaría destacar otra cualidad que yo considero del autor, y es
el discernimiento. Me resulta especialmente admirable que una persona
que se considera, literalmente, nadie, despliegue esa
capacidad de valorar las cosas sanamente, con inteligencia,
consciencia y sentido crítico, para tomar la mejor decisión. Decía
al principio de mi intervención que Vicente no se pone de perfil
ante una injusticia, no se para ante lo que cree correcto hacer.
Apuesta por la justicia y por la nobleza de espíritu. Si hubiera
devuelto odio por odio (reconoce el autor) no podría haber salido
psicológicamente indemne del desafío que le había planteado la
vida. De manera que tener fe en uno mismo es clave también en esta,
digamos, ecuación.
Otro
importante ingrediente es la voluntad de hierro para conducirse (de
conducta) por el camino correcto, el de la bondad porque, para ser
malo, sólo basta con dejarse llevar. Y también por un deber para
con la humanidad y es que cuando practicamos el bien, repercute en
toda la humanidad, igual que practicar el mal repercute en toda la
humanidad. No siempre tenemos al alcance un escudo de superhéroe, a
veces hay que remangarse e ir a por todas. Eso hace Vicente.
El
alma noble (así considero que es la suya) posee la gran cualidad de
apasionarse por las cosas honestas. La honestidad y la virtud son
valores altamente apreciados, y la nobleza supone ser capaces de
buscar causas, motivaciones y aspiraciones justas. (De nuevo Séneca)
Para
concluir, decirles que es una historia que merece ser contada porque
todo el mundo puede extraer conclusiones de ella, como dice el propio
autor.
Querido
Vicente, dice la famosa canción de Serrat ¨le daré verde a los
pinos y amarillo a la genista¨. Así si se comprende el sentido
de la vida. Gracias por trascender y por mostrar que sí se puede
dejar un legado esforzado en el camino del bien.
Muchas
gracias por su atención. Lean y piensen.
Esos libros míos