La primera imagen que a uno le viene de Navidad es la casa repleta de familiares alegres,
luces de colores y árboles paganos
compartiendo el espacio con el católico pesebre. Esta época, por más que no
seamos religiosos, nos envuelve a todos
en un aura de felicidad incomprensible y comienza el estado de fervor
festivo que termina de completarse con año nuevo.
Igual Navidad, lo
que se dice Navidad, era la de antes: la
de cuando éramos chicos. Recuerdo que mi casa estaba realmente decorada, había música y cuando veías
por la ventana se podían apreciar muchísimos
arbolitos súper decorados. Hoy –con mis 26 años– se viene Navidad y, con
eso, llega mi profundo odio hacia el pan dulce con frutas.
Pero Navidad sigue
siendo una época especial para mí y para mi familia, y también lo es para
este blog que merece la oportunidad de
tener su propio episodio navideño. Al fin y al cabo, la gran mayoría de los
shows televisivos (y grandes autores literarios) han tenido uno.

El especial
navideño (un subgénero
mayoritariamente
americano) es un clásico de diciembre y suele mostrar al comercial
Santa Claus o
algunas de las mitologías asociadas a la festividad.
Casi todos son
un intento de “educar al espectador” en el Verdadero
Significado de la Navidad (pensemos en Dickens
y su “Cuento de Navidad”, que ya
reseñé en el blog), y otras involucran a personajes intentando “salvar la
Navidad”, ya sea literalmente (Pac-Man
salvando a Santa Claus… fuera de joda…) o tratando de arreglar un problema.
Los Picapiedras, a pesar de vivir en una época antes de Cristo, han celebrado la Navidad no una, sino dos veces en capítulos especiales de su serie animada. #FuckLogic. El último pertenece al año 1977.
“El regalo de los magos” es seguramente la más conocida y tiene los elementos
que caracterizan al autor: detalles realistas, final sorpresivo, tono humorístico
y personajes de clase media-baja.
Otro pueden llegar a opinar que la novela corta de Charles Dickens de 1843 es la máxima exponente navideña que encontramos en la
literatura, y quizás sea cierto. La trama utiliza los valores cristianos
asociados a la navidad –generosidad, amor universal, nobleza, sacrificio– para narrar la sorprendente
transformación de Ebenezer Scrooge.
Una historia verdaderamente atemporal.

Drama o comedia, la Navidad constituye
una especie de alarde literario del que
ningún gran autor ha sabido escapar: desde la novela, el teatro, la poesía y, especialmente,
el cuento. Todos los grandes escritores le dedicaron, por lo menos, un relato. ¡Hasta
J.R.R Tolkien fue poseído por el
espíritu de la Navidad! “
Las cartas de
Papá Noel” es un libro
que recopila las cartas que él escribía a sus hijos, simulando que estaban
escritas por el simpático personaje. Al parecer, los originales de estas
cartas fueron cuidadosamente manuscritos por el propio Tolkien, simulando la letra de Papá Noel, temblorosa
y vacilante, por la edad y el frío. Otros relatos (como el de Ray Bradbury y el de Guy de
Maupassant, ambos del mismo nombre) tienen tonos mucho más traumáticos. El de Ray Bradbury (tan cortito como
maravilloso) lo pueden leer acá mismo.
Más allá del impacto comercial, Navidad es una
fecha de alegría que nos invade con buenos sentimientos, nos aproxima un poco más unos a otros. A todos mis lectores (que cada vez me inspiran a más) que esta
Navidad traiga muchísimas bendiciones a su hogar.
Feliz, muy feliz
Navidad, la que hace que nos acordemos de las
ilusiones de nuestra infancia, las alegrías de la juventud, de nuestros
abuelos y seres más queridos. Bendita es esa fecha que une a todo los hombres
en una fuerte e ineludible conspiración
de amor.
¡Gracias por
seguir leyéndome!
► REGALO #4: TOP-10, las películas navideñas más divertidas:
“Ojalá pudiéramos meter el espíritu de la Navidad
en jarros
y abrir un jarro cada mes del año”
Harian Miller