Por José Manuel Beltrán
Que ocupamos una de las últimas plazas del ranking europeo en lo referido a los conocimientos de nuestros alumnos de primaria y secundaria es un hecho tan manido que, desgraciadamente, no seguimos dándole la importancia que realmente tiene. En cualquier caso, si se la damos, no nos esforzamos en aplicar medidas que puedan paliar esa difícil situación. Siempre se ha dicho –y por supuesto que con toda razón, pues biológicamente no puede ser de otra forma- que los jóvenes de hoy son nuestro futuro. Es por eso que invertir en ellos es invertir en el desarrollo de nuestro país excepto si cabe –y permítaseme la ironía- en lo relacionado con la política. Por todos es comprobable que el político, una vez aferrado al sillón, es muy difícil que sea removido del mismo (ni siquiera con el inicio de procesos judiciales en su contra) y el joven sino hastiado, terminará maduro y después veterano, sin haber podido desarrollar ninguna de sus impetuosas ilusiones y ya inmerso en ese “lobby” que se auto-gestiona solo. Resultado: no es necesario invertir en este apartado.