por José Manuel Beltrán
La bondad es una cualidad intrínseca de la persona. Decía mi abuelo,que se nace con ella y que su primera distorsión se producía en ese llanto -generalmente a horas nocturnas e intempestivas- que provocaba unas buenas ojeras. De esto son buenos conocedores los padres primerizos. Pero la bondad, con el paso del tiempo y aún siendo innata, desarrolla distintos procesos. Existe un proceso de aprendizaje, de rebeldía, de interés, de conformismo. Procesos que, en ocasiones, se entremezclan y que al final de nuestra vida involucionan a su estado original. La bondad innata.
Lo asombroso de la bondad es que no tiene clase social, color o religión y, por suerte, tampoco signo político alguno. Cierto es que muchos vienen manteniendo esos procesos de forma más constante que otros. Y de ahí que califiquemos a alguien de "buena persona" por su trayectoria global y su ayuda desinteresada hacia los demás sin ningún tipo de distinción.