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viernes, 5 de febrero de 2010

Los duques del mambo

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Es muy triste asumir que mi única alegría en el terreno económico, sea el varapalo que se han llevado los controladores aéreos por su avaricia. El gobierno andaba necesitando dar un golpe de efecto tras las sucesivas gambas que ha metido (y seguro seguirá metiendo) en el ámbito laboral, y se lo han puesto a huevo. No parece de recibo que mientras el grueso de la población va en camino a convertirse en una panda de menesterosos, unos tipos privilegiados se empeñen en seguir magreando las tetas de la vaca pública.
Hace poco más de un año (el 5 de enero de 2009), publiqué un hilo que se llamaba: Vuelven los reyes del mambo; y en vista de que les han degradado, he modificado el título. Siguen siendo parte de la oligarquía laboral, pero como de un plumazo se han cargado gran parte de sus prebendas, supongo que se les habrá metido el miedo en el cuerpo y no harán ninguna huelga durante la próxima Semana Santa. Tengo muchas ideas de estas que proponer a un gobierno que se autotitula: "socialista", pero esperaré a ver en qué queda la cuestión para soltar mi entusiasmo tantas veces defraudado. El lema de la futura campaña del PSOE podría ser: "Controladores, de entrada No"
¡...Si es que soy muy rencoroso!

viernes, 29 de enero de 2010

Prometo

Leí la noticia con un cierto estupor: ¡El Banco X había ganado un 16% menos...! ¿Menos que cuando?; ¿menos que cuando yo trabajaba y tenía una casa; pagaba las facturas y la pensión de mi hija?. Claro, es normal que los bancos ganen menos, y por eso me extraña que sea noticia. Los bancos son como las religiones exóticas; viven de los paganos, o sea de nosotros, los Paganinis de toda la soberbia usurera. Ellos dan por sentado que siempre ganarán, cada año más, por eso comparan sus resultados actuales con los más floridos del pasado reciente, y a la hora de afrontar los tiempos de vacas con cintura de avispa, como no se atreven a darle crédito a la panda de desgraciados que han generado, aumentan en un 7% la mordida por sus servicios a los que aún tiene ingresos; cobran comisiones por el dinero destinado a la catástrofe de Haití y ya no nos prometen siquiera una Magefesa por captar nuestro subsidio de desempleo.
El Estado, que acudió solícito al socorro de su socio principal, les deja hacer, porque cuando los bancos se recuperen de su funesta gestión y vuelvan a dar créditos, ambos trincarán de nuevo.
Cuando uno compra una casa no sabe que en realidad, lo que está haciendo, es comprar un aval, que podrá perder ante la menor contingencia contra estos dos poderosos adversarios; uno no puede llevarse su casa a ningún sitio, y el Estado y los bancos lo saben.
Pagaré mis créditos pendientes como siempre he hecho, y a continuación, cerraré mis cuentas, me negaré a pagar cualquier servicio a través de una entidad bancaria y volveré al colchón como caja de caudales.
Están necesitando un escarmiento, y por simbólico que sea, estoy dispuesto a dárselo.

miércoles, 10 de junio de 2009

El viento negro

Hay una correlación entre el "Dust bowl" de la década de los 30 en EE.UU. y el desastre económico en curso. El exceso, siempre el exceso, consigue ponernos en una situación difícil. En aquel tiempo fue la mala gestión de los campos de cultivo; la extensión de los sembrados a las tierras que actuaban como barrera de la desertización y una sequía tan pertinaz como inoportuna.
Los labriegos de Armani, emulando a aquellos rudos rednecks de Oklahoma, insistieron en sembrar un dinero ficticio en campos poco apropiados, y vender los aparentes brotes a todos los cazagangas financieros de la aldea global; la cosecha ya podemos verla en los desplazados y parados que pueblan nuestras urbes, desposeídos, a expensas de la caridad o a los pies de explotadores y mafias.
Parece una constante que habrán de pagar siempre los mismos, no importa quién haya desparramado las venenosas semillas del abuso. Nada hay más esencial que el cereal, la carne, los lácteos o los modestos pepinos; sin embargo, quienes se encargan de garantizar que podamos seguir vivos gracias a los alimentos, son los que menos beneficio reciben del constante esfuerzo de extraer los frutos de la tierra o los océanos.
Nuestro sistema, premia y encumbra a quien no pasa de ser un parásito del esfuerzo ajeno, a los jetas, leguleyos o a quienes crean y desarrollan artilugios que de nada valdrían si no pudiéramos llenar nuestras desagradecidas tripitas.
No son elegantes, es verdad, las incansables hormiguitas que dedican su vida a llenar nuestras despensas; con el riesgo eterno de perderlo todo en el envite ante la caprichosa meteorología o las plagas; pero son quienes nos dan de comer, y no debiéramos morder sus manos con nuestro desinterés por su suerte. No seamos Florentinos, que desprecian un excelente colaborador porque es gordo, poco "chic", y no da bien la imagen. El viento negro de los zapadores de la tierra y el mar son los ilustres cretinos que no ven más allá de su codicia, y les desprecian tras haberles confinado a la incultura y la miseria.

lunes, 5 de enero de 2009

VUELVEN LOS REYES (DEL MAMBO)


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En tiempos en que mucha gente ha perdido su empleo, su casa y en algunos casos hasta la razón, por estas circunstancias, los aristócratas ecologistas de la aviación civil, vuelven a mostrar su desprecio absoluto por la mano que les da de comer. ¿Porqué digo aristócratas y ecologistas?, porque muchos de ellos ganan más que el presidente de la nación, y porque con sus huelgas encubiertas, harán que los aviones de pasajeros (que son de lo más contaminante para el medio ambiente), estén en un venturoso peligro de extinción. El acelerón que han dado las comunicaciones , a través de la alta velocidad terrestre, terminará poniéndoles donde debieran estar, en las listas del INEM, por su arrogancia y codicia, aunque las vistan de celo generoso por la protección de aquellos en quienes se cagan en cada período festivo.
SEPLA, AENA,IBERIA y CONTROLADORES, siglas y oficios que hacen más por las úlceras de duodeno, que el café, el tabaco y los excesos.
La visión de gente desesperada por las complicaciones inesperadas, durmiendo como mendigos en los aeropuertos, me quita de cualquier atisbo de comprensión por sus causas, sean legítimas o no, porque lo que no es legítimo, es que quien mantiene el dorado cotarro, sea el último puto mono de esta tragicomedia aeroportuaria.
Ya sé lo que pediré a los reyes, que abdiquen, y bajen a la tierra (perdón por el chiste fácil), y lo haré con siglas parecidas a las que me sirvieron para despedir a ORANGITO: ATPC panda de impresentables.
Sí, lo reconozco, estoy un poco belicoso en este 2009.

jueves, 25 de diciembre de 2008

La batalla de Orange II (mensajes de móvil)

Orange informa:
Solicitada baja de su ADSL con Orange por otro operador, por favor llamenos (sic) al 902012220

Respuesta de Antón Abad:
Coged una silla cómoda y poned musiquita.

(continuará)

¡Seguro!, ya que no les he pagado la última mensualidad.

martes, 2 de diciembre de 2008

La batalla de Orange

Me pilló por sorpresa, con las defensas bajas; tantas veces había rogado por este momento, y ahora no era capaz de reaccionar. Ella me preguntó si era yo quien respondía ante el nombre de Antón Abad; y como eso yo lo sabía, le dije que sí. A continuación vino un discurso fluido de las excelencias de Orange como servicio de telefonía e internet que apenas intuí y la oferta de bajarme el 10 % de la tarifa que pago puntualmente hace años. Lo peor de todo, es que al final de la propuesta, me decía que de aceptar, debería quedarme un año como mínimo ligado a la compañía.
Me quedé paralizado unos instantes, y luego, tras el rastro de un suspiro socarrón, surgió una risa leve y contesté:
–Sois patéticos, yo envío una reclamación a Orange, y tras mes y medio de silencio, ¿venís a preguntarme si acepto una reducción de mi tarifa a cambio de fidelizarme?. Para fidelizar a un cliente, no hay más cumplir lo acordado con él; atender a sus reclamaciones, y decirle de una vez cuánto necesitáis recaudar con el 902 del soporte técnico, para que él decida si lo paga o no, pero que no se vea forzado a perder miserablemente su tiempo, escuchando una música espantosa y el sonsonete de : "Todos nuestros operadores continúan ocupados".
Creo que fue en ese momento de mi diatriba, cuando empezó a sonar la música; menos mal que me dio tiempo de ponerle música yo también; le sugerí a Ludovico Einaudi y me despedí cortésmente.
Pero lo que de verdad me hubiera gustado, si no me hubiera cogido desprevenido y zombie, hubiese sido decirle que todos los señores Abad estaban ocupados, y ponerles música.

viernes, 10 de octubre de 2008

La dignidad en Madrid


El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón vive en un mundo ideal; acostumbrado como está a ser el señor feudal de La Corte, decide aumentar los impuestos a una ciudadanía ahogada por la crisis y el desempleo, pero como contrapartida a su inoportunidad, está empeñado a velar por la dignidad de la capital de España, eliminando de las calles a los "hombres sandwich"; esos desheredados que se pasean por las calles céntricas emparedados entre dos pancartas que anuncian la venta de oro y similares. Apelando a la dignidad humana ha venido sancionando a las empresas que realizan estas prácticas con multas que les permitían seguir operando, con tal de haberlas pagado. Ahora, ya no participará más en el negocio y está decidido a borrarlo de un plumazo.
Es que le parece ofensivo, que un inmigrante desempleado, eche mano del último recurso posible para llevarse algo a la boca al final del día. Los hombres anuncio pues, denigran al ser humano; pero no los futbolistas que llevan sus camisetas con el aspecto de un bólido de fórmula 1, o esas mozas radiantes que parecen putillas con tutú en patines, promocionando las ventajas de esta o aquella operadora telefónica; no, eso es muy "fashion".
Indigno es poner parquímetros donde no hay problemas de circulación o aparcamiento en abierto afán recaudatorio; indigno es que las grúas municipales se lleven los coches que están fáciles de cargar un domingo a las dos de la mañana en la periferia, en lugar de los más complicados, que entorpecen los pasos de peatones o garajes en lugares donde la nocturnidad y la alevosía son más visibles; indigno es impedir a un fotógrafo utilizar su trípode para tomar una fotografía en treinta segundos, por estar haciendo uso indebido de la vía pública, cuando a escasos metros, decenas de mendigos con perros establecen su campo base en las aceras; claro, el fotógrafo no está ni loco ni borracho, ni tiene piojos, y como sí tiene algo que perder (su tiempo), acata y desaparece dando lustre y esplendor a Madrid. ¡Ay Albertito! como diría la Marquesa.

jueves, 18 de septiembre de 2008

¡Cruci... Cruci!


Hoy no he ayunado, me he desayunado con un bollo difícil de tragar. Un pan acedo horneado por el presidente de la patronal de los empresarios.
Parece que el hombre ha sufrido un ataque de sensibilidad por los desempleados, y abjura (temporalmente) de los sagrados principios del dios salvaje del liberalismo, y propone un maná cofinanciado por los destinados a perder; ya no cree en estos días, en la omnipotencia de las leyes de mercado; pero mañana cambiará de opinión, y eso, al parecer, no le sonroja siquiera. Su propuesta es clara; ellos extenderán la mano, y los paganos, arrimarán el hombro.
No, no puedo tragarme este bocado sin experimentar la arcada y el desprecio por estos semidioses del Audi y el yate, que a la hora de la iliquidez, pretenden que las aguas hasta el cuello de los náufragos, les aneguen la coronilla para mantener a flote sus transatlánticos con vocación de eternos.
Los ultraliberales siempre (hasta ahora, que las cosas se les ponen feas) han defendido la excelencia de sus metas, pero no es lo mismo llegar a la meta que te la metan al llegar; y si querían café, que tomen hora dos tazas, pero si quieren compartir nuestro aguachirle, que sea lo que todos tomemos siempre. Nosotros podemos vivir bajo mínimos; de hecho lo venimos haciendo desde tiempo inmemorial, y no nos preocupa demasiado no pagar las cuotas del descapotable.
Aprendamos "hermanos" empresarios, que vivir sobre las posibilidades reales que uno tiene, no puede durar por siempre, y si el cielo tiene que oscurecerse de tanto millonario saltando por las ventanas, esperaremos la luz como siempre lo hemos hecho, y renegamos de las ideas iluminadas que se les ocurren a quienes siempre nos han dado las tinieblas de sus exiguas limosnas; las justas para que podamos seguir cargando sus palanquines.