Tus ojos hablan al espejo. Observan, cuestionan, incitan, se extienden, se relajan. ¿Qué habrá más allá de la mirada? Tu pregunta es presente y miras con cierta oblicuidad buscando la bola de cristal que no existe. Cómo seré, qué paisaje contemplaré, qué obligaciones me esperan, qué creencias me moldearán, qué otros ojos se clavarán en los míos. En el esfuerzo por abrir el ojo de par en par pretendes poseer una llave que te abra las puertas del futuro. Pero no tienes prisa. Pero no te urjas. Tu mirada será fiel al pasado y dubitativa con lo que vaya llegando. Pero es tuya.
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La deformación de la imagen incita a pensar que la bola (curioso que no se trate de un cubo o una pirámide) se trate de la propia pupila deformada!
ResponderEliminarNo sé, pero piensa que en esta vida todos estamos deformados más que formados.
EliminarJean hola,
ResponderEliminarcoincido con vos,
creo que todos andamos rotos de una manera u otra.
Me ha gustado mucho.
Te invito a que te pases por mi blog
te dejo el enlace
https://www.passionwithoutregrets.com/
Gracias :0)
Loola, si no rotos, desfigurados, deformados, descentrados o deshilachados...pero hay que relativizar, nadie es perfecto. Me pasaré por tu blog. Gracias.
EliminarAqui la conexión no es privada.
ResponderEliminarTraducción, s'il vous plait.
EliminarLas dos visiones, cerca y lejos, convierte esos ojos en un buen ejemplo de cómo la percepción influye en la manera cómo interpretamos la realidad.
ResponderEliminarLa percepción es un don, pero no es singular, es pluriforme y se debe a tantos factores---En efecto, la realidad acaso la subjetivamos por nuestra peculiar percepción de las cosas.
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