...Algunos nada más entrar al interior del Catamarán se sintieron atraídos como de imanes se tratara a la barra con bebidas (es que eran gratis ;), el resto nos dedicamos a explorar la nave (lo cual nos llevó menos de tres minutos, no hay mucho que ver) Y tras cruzar la parte baja subimos a la siguiente donde se ubicaba la cabina del capitán. Las vistas desde arriba como es lógico son mucho mejores así que decidimos quedarnos allí unos cuantos y mas teniendo en cuenta que había dejado de llover, todos a bordo comienza la travesía!
Conforme nos alejábamos del puerto temíamos más porque descargara esa nube negra que parecía seguirnos allá por donde íbamos y mientras mirábamos al cielo, en un momento peliculero en el que todos los que estábamos fuera observando el paisaje y a la lejanía los veleros, así de imprevisto nos embistió lo que nos pareció la madre de todas las olas, nos cogió desprevenidos y mas de un traspiés o dos dimos algunos por la cubierta,....aquello era sólo el comienzo. Un ayudante del "conductor" nos explicó que ese día el mar estaría algo revuelto, pero que así disfrutaríamos mas con la visión de los entrenamientos de los equipos de la Volvo Ocean...sí ya claro, eso se lo dirás a todos. Tras esa ola vino otra y otra, a cual más agresiva, la gente se enganchaba con sus uñas a las barandillas, dos muchachos que se habían colocado (correteando y empujando para ello) en el mejor lugar del barco para disfrutar de las vistas, tras las primeras sacudidas sus gestos victoriosos se transformaron en caras de semi-terror, y no exagero, no, porque mantener el equilibrio allí arriba con el suelo resbaladizo por la lluvia anterior y los meneitos era realmente complicado y si a eso añadimos alguien que pueda sufrir mareos...semi-terror.
Como ya se empezaban a convertir en una constante esos saltos acrobáticos, un par de mujeres agarradas con uñas y dientes a lo que podían incluso entre ellas mismas gritaban al capitán desde la zona de atrás : oiga, tenga mas cuidado, no corra tanto!! (alucinante, como si de un taxista o autobusero se tratase) Otros, decidieron para sentirse mas seguros meterse en la cabina hasta tal punto que aquello parecía una manifestación, todos allí apretujados, casi sin dejar maniobrar al buen señor. Yo tras esto decidí que lo mejor sería bajar a la zona cubierta, puesto que también se había levantado viento y empezaba a ser realmente complicado mantener el tipo junto con el pañuelo en la cabeza, pero claro, no era tarea fácil, recordemos: botines de cuña, suelo mojado, y vaivenes bruscos del barco, así que decidí estar al acecho del momento oportuno que parecía nunca llegar para salir corriendo escaleras abajo, llegó, aunque desde luego no fue tan oportuno como pensaba, por cada paso hacia delante daba dos para un lado o el contrario (vamos como si llevase una borrachera del quince). Lo logré gracias en buena parte a la ayuda de M.
Y una vez abajo...el espectáculo era dantesco...la mayoría del grupo se había sentado en los bancos y mesas sujetando los canapés e intentando no rodaran por el suelo, dos mujeres con la cabeza entre las piernas, las biodraminas corrían de mano en mano, algunos para ¿atenuar? el mareo estaban ya prácticamente borrachos, la de cervezas que pudieron llegar a beberse... Las organizadoras de la excursión tenían una mala cara, y con razón, las pobres no habían contado con los imprevistos, como el que podría suceder al meter a treinta personas en un barco no muy amplio y que parece vaya a naufragar con un solo aseo, faltó colocar una máquina de esas de las pescaderías para sacar número para poder entrar al baño...y no digo a qué. Las mujeres iban cayendo una detrás de otra, solo se oían cosas del estilo: "ay! qué mareo Luis (su marido supongo) cuándo acaba esto? Dame otra biodramina"; "Pepe, que te den una bolsa,corre!!!" afortunada y milagrosamente yo no me mareé e incluso me atreví a coger un canapé, pero solo uno, no fuera a hacerme reacción :)
Por fin, tras más de media hora así dando tumbos, llegamos a una zona tranquila, en la que a decir verdad ahí si que se podía disfrutar del paisaje, tuvimos muy cerca al equipo de Telefónica, viendo sus movimientos, la compenetración de todo el equipo,...bonito. Pero claro tocaba volver y atravesar nuevamente el parque de atracciones acuático, otra media hora mas de vuelta, nuevamente peticiones de bolsas, cabezas dando vueltas, borrachuzos muertos de risa, aseo infinitamente ocupado, algunas caras eran del color del papel, recordarían durante mucho tiempo el paseito en catamarán, pienso que se imaginaban con el barco encima de sus cabezas y teniendo que nadar hasta el puerto más cercano. Por fin llegamos a ¿buen puerto? Las gentes bajaban del barco algunas como mi madre suele decir, como gallinas "matás a escobazos" (despeinadas, desaliñadas, malas caras) tras una travesía que a algunos se les hizo eterna, en la que otros se lo pasaron de lo lindo ayudados de algo de alcohol en sangre, y que para mi fue una experiencia más la que a priori se presentaba como algo tranquilo y normal, pero que claro como ya viene siendo costumbre se convierte en mi caso en anécdota digna de recordar.
pd: no perdí el pañuelo del pelo :D