Desde bien pequeñita me enseñaron a hacer castillos. Cada vez mas bonitos, cada vez mas elaborados, pero nunca me enseñaron cómo crearlos para que las olas no los destrozaran, para que el paso del tiempo no los desmoronase, para que un paseante despistado no los pisase y convirtiese de nuevo en arena.
Así que me dediqué a hacer otro tipo de castillos esos que van en el aire y pensaba que al ser en el aire serían indestructibles. Los hacía preciosos y no importaba que al principio nadie más pudiese verlos, solo yo tenía acceso a ellos, solo yo podía entrar y salir de mis castillos, remodelarlos a mi antojo, ampliarlos, decorarlos y llegado el momento invitaba a la persona elegida a visitar mi castillo o incluso habitarlo conmigo. No obstante aunque mas duraderos que los otros, que los de arena, supe tras el pasar de los años que se destruyen igualmente, que una ola metafórica, el paso del tiempo o uno o varios paseantes nada despistados sino todo lo contrario, vienen y te desmoronan de un soplido todo lo que con tanto esmero y dedicación te llevó construir.
Llegados a este punto, qué hacer? pues muy sencillo, la solución podría ser la de construirse una fortaleza, una de las duraderas, de las de piedra, no tan bonita como esos castillos que flotaban en el aire, no tan moldeables a nuestro antojo y necesidades, pero lo bueno es que este nuevo castillo sería (si así se quiere) prácticamente eterno, difícilmente podrá alguien dañarlo, es más, creo que nadie se atrevería a acercarse. Solo tiene una pega, el tamaño es reducido, tiene el espacio justo para un corazón y una sola llave que lo abre, llave que puede no se encuentre nunca o que encontrara cualquiera, con suerte una buena persona, con mala suerte........
Seguir construyendo castillos en el aire de belleza infinita y llenos de majestuosidad o crearnos una fortaleza a nuestra medida (la del alma, la del corazón) solo con una finalidad, la de la defensa ante un inminente o previsible ataque??
Feliz semana!!