Fotografía Josep Blanh
Surco la eternidad, formando parte de ella.
En las calles desiertas, escucho los susurros
de piedras condenadas
a vagar
entre las sombras del pecado.
Dibujo en cada esquina
señales que conducen a mi templo.
El peso del dolor
trepa hacia mi ventana,
breviario de la muerte.
Aquél murciélago despierto
debajo de una rama,
consigue ver el mundo
peinando el infinito.