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jueves, 7 de abril de 2016

Prendámosle fuego a la casa del árbol.

Leí el lunes pasado un post bastante largo de tumblr al que llegué por un tuit. Ese post relataba incidentes de corte machista dentro de la comunidad de los juegos de miniaturas que le han acontecido a una (o tal vez varias, no especifica si todos son suyos o incluye de más mujeres) chica canadiense. El motivo fundamental de que hiciera el post estaba en que aparentemente se había formado una campaña de acoso contra ella por sus comentarios y críticas sobre un juego en concreto y señalaba a miembros de la editorial que publica el juego y produce sus miniaturas.

En su post, esta chica calificaba la situación de terrorismo blanco machista, por identificar a los responsables de la conducta como varones blancos que abusaban verbalmente y/o físicamente de las mujeres y de gente de color. La lista de lo que refiere podéis leerla pero es la típica lista que va de los comentarios peyorativos sobre las mujeres y su valía, pasando por comentarios sexuales improcedentes y llegando a tocar o pellizcar en diversas partes de su cuerpo. En cuanto a lo racista, relata un incidente concreto en el que los habituales de una tienda se refirieron a un cliente negro con la palabra "nigger" ("negrata/negraco") con esa actitud "de buen rollo" de los blancos que no saben que la forma en la que la usan entre ellos no es permisible desde fuera. 

Sobre la cuestión de los abusos físicos, etc., sería de esperar lo de lo "recurre a la policía". Pues bien, relata también las ocasiones en las que ha recurrido a la policía y las respuestas obtenidas, casi todas tan familiares como el típico "Pero ¿cómo ibas vestida?". El incidente que es especialmente sangrante es el de 2015: 

Es 105 y estoy denunciando el acoso ante la Real Policía Montada del Canadá:
-¿Esto como el juego ése del WaterGame*?" pregunta la agente. Sonrío aliviada.
-Sí. Sí, es muy parecido.
La agente suspira, -Tendríamos mucho menos trabajo si las mujeres permanecieran lejos de fracasados psicópatas.- Miro las pruebas delante de mí. Estoy de acuerdo.
En cada discusión sobre acoso online me encontrarás diciéndole a las mujeres que llamen a la policía. Lo que no oyes es a la policía diciéndole a las mujeres que se mantengan alejadas de las comunidades de juegos por su propia seguridad. ¿Qué dirían los gamers si supieran que la policía les dice a las mujeres que eviten las tiendas de juegos de la misma forma que evitan las casas de las fraterninades?
-De todos modos, ¿por qué es tan importante para usted? La agente es brusca pero lo aprecio.
-Es mi afición. Me encanta. Llevo haciendo esto veinte años.
Su respuesta me corta hasta el corazón: -Encuéntrese otra afición o acabará muerta. 

Llevamos viendo en los últimos cinco años una radicalización en la retórica y la conducta en la comunidad de jugadores de videojuegos (agarrados a la etiqueta de "gamer" [N.del A.: odio esta etiqueta; yo, al menos, soy un jugador de juegos]) que culminó en el Gamerhate. La importancia de este fenómeno creo que es tan grande por lo que significa implícitamente que en sí mismo (las campañas de acoso contra mujeres que han montado, pesadillas que niegan en los hechos la pretensión de que todo es un tema de ética periodística en la crítica de videojuegos, que siempre fue un sector poco independiente, aunque llegó a tener momentos de mucha vergüenza ajena mucho antes del Gamerhate). Soy de los que cree, en efecto, que el Gamerhate es uno de los teatros de una guerra cultural**, al igual que lo fueron los Sad Puppies: es el resultado del choque entre un colectivo o comunidad que ha construido una identidad de grupo o tribu, una identidad cultural, en torno a unas premisas y reglas que estructuran esa comunidad y su visión del mundo, y, en este caso, cambios en la realidad que ponen en cuestión esa visión del mundo. 

En el caso de lo que señala la autora de Latining en su post original, nos encontramos con que la comunidad de los juegos de miniaturas sufre de una serie de problemas comunes con el Gamerhate y que creo que podría describirse como "síndrome de la casa del árbol" (o como "síndrome del club de caballeros", según señalaré luego).

DISCLAIMER: aunque soy científico, no tengo una educación formal en humanidades o ciencias sociales***, así que ninguno de mis planteamientos viene de nada más allá de la observación de evidencias empíricas. Sentíos libres de cuestionarme.

La comunidad de los juegos de miniaturas, históricamente, resulta de tres tradiciones previas: la de los juegos de guerra formales (que vienen del Kriegspiel prusiano y de las Little Wars de H.G. Wells), de los soldaditos de plomo y miniaturas (hobby pijo que se remonta al siglo XVIII por lo menos), y de los juegos de rol de los setenta (como forma de visualizar las acciones del Dungeons and Dragons). Esencialmente, estamos hablando de un hobby o afición que, por sus características, se origina en Estado Unidos y es practicado mayoritariamente por varones, partiendo de adolescentes, de clase media en los años setenta, aunque el fenómeno gane inercia en Europa, sobre todo en Reino Unido, en los ochenta, con 'Rogue Trader' y 'Warhammer'. El nivel socioeconómico en estos contextos geográficos lleva implícitamente aparejado el componente de población blanca.

Esta afición, como los juegos de rol, atrae a un perfil de adolescente más que de adulto porque suele acompañarse con ambientaciones fantásticas o de ciencia ficción, dejando para el público más adulto el juego más próximo al wargame formal basado en ambientaciones históricas o más realistas, aunque es una generalización. El conjunto de literatura y películas SFF (Ciencia Ficción y Fantasía), juegos de rol, juegos de miniaturas, cómics, videojuegos, etc. forma un cliché de hobbies propios de "frikis" (N.del A.: odio esa palabra), nerds o geeks. Lo típicamente asociado a estos perfiles es la de personas con mejor rendimiento académico o mayor inteligencia, peor rendimiento deportivo/físico y mayor imaginación que la media (nuevamente, generalización), que encuentran más placer en actividades intelectuales y sedentarias que en las actividades físicas y deportivas. 

Muy probablemente estos clichés no resulten válidos hoy como aplicables a todas las personas que practican estas aficiones, además de que sea ahora un perfil minoritario, pero, y este es el punto clave, en el pasado lo fueron y crearon un sentimiento de grupo y una identidad cultural que definía a "la tribu". Así, lo que resulta es una caracterización de que quienes forma(ba)n parte de esta comunidad concreta de los juegos de miniaturas eran hombres (por motivos socioculturales las mujeres socializaban de otra forma y las aficiones de guerra "no eran de chicas"), blancos y de clase media, o, lo que es lo mismo: lo que la sociedad nos machaca como el "por defecto" de la humanidad. Que conste que no entro en el aspecto de la orientación sexual o la pertenencia a identidades LGTBQ o alternativas pero no creo ni que deba mencionar que todos estos "generales de salón" eran heteros (al menos hasta el momento en que no lo eran, según aceptación local). Y todo esto en un contexto general de una sociedad heteropatriarcal.

El problema es que una vez establecida esta identidad cultural y las narrativas asociadas a ella, la existencia de una realidad "ahí fuera" que no encaje con ellas y que quiera participar de la actividad puede encontrarse con el fenómeno del "gatekeeping" inherente. Igual que esa mitad de los jugadores de videojuegos que son mujeres no son "verdaderas gamers" (lo que coño que quiera que sea eso), las mujeres que quieren participar en la comunidad de juegos de miniaturas son "bichos raros" y no son "verdaderas aficionadas". Además, tienen que enfrentarse a un entorno que ha sido generado y perpetuado durante años y en el que las representaciones de las mujeres (y de las minorías) se limitan a estereotipos o formas concretas muy restringidas y, habitualmente, sexualizadas (si buscáis miniaturas de elfas os haréis idea. La idea de que haya miniaturas de mujeres que enseñen menos carne que las de los hombres es, por ahora, una especie de novedad). 

Ese "gatekeeping" ocurre porque una fracción importante de hombres considera que la afición es su propiedad particular y que cualesquiera cambios en la narrativa establecida por su identidad cultural es un atentado contra ellos que pretende destruir la afición. En el fondo, es una manifestación de una visión limitada de la realidad que pone en cuestión los privilegios de los que disfrutan en la sociedad, que obliga a replantearse que ser hombre, blanco, cis y heterosexual (cishetwhitemale) no es el "default" de la humanidad. Dado que estas aficiones tienen un componente de escapismo bastante relevante, considero que esa defensa desesperada de una visión del mundo, que hace central ese combo cishetwhitemale, tiene un punto de ansiedad. Personalmente, sospecho que  esa ansidedad tiene que ver con la crisis social más general en la que nos encontramos, en la que los referentes que funcionaban para las generaciones precedentes han quedado destruidos desde la misma base, en la que la inseguridad laboral ha robado el papel central en la sociedad a los hombres y una de sus razones de ser.

Estos movimientos reaccionarios frente a las mujeres y las minorías (y su representación legítima) en estas aficiones son los estertores de una época que muere, un intento de preservar una realidad que no es tal y a la que intentan escapar ciertos individuos que por su propia neofobia son incapaces de lidiar con el hecho de que su ideología "neutral" colisiona de cara con el futuro de la sociedad. Porque esto es fundamental: estos movimientos (o actitudes, si no están constituidos como movimientos) se pretenden neutrales, no quieren mezclar en sus juegos/libros/lo-que-sea política/sexualidad/etc., rehusan la inclusión en "su" afición, aquello que choca con su ideología y buscan la "neutralidad". Sin embargo, como decía Theodor Adorno "La llamada neutralidad es cualquier cosa menos neutral. Al abstenerse de tomar partido, en realidad, está tomando partido." La ideología, como explica aquí Slavoj Zizek:

existe por defecto, es una infraestructura de nuestra percepción que condiciona como vemos el mundo (Bonus: el de los chicos de Bukku qui y la ideología en los videojuegos). La neutralidad, por tanto, no es tal, sino que es un punto de vista concreto que impone sesgos a priori en nuestra forma de ver el mundo. El problema que tienen los Gamerhaters, los Cachorritos tristes y otros es que "el mundo se ha movido", que la sociedad y sus valores han cambiado: la historia ha seguido su curso, colectivos oprimidos e invisibilizados han reclamado su lugar y las limitaciones en la narrativa ya no sirven. 

La metáfora de la casa del árbol que comentaba al principio es apropiada por la inmadurez que lleva implícito este rechazo a adaptarse a una realidad más variada, como si no pudieran salirse de los límites de su forma de ver el mundo en blancos y negros como cuando eran críos, pero también es procedente la del club de caballeros, creo yo, por las implicaciones de género y clase socioeconómica que tienen estas aficiones. A partir de ahí, las consecuencias de este berrinche, ese terrorismo que señalaba la autora de Latining, son sólo la consecuente radicalización de un colectivo que se resiste a perder sus privilegios. Va siendo hora de prenderle fuego a la casa del árbol y de invitar a los mendigos a desayunar en el club.

Ampliación 18/4/2016: un artículo interesante que complementa/reitera bastantes de las cosas que señalaba.

*¿Warhammer, quizás?
***JA JA JA JA JA.

P.S.: en un foro tuve bronca cuando comenté que consideraba que, independientemente de los valores literarios de Tolkien, su obra era racista. Sigo sosteniéndolo.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Zonas.

Se suponía que hoy iba a una cena/salida de navidad con compañeros del labo pero he tenido un día muy mierder y de repente me he encontrado en la "Zona Amarilla". De forma un poco súbita mi cabeza ha sistematizado mis patrones de cambio de humor (a peor) como en cinco zonas en función de mis ganas y necesidad de socializar. Azul (necesidad de socializar, bajo estado anímico por la falta de socialización), verde (normal), amarilla (retraimiento y preferencia por el aislamiento), naranja (hostilidad verbal velada) y roja (hostilidad verbal abierta sin descartar lo físico).

Mi humor ha ido cambiando a lo largo del día, aunque creo que se han juntado el estrés de tener muchas cosas por hacer durante el día con cosas que han aparecido de improviso y que ya la semana venía siendo una mierda. Lo que se supone que habría sido una buena tarde-noche con amigos y gente con la que me llevo bien, de repente se ha transformado en "estar con los del labo" como en "estar con los del curro". O, más claro, "seguir el día con la misma gente con la que trabajo, trabajo del que, hoy, ahora, estoy hasta los cojones." Lo sorprendente es haberlo visto de una forma tan clara, haber establecido niveles para algo de lo que normalmente he sido consciente pero que quizás no había analizado de forma racional. Quizás es lo que tiene sopesar si echarle la bronca a un compañero por no cumplir ciertas responsabilidades y dejar marrones para los demás: plantearse, fríamente, la escalada de consecuencias.

En este mismo orden de cosas, tengo mañana comida de navidad de todo el labo y una oferta para el sábado de cena en casa de una amiga de una de las amigas del labo y se me hace igual de complicado plantearme si socializar o no, dejando de lado que tiene más importancia mi estado mental del momento y de momento no sé si me apetecerá o no. En el fondo es una consecuencia de mi éxito social reciente: una de las ventajas de estar en un labo tan grande es que hemos coincidido gente con gustos diversos pero similares y que nos llevamos bien; no estoy acostumbrado a tener este tipo de relación en el trabajo, entre otras cosas porque no se ha dado con anterioridad este patrón de coincidencia edad/gustos y que hayamos hecho cosas juntos así.

Es difícil adaptarse a estar con gente a quienes conoces de forma relativamente reciente y con los que desarrollas cierto grado de amistad y que, pasando por alto tus propios prejuicios e inseguridades, ven en ti cosas buenas que no crees que estén ahí. Es jodido, porque parece que tienes que estar a la altura de una imagen que sabes (o crees) que no está ahí y que parece que se forman los otros sin que les des motivo para ello. De repente, ahí estás, sintiéndote un impostor, alguien que pasa por normal sólo por es socialmente funcional y siendo consciente de un montón de taras y defectos que los otros no pillan.

Esto de tener vida social puede ser tan mierda como no tenerla.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Miniactualización.

Para que os hagáis idea, por si todavía no la tenéis, de cómo funciona mi cerebro y (lo que pasa por ser) mi sentido del humor, he aquí la siguiente anécdota ocurrida ayer.

Volviendo de comer al labo, nos encontrábamos en el ascensor mis compañeras Croutón (muy maja y bastante roja), Kika (neocatecumenal pero muy maja a pesar de ello), Zubiroshka (navarra y maja también) y Culebras (sureño cosmopolitizado)*. A raíz de no sé qué tema, se dispara la siguiente conversación (más o menos):

Culebras: "Entonces, Kika, si los del PP privatizasen el cielo, ¿les seguirías votando?"
Kika: (riendo) "No sé."
Croutón: "Jo, imagínate a Rajoy privatizando el cielo para sacar pasta."
Illuminatus: "Bueno, privatizar el cielo no sé pero podrían probar a vender indulgencias otra vez. Creo que en el siglo XVI tuvieron bastante éxito con la idea."**
[Culebras se parte el culo en silencio con la mandíbula desencajada. Croutón y Zubiroshka tratan de ocultar que se están riendo. Kika se tuerce el gesto y se queda callada]

*Nombres inspirados en la realidad con el fin de preservar sus intimidades.
**El caso es que me salió del tirón y sin intención de hacer daño. Es una de las pequeñas zonas de conflicto con gente religiosa metida en ciencia: cuando sacas trapos sucios que ponen en evidencia la hipocresía de sus iglesias, saben que tienes razón. Por eso les duele, porque no es un insulto deliberado, no es un ataque a las zonas blandas de la pederastia como algo indivdual: es algo estructural.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Essen 2011.

Hace unas cuatro semanas, entre el 20 y el 24 de Octubre, estuve con dos amigos, Nyita y su onvre, en Essen, Renania-Palatinado, Alemania, con ocasión de la Essen Spiel 2011, la mayor y más importante feria de juegos de mesa de Europa y probablemente la más influyente a nivel mundial. En la feria de Essen, las editoriales de juegos alemanas y europeas, sobre todo, lanzan novedades y reediciones convirtiendo el evento en un lugar de encuentro para que se examinen diseños venidos de otros países y para negociar derechos de las traducciones extranjeras de esas novedades alemanas, además de que autores autoproducidos o editoriales pequeñas puedan vender sus diseños a otras editoriales más grandes que puedan darles un mercado más amplio.

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Zona de Lego games.

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Espacio de Amigo Spiele. ¡Vaya, si son gente normal y corriente!:P

Sin embargo, aparte de su lado más profesional, la feria es un evento que atrae una cantidad enorme de turistas jugones de todo el mundo para comprar juegos de mesa de todo tipo (y también otros juguetes, modelos teledirigidos, ropa, piezas de armadura y armas para LARPing, entre otras muchas cosas). Muchos podéis pensar que es una "reunión de frikis" peeeeero... eso es ignorar la relación de los alemanes con este hobby. La mayoría de las personas que pasan por la feria son alemanes y, más concretamente, familias alemanas. Es también cierto que la mayoría de los juegos son eurogames, juegos familiares y poco temáticos, que normalmente quedan reservados a dos de los nueve (enormes) pabellones de la feria.

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Espacio de Queen Games. Más gente normal y corriente. Vaya sorpresa.

Essen es una ciudad de la cuenca del Ruhr, es decir: una ciudad que se asienta en una cuenca minera en la que en los dos últimos siglos estaba concentrada la mayor parte de la industria pesada de Alemania y que se separa de las otras ciudades de su entorno (Duisburgo, Bochum, Düsseldorf) por una limitación municipal que no es evidente en la realidad. Aparte de los pabellones de convenciones para ferias, no hay nada de interés (y después de los bombardeos de la SGM es muy probablemente que si lo había se perdiese). En ese sentido, la organización de diferentes ferias (si no era la feria de juegos era la del neumático o la del coche de segunda mano o la de las bodas) es una forma de llevar gente y tener un cierto ingreso comercial.

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Uno de los encantos de Essen: parte superviviente del complejo Krupps reconvertido.
La resistencia es fútil, claro.
Como podéis imaginar, la única actividad que realizamos allí, en la práctica, fue acudir a la Feria, examinar las novedades, jugar algunas de ellas y, sobre todo, rebuscar entre las estanterías de los diferentes stands para llevarnos cosas. Me alegra decir que me mantuve dentro del presupuesto y que, además de cumplir objetivos (un juego o dos que tenía en mente), me traje alguna sorpresa (ese Catán edición Aniversario por 25 euros menos que aquí) bastante agradable y también algunos regalitos para gente de por aquí.

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El botín de Essen.

La impresión general de la feria, ya digo, es la que uno acaba teniendo en los salones del cómic y ese tipo de eventos: uno ve una y otra vez las mismas cosas en diferentes stands, con variaciones mínimas de coste las más de las veces. Una vez sabido esto, sin embargo, es el momento de explorar con cuidado, ver qué novedades están mejor o peor, tomarse el tiempo para sentarse en alguna demo y, sobre todo, pasarlo lo mejor posible. De hecho, lo que más aprecié de la experiencia fue el ir con amigos, conocer a amigos suyos allí que me cayeron bien y sobre todo que la experiencia compartida funcionase como unas minivacaciones de verdad.

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Los puestos de cosas de LARPing. Eso si era para los raros.
O los excéntricos, más bien: era una mierda realmente cara. :P
Bien es verdad que si hubo algo que no he visto por aquí, por lo menos no con el mismo estilo, con lo que me lo pasé realmente en grande, a pesar de que reconozco que fue tremendamente peligroso: la subasta de wargames. Udo Grebe, diseñador de juegos y fundador de Udo Grebe Gamedesign, realizó una subasta de juegos todos los días de la Feria sobre la una de la tarde. Vestido de rey de Asiria, sacaba ofertas diversas, algunas mejores, otras peores, parte de cuyo precio final de venta iría a parar a beneficencia. Me llevé un par de cosas de la subasta, quedándome muy satisfecho (sé que aquí las habría conseguido mucho más caras, aunque no estoy seguro de si en la feria podría haberlas encontrado por algo menos y me calenté demasiado en la pelea por ellas XD ).

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Udo Grebe, caracterizado como rey de Asiria, sigue las pujas con ritmo vivo.

Una de las mejores cosas del viaje fue las noches en el hotel y el compartir el espacio del salón con toda la gente que estaba alojada allí llegada de todas partes de Europa (y algunos de EEUU) dedicándose a jugar las cosas que se habían traído de la Feria. Bien es cierto que no eran unas jornadas dedicadas exclusivamente a ello y que me quedé con ganas de más, sobre todo por poder jugar con más gente distinta y poder probar más juegos pero fue una experiencia realmente estupenda en ese sentido. Además, como en el hotel no se servían comidas ni cenas, tenían una especie de acuerdo con uno de los sitios de comida rápida de alrededor y sólo teníamos que hacerles un encargo y ya ellos pedían por nosotros y todo.

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Noche del sábado en el salón del Hotel. Y así los tres primeros días.
Quizás la cosa más importante de este viaje ha sido comprobar la diferencia tan fundamental entre la consideración de este hobby en Alemania y España. Los tercos y zombificados prejuicios sobre el público al que se destinan los juegos de mesa y su supuesta simplicidad (sólo parece que puedan ser para niños y/o matrimonios vegetativos) se vienen abajo cuando compruebas la variedad de gente que acude a la feria y la actitud con la que van allí. Las familias que acuden a la feria no lo hacen con los padres arrastrados por los niños con la actitud reticente o aún de disgusto que suele ser general en las jugueterías nacionales. Allí los padres participan y aún instigan a los niños en la inmersión en el hobby.

La diferencia de respetabilidad del hobby entre Alemania y España me vino otra vez a la mente hace unos días cuando leí esta entrada del blog de Eulez. No me cabe duda alguna de que los prejuicios a los que me refiero están enlazados con esa maldita concepción nacional-católica de la vida y las actitudes que han sido transmitidas por los miembros de ciertas generaciones de nuestro país. Esencialmente, hay una incapacidad para divertirse que iguala ser serio y responsable con no divertirse si no es con ciertas "excusas" o actividades "socialmente bien vistas", no vaya a ser que llegue el "qué dirán".

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Bola Extra: ¡dados!

Sinceramente, viajar abre la mente de forma increíble: ayuda a darse cuenta de la mierda mezquina que le rodea a uno.

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La colección completa de las fotos (algunas no muy buenas y, luego, por consideración personal, menos de las que habría querido hacer), por aquí.

domingo, 31 de julio de 2011

30 Días.

El lunes pasado, día 26, hizo un mes que murió mi abuela. Por aquello de ser un hombre a veces uno pretende aparentar que no le ha afectado, que lo ha superado y que, aunque le ha dolido, ya no es importante, lo ha superado.

Mentira.

Mi abuela fue una persona importantísima para mí. Formó parte de mi vida hasta que el Alzheimer comenzó a devorarla y me atrincheré en la distancia y en mi carrera como pretextos para no verla y no hundirme viendo como la enfermedad la borraba y dejaba de ella sólo un cascarón en el que alguien a quien quería, que contribuyó a educarme como persona y a demostrarme lo que era ser una Señora (con mayúscula justificada) se perdía sin que pudiera hacer nada.

Aparte de la culpabilidad, de los siete años de culpabilidad y de evasión, escogí la salida fácil pero el vacío se quedó dentro y es obvio y evidente.

Mi abuela murió con 93 años, después de sacar adelante a una familia con nueve hijos en la que mi abuela, por ser suboficial de la armada, estaba cambiando de destino cada cierto tiempo. Tuvo que malvender las tierras y propiedades de la familia para poder sostener a mi madre y sus hermanos y, a pesar de todo, jamás perdió ni un ápice de la educación y el señorío que le dieron sus padres. Era una mujer inteligente, educada y cortés, hasta con quienes no se lo merecían. Si hubiera sido mala persona, habría sido la definición viviente de "taimada" pero no lo era. Fui el único de sus nietos varón y sólo perdió una vez su paciencia conmigo y porque yo fui especialmente tocacojones, así que ella no tuvo culpa.

Veo signos, quizás cosas triviales, en la conducta de mi madre, olvidos, despistes y quiero pensar que no le pasará a ella pero mi pesimismo no me deja. Existe la posibilidad, real, de que ella haya heredado los genes precisos y malditos, que a ella le ocurra, que sufra el mal de Alzheimer.

Veo en la prensa, en twitter, en los medios, los planes del partido con más posibilidades de gobernar en el futuro y se me hiela la sangre ante la desprotección social, ante los recortes, la vulnerabilidad de las personas frente a unas medidas que sólo beneficiarán a los pocos que ya tienen más que de sobra y que nada harán por las clases medias ni por los que menos tienen.

Me veo a mí, a mi carrera profesional, a mi hartazgo, a mi falta de contrato, de garantías sociales, de cotización y pienso en si tendría los recursos para afrontar que mi madre sufriese esa enfermedad infame y me quedo helado de miedo.

lunes, 4 de julio de 2011

¿Un cambio de costumbres?

Con la muerte de mi abuela, han cambiado cosas, además de las materiales. Aunque la tristeza está ahí, también han despertado partes dormidas de mi personalidad. Cualquier imbécil sabe que con este tipo de experiencias siempre se remueven las cosas y que uno no tiene que poner empeño para tener revelaciones, epifanías o momentos de lucidez. Normalmente, siguiendo la analogía cinematográfica que utilicé en mi última entrada, suele ocurrirle a gente que tiene la crisis de la mediana edad a punto de nieve, lo que no es mi caso (más que nada porque mi familia y mis amigos dirían que yo nací senil :P ). Lo que si es cierto es que, desde que tengo otra vez mis propios ingresos, he tenido los medios para acometer mis necesidades materiales (y seguir un presupuesto, más o menos, que ya es un logro con mi facilidad para el consumismo), pero me ha faltado el tiempo para mis prioridades reales, o sea: amigos y ocio.

Como ya tenía mis prioridades claras, no ha habido ningún tipo de iluminación que valga: existían huecos obvios pero lo que no acababa de tener claro era cómo rellenarlos y, simplemente, mi familia y la Tierruca los rellenaron por sí solos como el agua que sigue la pendiente. Como ya dije, somos montañeses. No he descubierto ninguna identidad perdida a lo "americano que busca sus orígenes en Irlanda/Escocia/Italia/dónde-sea", sino que, por aquello de ser: a) de Madrid; b) marxista; c) poco amigo del catetismo; sufría de un ataque extremo de cosmopolitismo (de lo que, os tranquilizo, ya me he confesado ante el Comité Central).

Ejemplo de Arte Cántabro. El emblema de la estela de Barros es el símbolo de Cantabria.

Sin embargo, uno no puede negar lo que es, y en la familia llevamos la tradición montañesa, empezando por el habla, que tiene el deje de la Tierruca, así que, sencillamente, he reconocido y aceptado el cántabro que habita en mí, por muy bárbaro que pueda ser.

Además de eso, creo que también está rompiendo una manía, más motivada por la pereza que por otra cosa, que es la de las fotos. Al contrario que mis padres, no soy de fotos. No tengo fotos de mi graduación de la universidad ni de casi ninguna ocasión con mis amigos, casi todas en las que aparezco son familiares o las han tirado mis padres. Ya digo que la pereza de organizar álbumes y todo eso es una de las causas, aunque reconozco que los desencantos con amistades y mi desprecio por la nostalgia han hecho que también me resista a dejarme captar por la cámara como si fuese un nativo (o un famosete vendeexclusivas).

Ahora valoro más las fotos. Por los que no están y los recuerdos asociados a ellos, más que por los que están o mis recuerdos personales. Creo que es completamente diferente, no sé si me seguís.

Mi abuela y yo y, entre medias, una de mis primas. Siempre la echaré de menos.

miércoles, 29 de junio de 2011

Todos nuestros Adioses.

Ya lo dije hace como un mes: no me gusta hacer pornografía emocional en el blog pero no deja de ser mi blog y haré las excepciones como quiera y como las sienta.

El domingo pasado murió mi abuela. Sobre la una o las dos, no lo sé bien, llamó la mayor de mis tías, que era quien cuidaba de ella (y de mi abuelo también hasta que murió), y dijo a mi madre que el médico le había dicho que avisase a los miembros de la familia. A eso de las cuatro menos veinte o así, cuando mi madre y yo estábamos preparándonos para salir, volvió a llamar para decirnos que ya había muerto.

Mi madre y yo recogimos a otra de mis tías y fuimos hasta casa de una tercera de ellas para ir con ella y con una de mis primas hasta Santander. Echar gasolina y ajustar la presión de los neumáticos se convirtió en una pequeña crisis, entre los nervios de mi madre y mis tías (que son ya de natural un poco histéricas) y que casi perdemos el tapón de una de las válvulas de uno de los neumáticos. Salvo la pausa en Lerma, hicimos el viaje del tirón para poder llegar antes de cierre del tanatorio y poder ver a mi abuela. Mi tía la mayor estaba deshecha y con los nervios afectados y vi llorar a mi madre por primera vez en mucho tiempo.

El día siguiente pasamos el día en el tanatorio, viendo a mis tíos que ya estaban allí y a mis otras primas (una de ellas volvía de Almería para Madrid el mismo domingo), recibiendo a la plétora de primos de mi madre, familia y demás que se llegaron hasta allí (somos una familia montañesa: numerosos, muy tradicionales para estas cosas y que nos trazamos mucho) y después a pasar el trago de llevar el cuerpo hasta el crematorio. Mi madre y mis tías se deshicieron otra vez en lágrimas.

Al día siguiente, subimos al valle para el funeral de mi abuela en el pueblo. No había estado allí desde el verano en que vi por primera vez a mi abuela con el mal de Alzheimer completamente evidente. Comimos en el mismo restaurante en que comimos en aquella ocasión y creo que hasta las mismas natillas. El valle estaba como lo recordaba, apenas había cambiado. Los mismos lugares en los que había pasado veranos enteros con mi madre, mis primas y mis sobrinos, a veces.

El funeral, la verdad, me resultó tedioso. Entre mi falta de fe y mi distanciamiento del ritual, me costaba verlo salvo como algo melodramático. Lo mejor vino después, con las docenas de primos y primas y parientes de todo tipo de la familia de mi madre. Mis primas y yo estábamos ahogados en un mar de nombres y caras que no podíamos ni seguir, salvo algunos casos concretos meritorios por una cosa o por otra que les garantizaría un papel secundario en una película con guión de Azcona y dirección de Berlanga.

Después del funeral, enterramos las cenizas de mi abuela en el rosal de la casa en que vivió en el valle, que ahora es de una de mis tías. Allí es donde están también las de mi abuelo. No es que se llevasen especialmente bien pero después de tantísimos años, ya no tenía sentido separarles.

Cuando volvimos a casa, pasamos buena parte de la noche hablando de cosas de la familia: quién estuvo y quién no, quién es oveja negra de la familia y esas cosas que contribuyen a hacer pasar a las familias por este dolor (nada como un buen enemigo común para eso).

Hemos vuelto esta tarde a casa. El viaje ha sido mejor que el que me dieron mi madre y mis tías al ir, aunque sólo fuese porque iba con mis primas y no hemos hablado tanto pero al menos ellas dos tampoco están al borde de la histeria. Mi tía la mayor se ha quedado en la casa de Santander, ahora sola, aunque vaya a ir a ayudarla a desmontar las cosas la mujer que ha estado ayudándola en los últimos años, persona sencilla pero a la que le debemos mucho. Esperamos que tenga a sus amigos cerca, porque la casa se le caerá encima.

Al volver a casa he llorado todo lo que no he llorado en estos días. La sensación de urgencia y de importancia que se instaló en mí el domingo hizo que me mentalizase con una actitud de acometer primero lo principal (llegar a Santander, hacer los trámites y demás) y después permitirse los nervios, los estallidos emocionales y demás pero ese estado de excepción ha pasado y ya sólo queda la sensación de vacío al volver a la vida cotidiana. Ha sido bueno, muy bueno, volver a ver a algunas de mis primas a las que no había visto desde hace años y no habría sido lo mismo sin ellas, sin gente con la que compartí muchos años de crío y muchos recuerdos con mi abuela. Ha sido bueno volver a sentirse parte de una familia grande y parte de la tierra de la familia. Por mucho que sea de Madrid, como la mayoría de mis primas, llevamos los montañeses dentro.

Por mi calendario, perdí a mi abuela hace ya siete años. Afronté las cosas a mi modo, más o menos cobarde pero intentando superar el dolor de perder a una persona a la que quería muchísimo devorada lentamente por esa maldita y cruel enfermedad. Estos días he escuchado de la gente que la conoció, una y otra vez, cómo se referían a ella como una señora. Porque si hubo algo de lo que dio ejemplo mi abuela fue de dignidad y de hacer lo que fuese necesario para sacar adelante a sus nueve hijos. Pocas personas han sabido conducirse con su dignidad y siendo tan buenas con los demás, hasta con quienes no se lo merecían. A pesar de cómo se fue, el hueco que deja es enorme.

Y ¿sabéis esas películas, inglesas, americanas o... da igual, en las que el protagonista tiene que viajar por un funeral de alguien de su familia y lo hace solo pero se encuentra con la familia o lo hace con la familia o cualquiera de esas variaciones? Bueno, con lo bueno y con lo malo, con más o menos detalles, son verdad.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Un par de notas breves sobre el campamento.

Esta tarde he estado en el campamento de Sol un rato (no mucho, cosas del trabajo) revisando qué es lo que había a la vista y qué se movía por allí. La idea de la acampada fue buena en su momento por el impacto social obvio de toda la gente reunida y colocada allí de forma pacífica pero evidente y molesta (para las diferentes administraciones y los partidos políticos mayoritarios) pero con el paso del tiempo están empezando a surgir cosas que hacen que sea cuestionable y que el movimiento 15M deba superar esta fase (sin renunciar a futuras acampadas en el mismo u otros emplazamientos).
Las objeciones objetivas tienen que ver con ciertas medidas de seguridad de las que carecen y que son necesarias en caso de tener material inflamable/explosivo (como las bombonas de gas para los fogones de la cocina, por ejemplo) o instalaciones que alojan niños (seguros y esas cosas de responsabilidad civil, vaya). Aunque se ha organizado, no se ha organizado del todo bien y esas son cuestiones importantes para evitar contingencias que sólo restarían credibilidad y buena reputación al movimiento. Si la seguridad no es lo primero, mal vamos.

Por mi parte, habría que pasar a un segundo grupo de objeciones que son más relativas pero no insignificantes:

-Lo que se ha formado en torno al campamento: es cierto que la gente acampada necesitará sus actividades para pasar el tiempo pero creo sinceramente que debido a la mezcolanza de algunos de los grupos que se han adherido al movimiento 15M, el campamento pierde la sensación de ser un emplazamiento de reivindicación socio-política para convertirse en una especie de evento festivo, como una especie de mercado hippie con comuna. En ese contexto, lo de la zona de la espiritualidad, lo del reiki, el huerto, el rollo vegano y otras iniciativas perrofláuticas me parece que dañan la consistencia de la imagen del movimiento por la democracia real y parezca un intento de promover una agenda magufo-jipiosa más que un intento de obtener unas reformas sociales y legislativas reales.

Es más, creo que esto, tanto como los motivos objetivos que señalaba arriba, puede alienar a una buena parte de la gente que apoya la iniciativa de democracia real. Estas magufadas suelen ir siempre acompañadas de una actitud santurrona y pseudorreligiosa que acaba por excluir a aquellos que no son suficientemente puros porque comen carne o no creen que las terapias alternativas deban estar a la misma altura que las terapias convencionales con una ase científica sólida, etc.

-La inercia del método asambleario y la dispersión del esfuerzo: si, es cierto que para que resulte una democracia de verdad todo el mundo debe tener voz y voto pero me cuesta lidiar con el método asambleario por su inercia, su resistencia a ponerse en movimiento al tener que confrontar y contrastar las opiniones de mucha gente que quiere introducir en la agenda sus propios argumentos, objetivos y propuestas. Esto no es malo pero ha de regularse desde el principio: deben acordarse unas normas consistentes para que las discusiones no se eternicen, para que haya un límite a la cantidad de propuestas y, también, su naturaleza (¿es cierto lo de la propuesta del reiki en la educación pública?). Hay que definir los objetivos para poder definir las exigencias y el curso de acción. Por el momento, me parece que esto falta.

Como consecuencia de lo anterior, el esfuerzo se dispersa. Las reuniones se regularizan y se alargan y, aunque no hay una burocracia ni un aparato con tal nombre, el efecto es el mismo (y os lo digo yo que sé de lo que hablo en temas de partidos): no hay movimiento real hacia ningún punto, sólo discusión de documentos, comunicados y demás. El movimiento debe coalescer en unos cuantos puntos, cuanto más simples, evidentes y consensuados, mejor. Debe ser inclusivo en sus principios de exigencia de democracia y debe formar una plataforma permanente y sólida que dé imagen de consistencia y coherencia. Todo esto, claro, si se quiere tener la opción de ser tomados en serio y pasar de la imagen de lluvia de verano.

Terminaré diciendo algo: quiero creer. Quiero creer que es posible que las próximas generaciones cambien el país para mejor y que rompamos con las generaciones que, en el fondo, nos han cortado el futuro entre su corrupción y su catetismo. Es muy difícil pero hago el esfuerzo para creer. Ahora, para que esto tenga éxito, lo necesario es tomarlo con seriedad, aclararse la cabeza y asumir que esto no es una fiesta, es una toma de decisiones para cambiar nuestro futuro como país.

jueves, 19 de mayo de 2011

Razones para la Esperanza.

Porque toda cara tiene una cruz, una canción que viene bien para estos días:

A Few Good Men - Dropkick Murphys.
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It's time we stood up for ourselves so get up off your knees.
We'll shake off our destractors and attain our hopes and dreams
and if we fall prey to in-fighting, we're never gonna win,
so put aside your differences, sing loud, sing proud

We won't listen to their stories or be waylaid by their lies
it's a dream that's still attainable for kids like you and I
So if we all stand together singing one defiant song
our voice will reach the heavens, so sing with all your heart

Join us in a song
we shall rise and sing
stand up and be counted
sing a song for liberty
join us in this song
together we shall sing
rise up and be counted
sing it loud, sing it proud

We've been brutalized and crucified, the brunt of their attacks,
is corruption not their trademark and compassion what they lack?
If we can realize our common goals,
the end of which is plain
united and now stronger,
their loss is now our gain!

Join us in a song
we shall rise and sing
stand up and be counted sing a song for liberty
join us in this song
together we shall sing
rise up and be counted
sing it loud, sing it proud

(Hey!)

Join us in a song
we shall rise and sing
stand up and be counted sing a song for liberty
join us in this song
together we shall sing
rise up and be counted
sing it loud, sing it proud

lunes, 16 de mayo de 2011

Razones para la desesperanza.

Cuando empecé este nuevo blog quería mantener una cierta distancia entre ciertas cosas que me ocurren en la vida real y lo que son mis reflexiones, mis observaciones y mis argumentos. No me cuesta admitir que no soy la persona más fuerte del planeta a nivel emocional y que mi hábito de ver el lado malo de las cosas muchas veces arrastra mi estado de ánimo y hace que me sienta como una mierda y que me cave un agujero de autocompasión y de desesperación pero he intentado mantenerlo alejado de este registro, por lo menos a la hora de redactar entradas (y me enorgullece saber que nunca me he dedicado a componer mala poesía). Por otra parte, cuando las cosas han sido realmente malas tampoco era escribir por aquí lo que me pedía el cuerpo.

Este fin de semana no ha ocurrido nada realmente chungo. Eso ocurrió hace como una semana. Pero si que me he enterado. He estado toa la semana enfermo, con un resfriado con infección bastante serio (esta vez con fiebre y debilidad muscular) y no ha ayudado a que me lo tomase mejor pero ha sido parte de una colección de cosas.

El incidente en concreto (y aquí me vuelvo explícito) fue un ictus de mi abuela. Creo que hace el tercero, aunque no lo tengo seguro. Ha tenido varios, casi todos después de su diagnóstico de mal de Alzheimer, hace siete años, casi, y que tienen que ver con su mala circulación. Este último ha hecho que ya no pueda ver, oír ni hablar. Su estado no era demasiado bueno pero ahora, en la práctica, sólo puede comer cosas muy trituradas y sólo reconoce por el tacto. Todo esto lo sé por mi madre, que hizo un viaje relámpago en el fin de semana para ver su estado. Yo no he visto a mi abuela desde 2005.

Cuando vi a mi abuela después de que le diagnosticasen la enfermedad algo se rompió dentro de mí. Hay una mirada, una mirada específica que tienen las personas con Alzheimer, que aquellos que lo hemos visto de primera mano podemos reconocer. Es una mirada con la que, aunque te estén mirando, sabes que esa persona está perdida. Perdida dentro de sí misma, sin ningún tipo de referencia. A mí esa mirada me destrozó por dentro. Mi abuela era una persona muy importante para mí, una figura materna que estuvo ahí a lo largo de muchos años para mí y que significaba muchísimo para mí. La idea de verla desaparecer poco a poco, borrada por los bordes y hundiéndose en el olvido es algo que me retorcía y me retuerce por dentro. La carga de culpa por no haber estado a su lado en estos años es mía y no creo que me libre nunca de ella pero, sencillamente, no creo que hubiese opción buena.

Como decía, se me ha juntado esto con haber estado enfermo y físicamente débil, la semana pasada. No es el mejor conjunto de cosas y menos cuando cada día, en el laboratorio, me enfrento a una rutina en la que apenas tengo interés y con algún compañero que, a pesar de ser buencompañero de trabajo, ideológicamente me parece un zote criptofascista. Cuando le sumo pensar un poco en la proyección profesional que me ofrece mi carrera (Ley de Ciencia incluida) y las perspectivas de futuro, así en general, no puedo evitar sentirme deprimido, porque veo a mi alrededor que las cosas empeoran y no tienen muchos visos de mejorar.

Mi compañero es un síntoma, es un ejemplo de los reaccionarios que recurren a la retórica contra el voto para asegurar que la derecha gane. Recurriendo al tópico de que todos los políticos son iguales se le nota que es un amigo de Espe y de la misma retórica populista que lleva a abrir la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco, la misma mecánica destructora de la clase media de siempre. Él, que es el hijo de un tendero que ha podido llegar a la universidad por años y años de servicios públicos, cree en la destrucción de toda esa infraestructura.

En esto enlaza lo de mi abuela, en cierto modo. Mi abuela ha tenido la suerte de tener la red de la familia que estuvo ahí cuando ella empeoró y hubo que cuidar tanto de ella como de mi abuelo, hasta que él murió en Febrero pasado. En Cantabria la ley de dependencia se aplicaba con cierta soltura, por lo que había cierta ayuda y apoyo en forma de servicios en la casa. Es una diferencia que, dada la organización de mi madre y sus hermanos, no era indispensable pero si se agradecía mucho. No quiero ni pensar lo que puede ser una situación así para una persona sola o para menos hermanos en Madrid, donde la presidentísima se ha ahorrado ese dinero.

Y es que veo a mi compañero y entiendo que es un ejemplo de la falta de humildad, de compasión y de empatía que afecta a mucha gente que cree en las recetas del neoliberalismo. Los mismos que hablan de valores familiares y son los primeros en divorciarse o enviar a sus hijas a abortar al extranjero. La misma hipocresía, doble moral, estupidez y pequeñez intelectual. El mismo egoísmo y mezquindad.

Las desigualdades económicas siempre son pagadas por los que menos tienen. Sin los sistemas de protección social, serán los menos afortunados los que tengan que pagar el pato: co-pago sanitario (antes de la privatización completa), impuestos indirectos, pensiones menores, educación de primera y de segunda con bonos escolares... Todo ello abrirá aún más la brecha entre los que tienen mucho y los que tienen poco y eso, se pongan como se pongan, es a lo que conducen esas medidas.

Quisiera creer que las manifestaciones de ayer, las acampadas de hoy y otros signos pueden cambiar el signo de lo que veo como futuro. Sé que gracias a mis amigos me sentiré menos solo y que recuperaré mis ilusiones, aunque sean con el objetivo de marcharme y montar mi futuro lejos de ellos, lo que no deja de ser un trago amargo pero hoy la noche se me hace muy larga.

P.S.: si tenéis la tentación, gracias por la compasión y conmiseración online pero no creo en ello. Dejadlo para cuando nos encontremos en vivo.

lunes, 18 de abril de 2011

La Cena.

El miércoles de la semana pasada tuve el gusto de compartir mesa a la cena con Be y con Somófrates, bloggers extraordinares y encantadoras personas. Nos decidimos por un ruso que ni Be ni yo habíamos probado antes pero al que le teníamos ganas tanto por estética como por opciones de carta (aunque en mi caso era el Vodka lo que tenía en mente, por aquello de que no había sido de las mejores semanas que he tenido en el laboratorio).

La velada empezó con una acusación (muy justificada) de Somo respecto a mi (casi) constante negatividad en mi twitter, pero tengo que defenderme argumentando que es mi válvula de escape para no quejarme continuamente en el labo del millón de pequeñas mierdas y trabas que a la larga acaban por joderte el día al impedir que puedas organizar las cosas de una forma ni siquiera fluida. También, creo yo, aunque eso lo he ido rumiando desde entonces, tiene que ver mi implicación con mi trabajo, un defecto bastante gordo, eso de sentir responsabilidad hacia lo que uno hace para ganarse la nómina y eso, no me cabe duda.

Cuando llegó Be, secuestrada vilmente por su trabajo en el Mal, nos pusimos a charlar animadamente, con las bebidas: Bloody Mary para Be ("A esto le han echado el zumo de tomate justo para que tenga color.") y Gimlet para mí y para Somo ("Esto huele a Nenuco."), que se fió de mi criterio (insensato...).
Gráfico demostrativo de las condiciones iniciales (si, lo de Be es una camiseta de Green Lantern, así es de guay ella, que trabaja para el Mal y le dejan llevarlas; yo llevo gafas y el ceño marcado, cosas de la miopía; las copas son el Bloody Mary de la muerte, apréciese la ramita de apio, y los Gimlet de Chanel nº5). Visión del autor (si, no valgo para dibujar, así que ahorráoslo).

Dejando de lado mis gilichorradas del laboratorio, sin mayor interés, se nos fue la noche en conversación sobre cine soviético (por el lugar y como recomendación para forjar el espíritu les referí a Stalker y, sobre todo, Solaris, que dejó alucinando a Somo cuando le conté lo del plano secuencia de coche rodado en las autopistas de Tokio para justificar gastos), el atuendo de dominatrix (sic) de Be en el trabajo y la anécdota del Pollito de California de Somo (o cómo el Gran Electricista descubrió que en Europa el cable marrón es el de tierra).
Adentrados en la velada y ligeramente perjudicados (aparentemente, Be hizo malabares con los pechos mientras Somo sufría de ergotismo o fuego de San Juan por el pan de centeno y a mí me eran revelados los Misterios de Eleusis). Visión del autor (Nota: el autor no está demasiado seguro de que sea un visión fidedigna).

Adentrados en la noche y degustando los blinis con fruición (surgió por ahí mi explicación sobre el Ergotismo, el cornezuelo del centeno, el LSD, los Misterios de Eleusis y los medicamentos contra las migrañas; por cierto, chicos, recordadme que otro día os cuente sobre el programa MK Ultra, Sandoz, Eli Lilly, la CIA y su programa de Control Mental), escuchamos alguna cosa de los vecinos del otro lado del salon (que parecían formar un grupo de profesionales liberales de esos; o séa, artistas o gente dedicada a esas cosas). Más o menos fue entonces cuando tuvo lugar uno de los momentos álgidos, el comentario de una de las chicas que vino a ser (registrado hábilmente sobre el papel):
"Ladran luego cabalgamos. Tiene que ver con la caza del zorro. O sea, cuando la gente se montaba para ir a cazar al zorro, los perros salían ladrando y de ahí viene."
En ese momento, claro, Be, Somo y yo nos miramos porque sabíamos que eran nuestro deber registrarlo. Debe de ser, sin ninguna duda, la chorrada más gorda que he escuchado en toda la semana y en el mes y aún en lo que llevamos de año, por lo menos en vivo. Por cierto, para los que no lo sepáis, es una cita apócrifa de el Quijote, así que la chica no sabe ni el origen popular, aunque incorrecto (obviamente, el poema de Goethe no tiene nada que ver).

De todos modos, una de las mejores de la noche vino por parte del que escribe hacia el final de la cena, con los postres y la discusión de cómo el panorama de la soltería adelgaza para desventaja de dos casaderos de tanto encanto y recursos como Somo y yo.
Somófrates: Están empezando a parir todas.
Illuminatus: Es muy fácil: mata a las crías.

Creo que, esencialmente, ese fue el remate de una de las mejores experiencias de año por la que sólo puedo estarles agradecidos a ambos dos comensales y esperar que se repita pronto prontito (porque, por mucho que me queje, estas son las cosas que hacen que merezca la pena vivir la vida). Ah, y quiero invitarles a que dejen por aquí sus propias observaciones, por aquello de que la memoria es parcial (y yo tengo una laguna entre las 19:30 del viernes pasado y las 2:00 del sábado que se expande hacia ambos lados, temporalmente hablando; bendito Gimlet).

viernes, 24 de diciembre de 2010

Deberes para las Vacaciones.

El otro día, a través del Oráculo, me enteré que había alguna persona que sufre un déficit de cine clásico que no llegaré a considerar mortal pero si pone en serio peligro su salud (sobre todo porque cualquiera sabe a quién puede preguntarle por ahí y qué le recomendarían; que me acaba viendo cine iraní). En consecuencia, he decidido escribir una lista de películas de cine clásico que hay que ver si o si para que tanto él como quien más quiera aproveche las fiestas para ilustrarse a la vez que se entretiene. La lista tendrá la longitud que me dé la gana, incluirá títulos en blanco y negro y llevará los comentarios que me vengan a la cabeza. La única cosa en común es que son grandísimas películas que hay que haber visto para no ser un ignorante iletrado imbécil.

-Los Violentos Años Veinte/The Roaring Twenties (1939). Dirigida por Raoul Walsh. Protagonizada por James Cagney y Humphrey Bogart. Historia canónica del cine de gangsters post años veinte, en la que el protagonista volvía de la Primera Guerra Mundial a un país en el que no acababa de encontrar su lugar en la sociedad y caía en el submundo del contrabando de alcohol. La historia es tanto crítica social como cine de género pero ningún gafapasta lo comprenderá. Por cierto, Jimmy Cagney también era actor de comedia musical.

-Historias de Filadelfia/The Philadelphia Story (1940). Dirigida por George Cukor. Protagonizada por Katharine Hepburn, Cary Grant y James Stewart. El ejemplo canónico de la comedia de Cukor y una demostración de que lo que se necesita en una película es, ante todo y sobre todo, un buen guión.

-Double Indemnity/Perdición (1944). Dirigida por Billy Wilder. Protagonizada por Barbara Stanwick y Fred MacMurray, con Edward G. Robinson para rematar. Guión de Raymond Chandler. Película canónica en el cine negro porque expresa claramente su naturaleza trágica: los personajes no pueden escapar de su destino por obvio que sea.

-La Dalia Azul (1946). Dirigida por George Marshall. Protagonizada por Alan Ladd y Veronica Lake. Guión de Raymond Chandler. Esta película muy probablemente marcase el punto más alto, interpretativamente hablando, de las carreras de sus protagonistas. Su argumento es, además, el ejemplo canónico de la historia de cine negro y el reflejo social de éste: había paletadas de jóvenes que habían vuelto de la guerra a un mundo que ya no era suyo y a los que les esperaba un futuro incierto en el que llevar sus cicatrices de dentro y de fuera. Y Veronica Lake era un bollito.

-El Tercer Hombre (1949). Dirigida por Carol Reed. Protagonizada por Orson Welles (otra vez) y Joseph Cotten. Más cine negro, con fondo de la postguerra en la Viena machacada por la Segunda Guerra Mundial y que demuestra, gracias al brillante (otra vez) Welles, que la mayoría de los malos en el mundo real no lo son por maldad sino por su completo desprecio de los demás.

-Al Rojo Vivo/White Heat (1949). Dirigida por Raould Walsh. Protagonizada por James Cagney y Virginia Mayo. Otra historia de cine negro en la que, sencillamente, hay momentos brillantes.

-Sed de Mal/Touch of Evil (1958). Dirigida por Orson Welles. Protagonizada por Charlton Heston (haciendo de policía mexicano; y no es unintencional comedy) y Orson Welles (demostrando que no sólo los directores reguleros como Kevin Smith se ponen fanegas). Por cierto, también está Marlene Dietrich. Otra película de cine negro brillante, esta vez en la frontera y con el fondo de los polis chungos, y con tres actorazos. ¡Vedla ya!

-El Apartamento (1960). Dirigida por Billy Wilder. Protagonizada por Jack Lemon, Shirley MacLaine (cuando estaba como un bollito) y Fred MacMurray (qué suerte que nos dejase Perdición y ésta para perdonarle sus películas Disney...). La historia de un tipo cualquiera, pequeño e insignificante, que para trepar en su compañía les deja el apartamento a sus jefes para que lo empleen de picadero. Una reflexión sobre la naturaleza humana, el amor, la amistad y lo que importa en la vida.

-Uno, Dos, Tres (1961). Dirigida por Billy Wilder. Protagonizada por James Cagney (que, para variar, no hace de gangster). Billy Wilder repartiendo hostias a todos los bandos de la Guerra Fría. Frenética y brillante, es una de las mejores comedias de la historia.

Y de momento, ya está bien. Es casi seguro que en el futuro añadiré más películas a esta lista pero como no tengo prisa en hacer un top 100, espero que baste. Ahora, a disfrutarlas.

lunes, 19 de julio de 2010

Bend or Break.

"Señor, Tú ocúpate del dolor físico que del espiritual ya me ocuparé yo."
-Oscar Wilde antes de entrar en presidio, atribuido.-

Romper el ritmo y pasar de estar haciendo cosas y tener trabajo a no hacer nada me ha resultado duro y la semana pasada la desidia me comía completamente. Cualquier cosa que empezaba a hacer la empezaba con desgana y sin que me acabase de llenar del todo. Mi vida me parecía/parece de un tedio insoportable. Unas vacaciones no acaba de ser vacaciones de verdad si no se tiene algo a lo que volver y no se tienen ingresos.
Para poder evitar ese mal rollo decidí que necesitaba hacer algo más y he empezado a salir a correr los días que no tengo Karate temprano por las mañanas. De momento mantengo unos veinte, veinticinco minutos en carrera y luego reduzco a caminar con desnivel durante otros diez o quince. Aparte de sudar la camiseta, el cuerpo se queda más fino y equilibrado y no le doy tantas vueltas a la cabeza, que es, en el fondo, lo que me acaba cargando, a falta de más contacto social.
Emocionalmente, si tuviera algún trabajo, al menos habría estado ocupado con algo y habría tenido gente más allá de mis padres con quien hablar regularmente y llevar un entorno social saludable, por no hablar de lo que contribuye el tener empleo a mi autoestima. Además, el tema de A (la chica de la beca) no tiene pinta de que se vaya a resolver satisfactoriamente y me ha dolido a nivel personal especialmente. He tenido la sensación de que para algo bueno (el máster) que me importaba relativamente, he tenido que pagar algo malo perdiendo a alguien que me importaba de verdad.
El ejercicio físico ayuda, aunque sólo sea porque el esfuerzo y sus efectos sobre el organismo distraen al cerebro de las cosas chungas y lo dejan en un estado de felixibilidad emocional en el que muchas cosas te importan un huevo y las puedes ver más racionalmente, así que la relación causa-efecto no es tal pero, por lo que sea, parece como si las cosas que me importan y quiero se quedasen por el camino.

P.S.: no os perdáis mi colaboración en Viruete.com.

lunes, 11 de mayo de 2009

Hábitos.

Enlazando con lo que contaba el otro día, quiero, necesito, hablar de una cuestión importante a nivel personal por enlazar con lo que comentaba de la mejora personal y todo eso. Reconozco que soy una persona con tendencias neuróticas y que acumula ansiedad con facilidad. No hace falta explayarse sobre las consecuencias de la ansiedad, normalmente van de los efectos psicosomáticos a los psicológicos. Es en la segunda categoría donde siempre he destacado y al cabo del tiempo me he acostumbrado, más mal que bien, a convivir con las depresiones que me asaltaban con irregularidad regular. Sin embargo, a menos que uno sea un cacho carne, se aprende algo hasta de las peores situaciones.
En mi caso, y de forma más o menos indirecta*, aprendí que uno de los desencadenantes de mis episodios depresivos, aparte de la ansiedad, es un hábito psicológico, una forma de pensar, o un patrón de conducta, no sé si innato o aprendido (aunque, en este último caso, sé que tengo un antecedente familiar bastante claro) a la hora de afrontar las circunstancias.  El pesimismo, como rasgo de personalidad, supone un problema cuando se junta con una personalidad obsesiva porque se convierte en un hábito nocivo a la hora de encarar el futuro. Lo de ver todo negro no es una broma, sino algo muy real y para mucha gente acaba por convertirse en algo que les incapacita para llevar una vida normal.
La cuestión es que los hábitos son algo equivalente a programas mentales con los que operamos los humanos. Los circuitos neuronales que determinan nuestras respuestas funcionan normalmente de una forma acostumbrada, habitual, por repetición (la mayoría suelen radicar en mecanismos aprendidos) y suelen estar asociados a patrones emocionales. Ese par de características hacen que se suela reaccionar ante las circunstancias antes de analizarlas y razonar sobre ellas de forma pausada y fría. Si a eso le sumamos que en muchos casos no disponemos de toda la información necesaria para valorar y decidir de forma ideal, tenemos la receta para formarse una imagen de los hechos bastante alejada de la realidad.  
A pesar de todo, uno puede superar los hábitos creando otros que los desplacen. Lo que siempre han querido vender con libros de autoayuda, retiros espirituales, seminarios de motivación, cursos de pseudomisticismo y demás es, fundamentalmente, que los seres humanos podemos reprogramarnos a nosotros mismos a base de introducir modos de actuación (protocolos, podríamos decir) y actividades a nivel físico y mental para modificar nuestra conducta a nivel inmediato y sin tener que pasar por el proceso de razonamiento consciente. Podemos generar nuevos hábitos a nivel físico (bajar la basura, hacer ejercicio) o psicológico (mantener la calma, no ceder al pánico, liberar la tensión y aceptar la incertidumbre). Es cierto que estos últimos son más difíciles, exigen un estado de alerta más constante y chequearse a sí mismo evitando caer en el modo de actuar habitual pero se puede hacer.
Personalmente, admito que cuesta mucho cambiar la perspectiva y no dejarse llevar por la idea de que todo va a ir mal (llamadlo experiencia, llamadlo deformación profesional) pero, independientemente de que compense para el estado de ánimo, existe un factor elemental que lo favorece, que es que al final uno acaba exhausto y, sin embargo, ve que la vida sigue. Normalmente interiorizamos patrones muy narrativos acerca de lo que es la vida: nos dan desde pequeños una concepción temporal con un principio, un nudo y un desenlace o fin pero nos ocurren un montón de cosas a la vez, muchas historias mezcladas, que no tienen un final inmediato o claro, de forma que a veces arrastramos por el suelo durante años trozos de nuestra vida de los que nunca nos deshicimos por un motivo o por otro. Luego uno se muere, claro, pero ahí sólo nos terminamos nosotros y el resto del mundo sigue girando, por mucho que les fastidie a algunos.
Es importante comprender que nuestra vida es algo transitorio, cambiante, imperfecto, incompleto y aborreciblemente carente de sentido para poder afrontar los momentos en los que la realidad nos echa abajo los esquemas y nos quedamos jodidos en una esquina. Mucha gente no puede cambiar sus hábitos psicológicos en esos momentos (madres con abortos espontáneos que se obsesionan con sus hijos perdidos, personas que rompen con sus parejas y no saben salir adelante, personas que se marcan un objetivo vital que no logran alcanzar...) y sus vidas quedan estancadas en un punto inmutable y constante de frustración en el que el mundo se mueve y ellos no. Creo que eso es de lo más terrible que puede ocurrirle a una persona porque su programación toma control de ella y no puede salir de un bucle de conducta en el que pierde el control de su vida.
Uno de los principios en los que creo es en el de mejora constante. Es difícil y desafortunado, porque es también algo obsesivo por mi parte, pero creo que uno tiene que poner su esfuerzo en intentar mejorar como persona, en un sentido global. La búsqueda de la perfección es algo inútil ya sólo por lo inalcanzable de la meta, pero además porque normalmente no cumplir con los objetivos lleva a los castigos autoimpuestos y a victimizarse a uno mismo. En el fondo, lo reconozco, es un hábito mental derivado del miedo a la muerte o, por lo menos, a la decadencia física. Nuestra vida se vuelve, a partir de cierto momento, un descenso hacia los achaques, la decrepitud y, en definitiva, un estado en el que no podemos valernos por nosotros mismos o no podemos disfrutar de la vida. Viene a ser más o menos inevitable y mi forma de combatirlo es intentar alcanzar lo mejor de mí mismo. Hace mil años gente con ese mismo miedo se habría dedicado a hacer sacrificios al demonio o algo parecido. 
Es posible cambiar. Es posible mejorar. Tenemos las herramientas dentro de nuestra cabeza y con la suficiente disciplina y convencimiento uno puede llegar a dejar de lado aquellas cosas que no le gustan de sí mismo para sentirse a gusto, algo que en realidad es lo más importante de modificar nuestros hábitos. Después de todo, tenemos que vivir todo el tiempo con nosotros mismos, así que mala cosa si nos resultásemos insoportables. 

* Parecerá una tontería pero los Soprano me mostró patrones de conducta que podía observar en los demás y en mí mismo. Al ser una serie realista, con pocas concesiones a la teatralidad, muchas de las cosas que veía podía identificarlas a mi alrededor.