¡¡¡Costurillas de la blogosfera!!!
¡¡¡Yo os invocoooo!!!
Jajaja, se me ha disparado un poco el entusiasmo… y todo para hacer un llamamiento a todos los bloggers “creadores” que pululáis por esta, nuestra blogosfera.
Bueno, resulta que hablando el otro día con algunas compañeras de periplos costuriles, salió el tema de esos proyectos que empezamos con mucha ilusión, con mucha imaginación y ganas… pero que por “h” o por “b” resulta que acaban en una masa informe de hilos, pegamento, tela, cartón, papel y/o plástico, muchas veces sin terminar. Yo los llamo “engendros”.
Gloria, de
El Arca de Glops, hace su pequeña recopilación de “
pifias” en algunos posts, y la verdad es que una respira aliviada después de ver que, tras ese pedazo de bolso/camiseta/vestido/accesorio que se ha marcado, nos podemos consolar leyendo sus pequeños traspiés creativos.
Tendemos a pensar que los otros bloggers que leemos, son una especie de semidioses de la creatividad, que nunca se equivocan, nunca procrastinan, siempre terminan sus proyectos y encima les sale todo bien… ¡encima!
Pero resulta que no, que casi todos tenemos nuestros “cadáveres” en el armario de la costura (o en la caja, o en el
Antonius o en la estantería). Así que pensé que sería buena idea dedicar un día a esos “engendros” para ver si nos animamos a a) terminarlos b) destruirlos c) enseñarlos de una vez para sacarlos de su ostracismo.
El día 26 de marzo postearé sobre algún engendro que tenga por ahí o algún engendro pasado… no garantizo fotos, porque ya se sabe que hay vergüenzas que es mejor no fotografiar, como cuando vas a una boda y te sale un grano tremendo… te pasas la celebración en plan “famoso-fotos-no”…
Os animo a uniros en esta especie de catarsis creativa para mostrar a todo el que nos quiera leer que no somos máquinas de crear monadas, que también tenemos ideas de bombero, también nos puede el ansia viva al cortar la tela y también nos aburrimos a veces, dejando cosas a medias.
Después de este día, espero que muchas podamos decir, después de rescatar algún engendro de las profundidades, aquello de “¡está vivo, viiiivoooo!”