*
Como un mar te adentras, como un mar.
Sucumbir a la emboscada del costado,
donde engarzo abalorios de besos y semillas.
Hay, lo sé, una trémula siega en los mapas del vientre,
y unos celos de piedra o de dulzura
en el silencio de los ojos.
Saberte,
bajo el tibio párpado,
ensueño de hechizo que ciñe el lecho,
y amarte
selva idílica de aromados pétalos.
Como un mar te adentras, como un mar
que linda los umbilicales verbos
que se agotan y reviven como ascua que dormía.
Descubrirte,
en el delirio de la lluvia,
en el escampar de las lenguas
o el quemazón del no aire entre los cuerpos.
Se balancea el amanecer lento,
todo tú, todo mar,
mientras busco la palabra exacta de esta luz callada.
En el lugar de tus ojos se ensanchan los atajos,
aletean las tercas manos de marea,
y un resplandor de pestañas planea amotinarse
al sigilo vertiginoso de las caderas.
Como un mar,
que hace mohines en la celosía de tu cuello
y se rinde a la brisa de tus labios,
toda yo, mar adentro.
*
Mis mejores deseos para todos y todas en estas Fiestas Navideñas. Cariños y abrazos.
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miércoles, 11 de diciembre de 2013
miércoles, 23 de octubre de 2013
La tarde que te amé
*
Te llamé agua y viniste lloviendo,
y escribimos nuestros nombres en el tiempo.
Se llueve la tarde, te dije,
y nos amamos en silencio,
como se ama el fuego cotidiano,
tú y yo prendiendo llamas
hasta que nos cubrió la noche
para cruzarnos como un río
y hacer navegables las pisadas.
Te ll-amé agua en la tarde
y las bocas se bebieron los vahos
ignorantes de toda desnudez,
gota y temblor en los tejados,
aguacero en el delta de los muslos.
Nos han calado arrugas en las sienes
temporales de azul y chaparrones,
así llueve la vida cuando se ama,
las cosas pequeñas, lo que duele,
y querer no morirse, no del todo,
o morir así, entre tus brazos.
Te llamé agua aquella tarde,
y hoy te digo ven, lluéveme,
aquieta este diluvio de pasiones.
*
Te llamé agua y viniste lloviendo,
y escribimos nuestros nombres en el tiempo.
Se llueve la tarde, te dije,
y nos amamos en silencio,
como se ama el fuego cotidiano,
tú y yo prendiendo llamas
hasta que nos cubrió la noche
para cruzarnos como un río
y hacer navegables las pisadas.
Te ll-amé agua en la tarde
y las bocas se bebieron los vahos
ignorantes de toda desnudez,
gota y temblor en los tejados,
aguacero en el delta de los muslos.
Nos han calado arrugas en las sienes
temporales de azul y chaparrones,
así llueve la vida cuando se ama,
las cosas pequeñas, lo que duele,
y querer no morirse, no del todo,
o morir así, entre tus brazos.
Te llamé agua aquella tarde,
y hoy te digo ven, lluéveme,
aquieta este diluvio de pasiones.
*
martes, 19 de febrero de 2013
Vengo de pronunciar tu nombre junto al fuego
Apañé les pallabres pela nueche,
inda la piel duelme.
Güei xuxurié amor, posóseme la lluz
y enlleneme
inda la piel duelme.
Güei xuxurié amor, posóseme la lluz
y enlleneme
…
A ti, claro, a quién si no.
Vengo de pronunciar tu nombre junto al fuego,
trae la tarde un temblor pequeño:
-Tu pelo alborotado, secretos del sarmiento-
Anida remilgos este frío invierno,
y es que hay tardes de a sorbos y cortinas echadas,
tardes de té y barbecho que imploran ríos de agua.
Vengo de pronunciar tu nombre junto al fuego,
(un azogue tozudo caldea desvalido,
sien y daga y brizna al bies)
Miro el hogar, ciega quimera,
y me pregunto, mientras nieva:
¿Quién le ha puesto alas a esta insolencia
de trino celado con cálamo de malvasías?
Las pavesas contestan, ruidosas se amotinan,
las sombras gesticulan al compás del incienso
y siento que disiento con el tiempo
pedrusco desnudo bogando miedos.
Despunta de nuevo la anochecida,
y yo, crepito, tris tris tristán no estás.
Pronunciando tu nombre junto al fuego
abro tu mejor botella de vino
y me la bebo.
*
martes, 15 de enero de 2013
Desándame
Desándame.
Si pudiera elegir sería madera para el invierno
y nunca cerraría las ventanas de la casa,
sé que me contradigo, soy yo, eso no cambia,
pero puestos a ser, a existirte, amor mío,
deja que un hallazgo indeciso nos anuncie el día,
que tus besos vencidos me desanden.
O acaso, sólo toma mi mano, esa que te ama
y me devuelve inédita la sacudida del gesto que me abruma,
como si fuera, tal vez, un golpe de mar
o una despedida.
*
martes, 3 de enero de 2012
Inaccesible mar
Ver pasar la Belleza
y no poder tocarla.
La nieve ha silenciado los rosales.
Ya no descorre los visillos
pero aún le declama versos
con la tormenta de sus labios
-intacta, sensible, callada-
toda la quietud en sus brazos
lánguidos de vívido fuego
sangrante de sentir la vida
celando el rojo ardiente de su hogar.
¡Oh, toda mar! Inaccesible
mar que salpica sin saciar la sed
y riega por momentos la esperanza.
*
lunes, 22 de agosto de 2011
Semillero de Amor
In memoriam
Era aquel olor a tierra mojada
de la lluvia de enero,
mi padre en el huerto y la tarde huyendo.
Mi madre va a su encuentro,
le dice que es la hora de la cena,
en sus manos un manojo de menta
para la sopa de los garbanzos del mediodía.
En la cocina de carbón la leche hierve
-guarda la nata para hacer bizcochos-
Él recoge del gallinero unos cuantos huevos.
Ella cierra las contraventanas de la casa.
Eran el Amor
y están cuando respiro.
Cuánto calor prendido en los inviernos.
Qué semillero azul brotan mis versos.
*
Mis padres renovando sus votos en sus Bodas de Oro.
Con todo mi amor, siempre.
viernes, 13 de mayo de 2011
Orbaya
Que nun me xulguen los tos güeyos,
güei podría morrer de tanta guapura.
Allongo la mirada
llabro la to cara colos mios deos
siento'l quexíu de la tierra,
el verdor de los praos,
y tu, equí, orbayando amor.
Siento que me pertenece este orbayo
que hace que los ojos se alarguen
para estremecer mi alma con semillas de dádivas.
Orbaya, sí, mis manos alzo al infinito,
como si pudiera labrar en el aire tu rostro con mis dedos,
o entender la belleza de las flores que cimbrean.
Recreo los oídos con las aves que migran buscando amparo,
y siento que el quejido de la tierra se atenúa
cuando un viento solo apresura la siembra distraída.
Orbaya, quedamente, orbayas.
domingo, 24 de abril de 2011
Dejad que llueva
Dejad que llueva
temporal lento
finísima lluvia
luz pura en su pelo.
La tarde se moja de sus yemas
-sien desnuda derramando brezos-
donde mis ojos se curvan
y reclinan en la isla de su espalda.
Dejad que llueva
que deshoje la cosecha baldía
con su embestida de nube.
Dejad que llueva
para dar voz a los paisajes
y desear que su agua alcance mis aristas.
*
jueves, 3 de marzo de 2011
Ser de agua
Ser agua,
quisiera ser de agua,
en su profundidad sentir el vértigo de los límites.
El agua
no es lo que veis, pues nunca es la misma.
Por eso, antes me abrazaba a la inexistencia,
ahora, me siento en sus aledaños,
en su reflejo
inundo de esperanza mis pulmones.
*
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