Rusia construye una nueva flota para la estratégica región. Fuente: Alekséi Danichev / Ria Novosti
La propia naturaleza ha creado las condiciones
para evitar que EE UU despliegue su flota en los mares del norte. Dispersa
por numerosas islas en las que ahora renacen antiguas bases militares
soviéticas, la naturaleza ha cubierto el mar de hielo, lo que dificulta la
aparición de grandes fuerzas enemigas por estas latitudes, reducen su campo de
acción y ocultan con éxito a los submarinos rusos de los medios de vigilancia aeroespacial.
Por otra parte, estas ventajas también
resultan desfavorables para la flota rusa.
Sobre todo en lo referente al
abastecimiento y al transporte de tecnología y cargamentos que, en su mayoría,
se realizan por vía marítima. Para solucionar este problema, la marina rusa ha
pedido crear un nuevo tipo de rompehielos de propulsión diésel-eléctrica. La
primera embarcación de la serie entró en servicio esta semana y fue bautizada
con el nombre de un héroe popular ruso que dedicó su vida proteger al pueblo de
los invasores y los ladrones: Ilyá Muromets.
En Rusia es tradición que los rompehielos
hereden su nombre de otro barco. En este caso, el ‘padrino’ de la nueva
embarcación es el rompehielos del proyecto 97K, construido también en el
Astillero del Almirantazgo en 1965 e incluido en la Flota del Pacífico hasta
1993.
En su día, este heredó su nombre de un buque construido en Inglaterra en
1916 para Rusia, el cual sufrió un amargo destino. Tras el estallido de la
guerra civil rusa, las tropas de la Triple Entente efectuaron una intervención
en el norte de Rusia y, entre otras cosas, robaron el buque, que completó su
servicio como minador de la Marina Francesa con el nombre de Pollux.
El actual Ilyá Muromets se construye con la
intención de impedir la injerencia de estados hostiles en las aguas
territoriales de Rusia. Será el primer buque de su clase que se construye para
la flota rusa en 40 años, y sus fabricantes han tratado de incluir en él las
últimas innovaciones tecnológicas.
“Este barco se ha diseñado con las
características de un rompehielos propio del futuro en términos de
navegabilidad, capacidad de maniobra y versatilidad, además de incluir un
principio de funcionamiento eléctrico completamente novedoso”, anunció en la
ceremonia de botadura del barco el comandante en jefe de la Armada Rusa, el
almirante Víktor Chirkov.
El nuevo buque tiene una longitud de 85
metros, una anchura de casi 20 metros, 6.000 toneladas de desplazamiento y una
autonomía de navegación de 60 días. En total se construirán cuatro buques en el
marco de este proyecto. Una peculiaridad del Ilyá Muromets es su propulsor
acimutal de tipo Atipad. Se sujeta fuera del casco con ayuda de un mecanismo
articulado y se puede girar 360 grados alrededor de un eje vertical, lo que
permite una mayor maniobrabilidad. Estas posibilidades resultan especialmente
útiles en buques que efectúen maniobras de remolque.
La Ruta Marítima del Norte en el punto
de mira
En 2017, se izará la bandera de San Andrés en
el nuevo rompehielos, que empezará a acompañar a los buques de abastecimiento.
Su casco está preparado para atravesar hielos de 1 metro de grosor, lo que
permite trabajar a lo largo de toda la Ruta Marítima del Norte y garantizar la navegación desde la región de Múrmansk a la de
Petropavlovsk-Kamchatski, es decir, del este al oeste del país. Su autonomía de
navegación supera significativamente esta distancia.
La Ruta Marítima del Norte permite trasladar
cargas desde el norte europeo de Rusia a su extremo oriental entre 7 y 22 días
más rápido que a través del canal de Suez. Es más, en este caso, los barcos
rusos navegarán por aguas territoriales propias, lo que le permite actuar sin
depender de los permisos de otros estados y, en caso de guerra, reduce los
riesgos logísticos.
Rusia cuenta con la mayor flota de
rompehielos, conformada por seis rompehielos nucleares, 20 de propulsión
diésel-eléctrica y un total de 40 unidades de buques de la clase hielo.