martes, 31 de agosto de 2010

Edurne Pasabán

¡Por fin! El rumor se ha confirmado y España vuelve a estar en el candelero. Ya podemos felicitar a Edurne como la primera mujer en haber ascendido los “catorce ochomiles”.

1. Everest (8.848m)

2. K2 (8.611m)

3. Kangchenjunga (8.586m)

4. Lhotse (8.516m)

5. Makalu (8.463m)

6. Cho-Oyu (8.201m)

7. Dhaulagiri (8.167m)

8. Manaslu (8.156m)

9. Nanga Parbat (8.125m)

10. Annapurna (8.091)

11. Gasherbrum I (8.068m)

12. Broad Peak (8.047m)

13. Gasherbrum II (8.035m)

14. Shisha Pangma (8.027m)

La norteamericana Elizabeth Hawley, que es la cronista más reconocida de las escaladas en la cordillera del Himalaya se ha pronunciado a favor de la española después de estudiar detenidamente las insuficientes pruebas presentadas por Oh Eun-Sun.

Para los que no estéis familiarizados con la historia, a comienzos de este año había cuatro candidatas a convertirse en la primera mujer en conquistar las catorce cumbres más altas del planeta. Muy pronto, esa lucha quedó circunscrita a dos, la coreana Oh Eun-Sun, que había ascendido trece y la española que tenía doce cimas en su poder.

En el mes de abril, Edurne igualó el registro ascendiendo el Annapurna, pero por desgracia, Oh Eun-Sun consiguió alcanzar esa misma cima, la última que le quedaba, tres semanas antes que Edurne hiciera lo propio con el Shisha Pangma.

¿Lo consiguió? Ahí está la cuestión, porque no estaba nada claro que la asiática hubiese completado la subida al Kangchenjunga en mayo de 2009. De las fotos presentadas como prueba, de la entrevista que le hizo Elizabeth Hawley al descender y de las declaraciones de los sherpas que la acompañaban, se desprende que la coreana mintió, y que en realidad se había quedado a unos trescientos metros de la cima.

La propia federación de alpinismo de Corea del Sur ya había planteado sus dudas hace unos meses. También parece que esta última no es la única escalada controvertida, ya que también hay dudas de que alcanzara el Everest en 2004.






El caso es que Edurne Pasabán es ya oficialmente la primera mujer en conseguirlo. ¡Enhorabuena!

miércoles, 25 de agosto de 2010

Quino

Más de dos millones de páginas en Internet avalan a este genio, nacido en Mendoza en 1932. Hijo de emigrantes andaluces, debería ser Patrimonio de la Humanidad; al menos sus dibujos.

La Red está plagada de referencias a Mafalda, pero he visto pocos homenajes a su creador. No quería dejar pasar la ocasión de darle las gracias por esas horas de diversión que me ha regalado a lo largo de muchos años.

Lumen recoge en un libro todas las tiras publicadas de Mafalda y sus amigos. Es un libro que se puede abrir por cualquier página; leerlo hacia delante o hacia atrás. Pero por encima de todo, hay que releerlo, porque su humor nunca pasa de moda.



El Corazón del Escorpión cumple hoy tres años y no se me ocurre mejor forma de celebrarlo. Muchas gracias a todos los que enriquecéis mi vida con vuestras visitas y comentarios.

jueves, 19 de agosto de 2010

Ni premios ni castigos

En la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias.

Esta frase es de Robert Green Ingersoll, un veterano de la Guerra Civil Estadounidense que vivió entre 1833 y 1899. La leí en uno de esos pps que circulan por la Red y me pareció de lo más actual, quizás porque ando inmerso en un libro que habla de la toma de decisiones en un mundo tan aleatorio como el de las finanzas.

Sin menospreciar la influencia de la suerte que nos toca, que a veces es mucha, creo que en general somos demasiado blandos a la hora de juzgarnos a nosotros mismos, y que echamos la culpa al empedrado cuando en realidad deberíamos hacer una autocrítica más severa: gran parte de lo que nos sucede es la consecuencia de algo que hicimos, o, con más frecuencia, de algo que dejamos de hacer.

jueves, 5 de agosto de 2010

Howard Carter

Descubrí el otro día este librito en casa de unos amigos y quedó inmediatamente requisado para su lectura. Escrito por el propio arqueólogo, nos introduce de manera magistral en el descubrimiento de la tumba de Tutankhamon, y su posterior investigación.


De la misma forma que Carter hubo de reprimir en varias ocasiones su impulso por derribar paredes y descubrir lo que había detrás de ellas, este libro merece una lectura sosegada. Se trata de un relato concienzudo, pero ameno.

No debió ser fácil para él, esperar primero el retorno de su colega, y mantener luego, día tras día, el ritmo lento de cualquier excavación que se precie. Porque la arqueología es por definición un proceso destructivo, y conviene ir documentando paso a paso cada nuevo descubrimiento.

Describe con humor la multitud de visitantes curiosos, a la caza de una foto de recuerdo, a los corresponsales enviados desde todos los rincones del mundo, sin dejar de lado la ingente cantidad de amigos, familiares y aprovechados que inventaban las excusas más peregrinas con tal de ver la tumba.

Nadie que sea ajeno a ese mundo podrá imaginar la ilusión que se siente al abrir un pequeño agujero, introducir una linterna y descubrir todo ese montón de objetos ocultos tras un muro.

La cultura egipcia tiene algo especial que atrae a muchos, y pienso que todos ellos podrían disfrutar con este libro como lo he hecho yo. No obstante, aviso que no se trata de una novela, sino de un libro algo técnico.

Da la casualidad de que se expone ahora en Madrid una réplica de la tumbatal y como fue descubierta. Supongo que es interesante, pero los precios me parecen demasiado elevados y no dispongo de demasiado tiempo. No creo que vaya.